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Después del 1 de julio, ¿qué pasará con el tipo de cambio?

Por Ricardo Vargas Roldán, egresado de Economía por el Instituto Tecnológico de Monterrey.

Más allá de especulaciones de inversionistas y declaraciones de líderes políticos, el tipo de cambio teóricamente debería responder al desempeño económico del país en cuestión y al nivel de tasas de interés que maneje el banco central de dicha economía. En el caso de México y Estados Unidos, el tipo de cambio USD/MXN ha mostrado en los últimos seis meses una tendencia ligeramente al alza, que se ha visto impulsada por diversos factores.

Poniendo en contexto al peso mexicano contra el dólar estadounidense, me permito mencionar algunos datos del primer semestre de 2018; en enero de este año el dólar estadounidense cotizó en un nivel máximo de 19.5401 pesos mexicanos y un mínimo de 18.4901, mientras que en abril el precio mínimo de la moneda estadounidense fue de 18.0115 pesos mexicanos. A partir del mes de mayo, el panorama fue distinto y la moneda estadounidense alcanzó un precio máximo en pesos de 19.9527, mientras que en junio el precio máximo registrado fue de 20.8799 pesos mexicanos.

En una primera instancia pudiera parecer que este incremento gradual fue resultado de la posibilidad de que, con el probable triunfo de Andrés Manuel López Obrador, los mercados financieros pudieran enfrentarse a un entorno de mayor incertidumbre. Finalmente, AMLO perfila para ser el próximo presidente de México, con más del 50% de los votos registrados a su favor cuando el PREP registra un avance cercano al 60% de las casillas contabilizadas. Sin embargo, es necesario contemplar múltiples factores en el análisis de la evolución del tipo de cambio en lo que va del presente año.

¿Qué ha pasado?

El 1º de junio entraron en vigor aranceles estadounidenses de 10% y 25% a la importación de aluminio y acero  que fuera importado de México, Canadá y la Unión Europea; el tipo de cambio alcanzó esa jornada un nivel de 19.97 unidades. El 5 de junio, México respondió anunciando la imposición de aranceles de entre el 15% y 25% a una canasta de productos importados de Estados Unidos; el tipo de cambio llegó a cotizar en 20.46 unidades. Posteriormente, el 13 de junio la Reserva Federal de los Estados Unidos anunció un incremento de 25 puntos base en la tasa de interés de referencia; el tipo de cambio alcanzó las 20.89 unidades. Desde entonces y hasta el día de hoy, el peso mexicano ha recuperado terreno frente al dólar, llegando a registrar un nivel de 19.58 unidades en el tipo de cambio el pasado viernes.

¿Qué sigue?

Por una parte, están aquellos analistas que aseguran que el triunfo de AMLO ya está descontado en el tipo de cambio. Es decir, que los mercados ya habían dado por seguro su triunfo desde hace un par de meses, hecho que impulsó el encarecimiento gradual del tipo de cambio. Por otro lado, están aquellos analistas que aseguran que el tipo de cambio no ha descontado aún el triunfo del candidato morenista, y que los efectos de la elección presidencial se reflejarán en el tipo de cambio a partir del día de hoy. Yo, personalmente me incluyo en el segundo grupo.

Con una aparente mayoría para la coalición “Juntos Haremos Historia” en la Cámara de Diputados y el Senado de la República, y dado que los últimos cambios importantes en la cotización del tipo de cambio USD/MXN se han dado por causas ajenas al proceso electoral, me gustaría pensar que el dólar estadounidense se encarecerá respecto al peso mexicano al cierre del año. Esto no sólo porque el resultado de la elección pudiera representar un riesgo para la economía mexicana, sino porque sea cual sea el desempeño del próximo gobierno, el cambio de gobierno en sí añade incertidumbre al entorno financiero, lo que pudiera generar un menor fortalecimiento del peso mexicano no sólo frente al dólar, sino a varias divisas internacionales.

¿Qué hacer?

Más allá del tema electoral, el dólar estadounidense tiene razones para encarecerse al cierre de este año. Por un lado, la Reserva Federal anunció que continuará incrementando su tasa de interés de manera gradual durante el resto del año, a partir de un mayor dinamismo en la economía estadounidense y un acercamiento al nivel objetivo de inflación. De manera natural, y a pesar de que Banco de México incremente su tasa de interés referencial en igual proporciones, el encarecimiento del crédito en Estados Unidos es motivo para que el precio del dólar aumente. Por otro lado, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) continúa en el aire y no podrá ser firmado un nuevo acuerdo sino hasta el año próximo; lo que añade aún más incertidumbre al tipo de cambio. Es por estos factores, además del proceso electoral, que una disminución en el tipo de cambio se observa como poco probable.

Si bien es cierto que nadie tiene la habilidad de predecir el futuro, pareciera que se tienen todos los ingredientes necesarios para un dólar más caro, por lo que las coberturas cambiarias representan una herramienta útil para aquellas empresas con un alto nivel de capitalización y un alto manejo de dólares.  

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