La pesadilla del coronavirus COVID-19 ha alcanzado al reputado técnico catalán Josep Guardiola i Sala. El día de ayer, el Manchester City comunicó el lamentable fallecimiento de su madre Dolors Sala Carrió a los 82 años de edad, víctima del patógeno SARS-CoV-2.
España es la nación más afectada de Europa y la segunda en todo el mundo, con más de 140 mil casos confirmados y casi 14 mil muertos por la enfermedad.
Semanas atrás, en plena eclosión del coronavirus en el país ibérico, Guardiola donó un millón de euros a la Fundació Ángel Soler Daniel destinados a la adquisición de material sanitario para combatir la pandemia.
Su madre Dolors trabajaba en una fábrica textil. Se casó con Valentí Guardiola, a quien conoció en el colegio. Con él tuvo cuatro hijos: Francesca, Olga, Pere y Pep, a quienes les inculcaron los valores del ahorro y el trabajo. De Josep sabía que sería futbolista, pues durante el embarazo se la pasó pateando el vientre, recordó en una entrevista para El País.
Sin embargo, la crisis que azotó al sector textil en los 70’s hizo que Dolors se quedara en su casa al resguardo de sus hijos, mientras su esposo Valentí se dedicaba a la albañilería.
En un seno familiar muy unido creció Pep Guardiola. Su madre siempre se mantuvo al pendiente de él cuando este apenas era un niño obsesionado con el balón.
«No había comida familiar que no empezara con un maternal: ¡Deja el balón cinco munutos y ven aquí!«, recuerda con cariño Guardiola en el libro autobiográfico «Otra manera de ganar», escrito por el periodista Guillem Balagué.
Cuando el Barcelona quiso reclutar a su hijo, Dolors se mostró reticente ante el cambio drástico que supondría para un infante de la provincia de Sampedor vivir solo y alejado de su familia en Barcelona. Sin embargo, el joven talento terminaría yéndose a La Masía (fuerzas básicas del club catalán) para formarse como jugador dos años más tarde.
Pep recuerda cómo al mudarse a la cantera del club catalán, llamaba cada mañana a su madre emocionado: «Mira, mamá, cada día cuando me despierte y abra la ventana, lo primero que veré será el Camp Nou«.
Dolors tenía claro el potencial que albergaba su hijo como técnico. En una entrevista dada en 2009, en la antesala del sextete histórico que catapultó al Barcelona dirigido por Pep Guardiola como el considerado por muchos “Mejor Equipo de la Historia”, reveló cómo desde desde jugador ya proyectaba en el campo de juego un don de mando para dominar los partidos.
«Cuando era futbolista ya veía el juego como tenía que ir, ya mandaba«, dijo. Sin embargo, nerviosa ella, generalmente no podía ver los juegos de su hijo. Una de las pocas excepciones se dio en el juego de vuelta en las semifinales contra el Chelsea de la Uefa Champions League en el 2009.
El Barcelona perdía 1-0 en Stanford Bridge y el reloj de juego se agotaba. Sin embargo, Dolors mantenía una calma impertérrita, como si supiese que en el minuto 93’ Andrés Iniesta marcaría un golazo para clasificar a los catalanes a la final de la justa europea:
“Yo estaba tranquilísima, no estaba lo más mínimo nerviosa. Incluso cuando alargaron cuatro minutos le dije a uno: ahora marcaremos. Dicho y hecho. Yo lo tenía claro”, recordó la propia progenitora.
Su hijo se convirtió en el técnico más ganador en la historia del Barcelona y es considerado por muchos el mejor director en la historia del balompié. Pep siguió labrando su destino en Bavaria, Alemania, con el Bayern Munich; posteriormente se fue a Manchester, para dirigir a los citizens.
Sin embargo, la humildad siguió permaneciendo en Valentí y Dolors: cada vez que iban de vacaciones a Galicia, quienes sabían que venían de Sampedor les preguntaban si conocían a Pep Guardiola. El matrimonio nunca quiso decir que eran sus padres.
En los últimos años, la salud de Dolors se deterioró. Sufrió dolencias que limitaban su movilidad. El lunes 6 de marzo falleció en la ciudad de Manresa, en Barcelona, a los 82 años de edad a causa del coronavirus COVID-19. La comunidad autónoma de Cataluña registra 28 mil 323 casos y 2 mil 908 fallecidos por la enfermedad.
El periodista y escritor Ramón Besa recuerda a Dolors Sala así:
“Era seguramente la persona más anónima de la familia Guardiola y también la más dulce y generosa, alejada del foco mediático y por contra cercana a la gente de pueblo, conocida y querida en Santpedor (…) No hay duda, sin embargo, del ascendente de la madre sobre el hijo: el buen corazón de Pep, esta manera de ser altruista, así como su sonrisa, son herencia de Dolors. Muy digna y afectuosa, hablaba de los hijos como madre, se preocupaba más por cómo estaban que por lo que hacían.”