El filósofo alemán Immanuel Kant afirmó que “un libro es un objeto material, un opus mechanicum (obra mecánica), resultado del trabajo de un taller tipográfico”, mientras que el especialista en la historia del libro, el francés Roger Chartier, complementa esa afirmación: “la materialidad del libro no es un mero soporte, sino una fuente de información histórica concreta”.
En ese sentido, este objeto cotidiano también ha sido inherente a los cambios bruscos, a las revoluciones, tanto bélicas como tecnológicas, que han repercutido en la escena cultural, industrial y, por supuesto, en la económica, sin embargo, el libro es uno de los sobrevivientes que más se ha adaptado a las crisis de la humanidad, mejor dicho: su carácter ha sido heróico.
Un ejemplo de ello –sólo por mencionar uno– es el invento que modificó a la industria editorial mundial del siglo XX: “el libro de bolsillo”. Éste, tal como lo conocemos ahora, fue creado en 1935 por la editorial inglesa Penguin Books, un objeto asequible para las masas por su bajo costo -menos que el de una cajetilla de cigarros- y practicidad para guardarlo, precisamente, en el bolsillo del pantalón o la camisa; mientras que en 1939 el mercado estadounidense lanzó el PocketBook, una copia del primero.
De esta manera, estos libros llegarían a las trincheras como un aliciente para los soldados de los países aliados de la Segunda Guerra Mundial. Y con respecto a España, la industria editorial mexicana -que vivía el auge de sus instituciones posrevolucionarias- proveería de libros a este país durante su Guerra Civil, afianzando aún más los lazos culturales, políticos y económicos que hasta ahora prevalecen.
Partiendo de lo anterior, la existencia de ese objeto que adorna las estanterías del mundo, traspasando así fronteras, se celebra este día 23 de abril, pero también el Derecho de autor que protege y defiende la “fuente de información histórica concreta” a la que se refiere Chartier.
Es así que en 1995 la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) proclamó a este día simbólico, partiendo de la coincidencia en la fecha de fallecimiento, 23 de abril de 1616, de los tres grandes escritores de la literatura universal: William Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra e Inca Garcilaso de la Vega.
Compartiendo el conocimiento: libre acceso a la información
Este homenaje a los autores y al libro, pero también a toda la cadena de producción y difusión, y enfatizando en que “el libro representa una de las invenciones más bellas para compartir ideas y encarna un instrumento eficaz para luchar contra la pobreza y construir una paz sostenible”, suma el “apoyo a la creatividad, la diversidad y la igualdad de acceso al conocimiento, promoción de la alfabetización, el aprendizaje móvil y el libre acceso a los contenidos científicos y los recursos educativos”.
Es por ello que en este día varias instituciones educativas se unen a ese objetivo y celebración. Una de ellas, la más cercana a nosotros, es la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), la cual pone a disposición 125 libros para descarga gratuita, una gran cantidad de títulos que se suman a su amplio catálogo, el cual ofrece una diversidad de contenidos especializados elaborados por investigadores y creativos de todas las áreas del conocimiento que se desarrollan en esta universidad.
Además, su Departamento Editorial, encargado de esta labor, está en sinergia con otros autores e instituciones de diferentes latitudes para producir coediciones, un esfuerzo que ha llevado a cabo su directora editorial, la maestra Martha Esparza, a través de la propia UAA, pero también a través de la Red Nacional Altexto, a la que también dirige.
En la actualidad, la más cercana a nuestra historia, una marcada por la pandemia del COVID-19, la red digital del libro (y de la revista también) que complementa a los procesos de producción del impreso, abre la posibilidad de estar más cerca a la lectura, al libre acceso al conocimiento y, por supuesto, a la celebración de este día, pero desde nuestra propia trinchera: nuestro hogar.
Fuentes de las imágenes. Flikcr, Universidad Autónoma de Aguascalientes, www.catedracosgaya.com.ar.