Al cierre del 2020 se reportaron a nivel nacional mil 452 panteones en operación, con un número de 6.4 millones de tumbas, por parte de las administraciones públicas municipales de las zonas metropolitanas del país. De estos, se encuentran:
- 22 en Aguascalientes, con 34 mil 468 tumbas.
- 23 en Guanajuato, con 7 mil 467 tumbas.
- 23 en Querétaro con 70 mil 948 tumbas.
- 8 en San Luis Potosí, pero con 371 mil 293 tumbas.
- 67 en Guadalajara, con 133 mil 120 tumbas.
Durante el 2020, se esperaban en el país 749 mil 500 defunciones; en cambio, se registraron un millón 86 mil 743 decesos (338 mil 959 más muertes que en el 2019). En estados como Aguascalientes prácticamente se duplicaron los fallecimientos en sólo diez años.
Durante el primer trimestre del 2021, se registraron a nivel nacional 368 mil 906 defunciones; 191 mil más decesos que en el primer trimestre del 2015 (hace apenas seis años).
En Aguascalientes la primera lectura trimestral de este año fue fatal: tres mil 282 defunciones frente a mil 609 en el primer trimestre del 2015. En un trimestre, murieron este año tantas personas como para ocupar el 10% de los espacios en los panteones metropolitanos.
Causas de muerte en el 2020
En México, durante el 2020 la principal causa de muerte fue por enfermedades del corazón con 20.1%. Le siguió el COVID-19 con 18.4% del total de los decesos registrados.
En Aguascalientes, la primera causa de muerte durante el año pasado fue la COVID, con 24.6%; es decir, una de cada cuatro muertes acontecidas durante el 2020 (por sexo, fueron seis hombres por cada cuatro mujeres).
Tenemos contrastes, porque en México, partiendo de la primera semana epidemiológica del 2020 hasta la semana doce del 2021, el exceso de mortalidad ascendió al 52.9%.
En Aguascalientes, durante el mismo lapso, el exceso fue notablemente menor (del 41.4%) al igual que entre los estados de la Región.
Indicadores apropiados para medir la defunción
El estudio de la mortalidad se fundamenta en la observación de las defunciones que ocurren en una población durante un tiempo determinado, así como en su evolución como determinante esencial del proceso de cambio demográfico.
Los indicadores de mortalidad más comúnmente utilizados son las tasas de mortalidad. Estas determinan la proporción de personas que fallecen respecto a la totalidad de una población.
El inconveniente de las tasas consiste en que dan el mismo peso a todas las muertes, sin importar la edad en que ocurren las defunciones.
Por esta razón, es esencial fomentar el uso de “Años de Vida Potencialmente Perdidos” (AVPP). Este indicador refleja las pérdidas que sufre la sociedad como consecuencia de la muerte de personas que debieron haber vivido más años (según su expectativa de vida).
El COVID-19, como otras causas de mortalidad prevenibles (como las muertes materno infantil, por accidente, los suicidios, homicidios o fallecimientos prematuros por enfermedades crónico degenerativas) propician la acumulación de AVPP que causa el estancamiento en la esperanza de vida de la población.