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Don Humberto Martínez de León: una tenacidad quijotesca

Una de sus primeras acciones como rector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes de don Humberto Martínez de Léon fue establecer un crédito educativo que permitiera a las y los jóvenes de Aguascalientes estudiar una carrera profesional. 

La educación superior no debe por ningún motivo ser privativa de una élite integrada por quienes tienen recursos económicos suficientes, y que el factor limitante para ingresar a nuestras escuelas no debe ser por ningún motivo el poder económico, sino la capacidad de aprender y el deseo de estudiar”, mencionó en un discurso. 

Bajo este modelo, la institución financiaría la educación del alumno, de tal manera que cuando este se convirtiese en profesional y tuviera capacidad de generar riqueza, le devolvería el dinero al instituto. Don Humberto creía que con este esquema la mentalidad del estudiante se transformaría al saberse forjador de su propio mérito.

No pasó ni un año de su rectoría cuando el IACyT fundó la Escuela de Medicina, proyecto que don Humberto delegó al doctor Alfonso Pérez Romo. Sin embargo, la culminación de esta iniciativa no estuvo exenta de obstáculos. En la presentación del plan, Martínez de León reveló la intención de transformar el instituto en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. 

Relata en sus memorias que la postura del Gobierno del Estado cambió a partir de ese momento: un respaldo total se transformó en oposición, al punto que suspendieron el pago del subsidio al instituto, unos siete mil pesos mensuales —cifra “aún modesta” pero destinada a pagar sueldo del personal—. 

Sostener el proyecto de la UAA

Martínez de León compró un reloj Piaget en la Ciudad de México y lo rifó para hacerse de recursos, pero previó que la situación podría continuar. De la mano del doctor Pérez Romo, el licenciado Efrén González Cuéllar, el licenciado Saúl Gallegos, el contador Pablo Giacinti, entre otras personas ilustres, organizaron un maratón radiofónico para convocar a la sociedad hidrocálida a apoyar el proyecto.

Don Pedro Rivas colaboró gustosamente y puso a su disposición los micrófonos de la XEYZ. La gente se aglomeró y donó dinero, muebles, instrumentos, todo para hacer realidad la Escuela de Medicina y la Universidad. 

Hubo una señora muy grande que pedía limosna tocando violín. Llegó conmigo y me lo regaló para que se hiciera la universidad, porque quería que sus nietos tuvieran la oportunidad de estudiar. ¡Qué acto de bondad! ¡El violín era de lo que vivía! Es como si alguien me regalara su empresa”, rememoró Don Humberto. 

El apoyo era unánime, pero necesitaba un empujón definitivo.

En mayo de 1974, Encarnación de Díaz sufrió una inundación. El presidente Luis Echeverría visitó la ciudad, pero atravesó antes por Aguascalientes. Don Humberto Martínez, profesores y estudiantes lo abordaron en el camino y le expusieron el proyecto. 

El presidente se comprometió a volver a Aguascalientes y así lo hizo el 11 de junio. Tras conocer detalladamente el programa, pronunció un discurso en el que se rescatan las palabras: 

Nuestro país requiere de la Universidad y la Universidad de Aguascalientes es una universidad revolucionaria y de vanguardia[…] Hay en la Universidad de Aguascalientes una fresca inquietud creadora; en el señor rector, en los maestros y en los estudiantes hay una vibrante pasión que quiere subrayar su sentido de responsabilidad, su actitud militante de servicio, su búsqueda para prepararse y ser útil. Esto es hacer patria”. 

Don Humberto expuso las necesidades de inversión más apremiantes: aumento a los subsidios, construcción del edificio de la biblioteca, edificios para aulas y laboratorios, campos deportivos, intervención del Hospital Hidalgo para adecuarlo a la enseñanza médica, 100 hectáreas para campos agrícolas, vehículos y más.

Todo lo anterior tenía un valor de 50 millones de pesos, más el aumento a los subsidios por dos millones de pesos anuales. El presidente Echeverría accedió. 

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