Por: Álvaro Villar, General Manager para WeWork México
Es claro que la vida como la conocíamos ha sido diferente en los últimos 18 meses. La aceleración de procesos tecnológicos cambió nuestra forma de vivir y, por ende, nuestra forma de trabajar.
Empresas alrededor del mundo enfrentaron las restricciones de movilidad por medio de la mudanza de sus oficinas y headquarters en los centros urbanos al trabajo desde el hogar. De tal forma, comenzó una descentralización de los espacios de oficina. De acuerdo con el estudio “Perspectivas de la Alta Dirección en México 2021” realizado por KPMG, 83% de los altos directivos mexicanos buscaron adaptar sus infraestructuras y espacios laborales a la nueva realidad.
Esta situación impactó profundamente en la movilidad de las principales ciudades del mundo. Las grandes empresas empezaron a reconsiderar la concentración de su personal en algunas zonas de la ciudad y a planificar formas para adaptarse a las necesidades del mundo postpandemia.
Por ejemplo, en París, el proyecto de la alcaldesa para convertir a la capital francesa en “La ciudad de los 15 minutos” cambió radicalmente la concepción sobre la urbanización y las actividades que los habitantes realizan en su día a día. Con ello, se planteó que los parisinos puedan realizar su trabajo, actividades recreativas, deportivas y educacionales, en un radio de 15 minutos caminando o en bicicleta.
De acuerdo con los datos de un estudio que realizamos en WeWork, en colaboración con Workplace Intelligence, 37% de los colaboradores quieren pasar más tiempo fuera de la sede central de sus empresas. Hemos visto reflejada esta necesidad, desde el año pasado, en el aumento de compañías que han implementado los esquemas híbridos de trabajo.
Asimismo, identificamos que estas organizaciones, al reconocer las ventajas que ofrecen los modelos flexibles, pueden seguir construyendo ambientes laborales en los que se promueva la colaboración y la productividad —sin sacrificar el bienestar de sus colaboradores—. Además, se impulsa la descentralización como resultado de que las oficinas o lugares de trabajo sean aleatorios, alternativos y opcionales.
Si consideramos que, antes de la pandemia, cada día ingresaban alrededor de 15.6 millones de personas al área metropolitana del Valle de México por distintos medios de transporte (principalmente para fines laborales y educativos), podemos inferir que la descentralización de las oficinas impactará en la movilidad interna de las ciudades, se reducirán los desplazamientos diarios y, con ello, concentraciones y congestiones propias de las grandes ciudades —así como sus efectos ambientales—.
Todos los cambios que estamos viviendo nos brindan una oportunidad única para que actores públicos y privados repensemos el modelo de movilidad que tenemos.
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En estos nuevos escenarios, las formas activas y el rescate de transporte ecológico, así como el uso de bicicletas y el poder caminar hasta nuestro lugar de trabajo, son opciones que contribuyen a la reducción del uso del automóvil. Con ello, se mejorará la calidad del aire en capitales financieras como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.
Teniendo en cuenta estos desafíos, hemos lanzado la membresía WeWork All Access, un pasaporte mensual que brinda acceso a espacios de trabajo adecuados (en la ubicación geográfica que resulte más conveniente). Con este, se alcanza la posibilidad de descentralizar la sede corporativa, así como facilitar el trabajo flexible y productivo.
Adoptar esta membresía y permitir que los colaboradores trabajen más cerca de sus hogares genera beneficios como la reducción de horas que pasan los usuarios en el transporte diario (lo que contribuye a la reducción de la movilidad urbana). Además, permite a las empresas ofrecer a sus empleados más flexibilidad para que puedan cumplir sus obligaciones laborales y mantener un balance adecuado en el ámbito personal.
La descentralización corporativa puede ser la palanca para una descentralización urbana que juegue en favor de los profundos retos que experimentan tanto las ciudades en crecimiento como las zonas metropolitanas —incluyendo la sobreexplotación de recursos naturales, la contaminación, etc.—.
Por lo anterior, es vital concientizar a los tomadores de decisiones sobre una verdadera adopción y adaptación de nuevas formas de trabajo. Si bien es un reto, el resultado se reflejará en un impacto real y positivo en nuestra sociedad.