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Duelo y tanatología: Cómo aceptar la pérdida

La pandemia por el coronavirus ha recordado la vulnerabilidad del ser humano y una verdad que para muchos puede ser incómoda: que, inevitablemente, todos vamos a morir. Este contacto con nuestra finitud lo han experimentado de manera íntima y directa más de 90 mil familias mexicanas, las cuales han perdido a un ser querido por la COVID-19.

Anahí Polo, coordinadora del programa de Tanatología en Grupo Gayosso, refiere que para el ser humano, a nivel mental, resulta complicado entender la muerte porque conlleva muchísimas preguntas a las que no se hallan respuesta. A esto se suma la angustia de imaginar no volver a ver o escuchar la voz de un ser querido.

“Este temor constante se vuelve mucho más latente con la pandemia y nos genera angustia y ansiedad, y se vuelve más complejo por la forma en que afrontamos estas circunstancias”, detalla la especialista.

Por lo tanto, ¿cómo aceptar la pérdida de alguien que significó una parte importante en nuestra vida?, ¿cómo atravesar el duelo?

Aurelio Coronado Mares, integrante del Colegio de Psicólogos de Aguascalientes, define al duelo como el procedimiento a través del cual los individuos que están inmersos en una cultura procesan pérdidas, como la de un ser querido, la amputación de un brazo, la pérdida de la juventud, de la visión, de un trabajo, etcétera.

Anahí Polo complementa indicando que el duelo, como tal, es una reacción natural y automática de nuestro cuerpo ante el dolor y la pérdida significativa, el cual requiere de una fase de adaptación: “En este proceso lo que hacemos es acomodar el dolor al día a día, para que nos permita continuar en la vida”, apostilla.

Alrededor del duelo se han identificado cinco fases que el individuo atraviesa hasta completar el proceso: negación, ira, negociación, tristeza profunda y aceptación.

No obstante, Coronado Mares señala que estas etapas provinieron de ideas generadas alrededor de los años cincuenta en revistas de interés público, pero la Psicología en las últimas décadas apunta a que hay muchas diferencias en los duelos entre cada persona y que cada cultura tiene diferentes formas de procesar la pérdida.

“Se ha hablado de ciclos, pero es una idea superada; el tiempo y las fases pueden depender de cada individuo. Pero lo que sí se ha visto es que hablar sobre los sentimientos, sobre las pérdidas, sobre lo inevitable de la muerte, siempre ayuda. Hablarlo siempre será benéfico”, subraya.

La importancia de conectar y manifestar el dolor

Misma postura comparte Anahí Polo, quien enfatiza que no puede establecerse un periodo de tiempo para transitar el duelo en tanto que es un proceso muy individual que estará condicionado por el tipo de pérdida y las circunstancias que la rodearon; pero sí considera pertinente reconocer y exteriorizar nuestros sentimientos.

“Debemos permitirnos conectar con lo que estamos sintiendo: Ya sea tristeza, enojo, miedo, frustración, culpa… pero identificar cómo me siento y permitirme sentirlo, porque de lo contrario voy a reprimirlos y eso enferma más. La sociedad dice ‘si lloras, te enfermas’, ‘si estás triste te hace daño’, pero es falso, es algo natural sentirse triste. La represión de nuestros sentimientos sí causa un malestar y puede derivar en otras complicaciones”, puntualiza.

La especialista de Gayosso señala que al pasar por un periodo de duelo es importante mantener un autocuidado, desde la alimentación y la hidratación del cuerpo, el descanso, hacer ejercicios de relajación antes de dormir para disminuir los niveles de estrés y ansiedad que pudieran estar presentes, entre otras cosas.

También expresa que es importante prestar atención a los pensamientos que van surgiendo, identificar si son útiles o por el contrario están saboteando el proceso de duelo, donde la persona se dice a sí misma que no será capaz de lidiar con la pérdida.

Por una sociedad más empática

Anahí también considera fundamental generar redes de apoyo con familiares y amigos, con las que el individuo pueda comunicar su sentir. En relación con ello, aboga por un sentido de empatía por parte del otro para escuchar al que sufre.

“A veces tenemos a alguien cercano que está atravesando esta situación y no nos gusta escucharlo. Lo callamos. No tenemos esa flexibilidad para escuchar el dolor del otro, no somos empáticos, y eso es fundamental porque una persona en duelo necesita estar hablando de eso, porque probablemente le ayudará a nivel psicológico a ir entendiendo y digiriendo la realidad que está viviendo”, profundiza.

Incluso el lenguaje que utilizamos al dialogar con los deudos del fallecido tiene un impacto psicológico, con el verbo “superar la muerte de” es un ejemplo muy claro.

“Ese término lo usamos para todo: ‘supera tu ex’, ‘supera las cosas’. Vivimos en una sociedad del automejoramiento, de ser mejores personas cada día, una sociedad de lo positivo. Pero en un entorno tan difícil, con tanta desigualdad, es disonante. La tristeza y el dolor tienen sus funciones y son muy humanas. Debemos dirigirnos a una cultura que tenga más espacio para este tipo de expresiones emocionales”, defiende Aurelio Coronado.

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