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Día del Migrante: La experiencia de 3 extranjeros en Aguascalientes

Hoy 18 de diciembre se conmemora el día del migrante, y según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la celebración en este año se centra en las historias de cohesión social que son tan variadas y únicas como cada uno de los 272 millones de migrantes que comienzan una nueva vida y construyen nuevas comunidades en cada rincón del mundo.

Es por ello que te compartimos las historias de 3 migrantes que llegaron a Aguascalientes y  le hicieron frente a la adversidad.

«El migrante es el hombre, mujer, niño que arriesga su vida por buscar un mundo mejor porque donde nacieron no tenían ni dónde comer. Ellos son los que levantan el pabellón de México, la gente que con su vida ha pagado muchas veces”

-Alejandro Muñoz Fernández

Augusto Ramponi

Armeno, Italia

Originario de la localidad de Armeno, cuna de grandes chefs y maîtres de hotel en el mundo, Augusto llegó a Aguascalientes en enero de 1992 con el sueño de formar una familia y tener un negocio propio donde pudiera difundir la comida Italiana: “quería ser un referente de la comida de mi país en México”, revela Ramponi.

Aunque fue difícil, ese mismo año fundó Augusto´s, su propio restaurante, y su sueño se hizo posible: “las condiciones que encontré siempre fueron favorables, inimaginables para un extranjero, en otras ciudades ni siquiera lo hubiera soñado”, refiere Ramponi.

Así que a pesar de lo complicado que fue dejar las comodidades de su país, el tiempo le dio la razón, pues a pesar de que en los 90´s dejó todo por nada afortunadamente fue una buena elección.

Al igual que él la ciudad ha crecido, y lo ha hecho de una manera increíble según revela el propio empresario: “yo tengo 27 años viviendo aquí y la verdad es un privilegio vivir en una ciudad como Aguascalientes, sobre todo por la calidez de la gente, el clima, todas las condiciones que hay para que un extranjero viva muy a gusto aquí”.

Camilo Mesa

Medellín, Colombia

Camilo arribó a México en 1998 para estudiar una Maestría en Arquitectura en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) pues quería fortalecer sus conocimientos en el ramo para después aplicarlos en su despacho en Colombia.

Sin embargo se enamoró de México, de Aguascalientes… de su cultura, gente, y desarrollo: ”un buen amigo me dijo en una llamada que ya no me regresara a mí tierra ya que Aguascalientes enamora”, comenta Mesa.

Y así fue, desde que llegó al estado lo bautizó como la Suiza de México pues en verdad la ciudad lo atrapó: “hoy me siento un 70% mexicano y un 30% colombiano, amo más a México que muchos mexicanos”, refiere Camilo.

De hecho, tanto es su sentir que en 2007 se nacionalizó mexicano y es que como revela, Aguascalientes le ha dado los elementos necesarios para dedicarse a su verdadera pasión: la educación.

Actualmente es rector de la Universidad Cuauhtémoc y entre otros logros ha sido analista educativo en Estados Unidos, Canadá, Colombia, Costa Rica, Perú, Dinamarca, Groenlandia, Israel y España.

También ha sido conferencista en Congresos Nacionales e Internacionales, así como ponente en variadas ocasiones sobre temas políticos, sociales, económicos y educativos.

Alejandro Muñoz Fernández

Sabadell, España

Alejandro Muñoz Fernández tenía tan solo 22 años cuando emprendió un viaje que le cambió su vida. A esa edad se convirtió en migrante. A esa edad pasó de soñar en España a hacerlo en México.

Fue  exactamente el 24 de julio de 1976, cuando Alejandro, con sus padres y hermano arribaron a Aguascalientes con la esperanza de mejorar su situación económica. Él estaba decidido a trabajar y prontamente consiguió un puesto en el autoservicio La Quemazón, establecimiento ahora inexistente que estaba ubicado en la calle 5 de Mayo, en la zona centro de la ciudad.

Tras un año de estar laborando en el autoservicio, Alejandro se dio cuenta de que no tendría muchas oportunidades de trascender, así que dejó el empleo y decidió buscar algún otro: “no puedes cambiar de país para quedarte estancado. Dejas a tus amigos, tú tierra, a todo el mundo y no puedes permitirte ser uno más del montón. Mi aspiración era triunfar, levantar vuelo, no ser conformista”, refiere Muñoz.

En ese lapso, una oportunidad de trabajo surgió, solo que era en el Distrito Federal. En la capital le ofrecieron una vacante como asistente dentro de una planta de confecciones, donde escaló hasta llegar a ser gerente de producción.

Aires de cambio

A sus 24 años, ya casado y con un trabajo estable, Alejandro pasó a colaborar con Industrias Fila, una empresa del ramo textil. Después de meses aprendiendo del negocio y sobre la idiosincrasia mexicana, una nueva oportunidad le sorprendió. Recibió una llamada de directivos de Industrias Jobar, una empresa hidrocálida que lo invitó a colaborar con ellos, y por ende a regresar a Aguascalientes.

Alejandro aceptó y dejó la CDMX, pero no todos los aprendizajes que allí obtuvo. Retornó con sed de emprendimiento, de independencia: “no quería ser un extranjero más porque no vas a dejar todo para ser uno más del montón”, señala Muñoz.

Así que emprendió un negocio de costura ubicado en el fraccionamiento Colinas del Río: “íbamos por telas a Estados Unidos, diseñábamos y la ropa se vendía muy bien, era pujante. El negocio nos duró 12 años”, revela Alejandro.

El Mesón del Taco

Como buen “judío español”, decidió expandir su industria en otro ramo y emprender en el sector alimentario. Así fundó El Mesón del Taco, restaurante que combina comida mexicana y española: “a mí me gustaba mucho la relación con el público y con la gente, así que decidimos poner un negocio de comida que nos permitiera tener ese acercamiento”.

Siendo así, desistió del ramo textil y puso toda su energía en el restaurante. Después de 24 años, El Mesón del Taco, sigue distinguiéndose por esa mezcla de cultura llevada a los paladares: “no son solo tacos, esos los pueden hacer todos, ¿y comida española?, pues puede que no a todos les guste, por eso decidimos combinar lo mejor de ambos países”, señala Muñoz.

Después de tanto, Alejandro recuerda alegremente lo afortunado que fue al emprender en México: “me demostré que sí podía y ahora como tortillas hasta por las orejas. Y es que cuando uno tiene confianza y fe te acostumbras al cambio”, comenta Muñoz.

Sin embargo, no olvida lo difícil que fue haber llegado con su familia a Aguascalientes con tan solo 28 mil pesos en la bolsa, ahora tiene algo más que eso, aunque lo que verdaderamente importa, según comenta, es que la gente lo reconozca, le salude y sepa del restaurante, eso le da orgullo y satisfacción enorme.

Es por eso que se le puede ver tan feliz en el Mesón del Taco, atendiendo a los comensales y despidiéndose de ellos con gran fervor: “llegan al restaurante, y trato de que estén a gusto, yo he hecho todo lo que he podido por este estado porque este estado me ha dado todo lo que soy en estos momentos”, comenta Muñoz.

Futuro venidero

En un futuro, Alejandro planea seguir trabajando para poner día con día el nombre de Aguascalientes y de México muy alto. Incluso desde su labor como cónsul honorario de España para los estados de Aguascalientes y Zacatecas, donde actualmente se van más de 600 estudiantes a España…

Hoy día, sigue sin olvidar como comenzó todo, sabe lo complicado que es prosperar, pero está orgulloso de haber emprendido aquel primer viaje de España a México: “mi padre y mi madre fueron migrantes; ellos y  todos los que se arriesgan por ir y sacar adelante a sus familias y tener que salir del país donde han nacido, para mi me merecen el respeto más grande”.



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