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Diego Montoya: sonidos iluminados y danzas circulares

Diego Montoya lleva consigo la luz de Roldanillo, Colombia, y la nostalgia del trópico, los colores del sonido y la música universal. Como artista valora la disciplina, transita entre experiencias y se alimenta de su entorno; desde el concepto hasta las líneas, desde los trazos hasta la pintura ha demostrado un estilo propio. Su camino en el arte inició durante la infancia, donde nunca traicionó el apego por los lápices Mirado No. 2 mientras se empequeñecían entre sus manos. 

Durante su educación, en la escuela Primitivo Crespo, tuvo dos maestros que marcaron sus intereses de por vida, aprendió a dibujar de la mano del maestro de matemáticas y a apreciar la música con la maestra de español. Desde temprana edad se hizo un adepto del arte, gracias a su cercanía con el Museo Rayo. Más tarde estudió Danza Folclórica, Música, Dibujo y Pintura, lo que construyó un proceso creativo muy singular:

“Mi intención en la música o la pintura es partir del sonido, de la música universal. He formado un estilo propio para mi sentir, mi forma de vivir. Fue un poco fácil porque para mí el sonido es circular, en las noches, al llegar a mi casa veía el sonido, así que era sencillo interpretar y plasmar la música que iba realizando. Ahí empieza a crearse el poema, consiguiendo las palabras necesarias y apropiadas para construir el estilo o lenguaje de un artista. Ahora vivo del arte, el Museo Felguérez me abrió las puertas aquí en México”

Líneas y retorno, recuerdos y movimiento

El artista menciona que en la mesa de trabajo emanan los sonidos que tararean en su interior; toman forma de líneas curvas que deambulan por el papel. Después llegan los colores vivos con los que busca la luz de sus orígenes y las vibraciones del contraste. También emerge la nostalgia de sus recuerdos de Colombia, así como los resultados de su convivencia diaria.

 “Me alimento de la cultura de las regiones a donde voy. Aquí en Zacatecas me oxigena la arquitectura, la vida social, los conciertos, las presentaciones de libros… de ahí parto para recordar mis orígenes. He tenido muchas influencias, muchos maestros que han alimentado mi carrera hasta llegar a lo que vemos acá”.

La disciplina es una de sus características fuertes, pues le permite recoger inspiración de todos los espacios que visita y las interacciones que tiene. El compromiso hacia sus creaciones le permite llevar consigo una libreta a todas partes, en la que realiza diseños y notas técnicas. Después eleva la complejidad y busca los colores adecuados para resucitar los momentos:

 “Las obras parten de ideas, diseños circulares a lápiz, donde interpreto mi cotidianidad. Primero hago muchos bocetos, después selecciono los que más me gustan y armonizo las líneas. Cuando tengo todo definido estudio el color y finalmente llegamos a la reproducción, donde queda la obra terminada”, explicó.

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