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Desatorando curricanes

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Alfredo Lozano Ulloa/ Al Aire Libre

Cuántas ocasiones durante nuestras salidas de pesca, hemos dejado atorados nuestros señuelos favoritos, los mas caros, o en el peor de los casos, el recién desempacado, dejándonos un mal sabor de boca y un sentimiento de frustración, pensando en que tendremos que hacer un desembolso no planeado para reponer dicho señuelo, a fin de que nuestra caja de pesca no vaya a la baja.

Los atorones de los curricanes pueden ser en la hierba sumergida, troncos y ramas de árboles hundidos, piedras en el fondo, y hasta en caídas y arroyos que forman la estructura del embalse donde pescamos, sin dejar de lado los enganches que se pueden dar en objetos que nada tienen qué hacer en  los cuerpos de agua, y que la falta de conciencia de quienes acudimos a estos lugares de solaz y esparcimiento, dejamos en el fondo de éste, llámense llantas, costales, bolsas de plástico, ¡y hasta prendas de vestir!

Afortunadamente existen en el mercado varias herramientas que nos podrán auxiliar en esta tarea y que varían en costos y modelos, siendo los más utilizados los “buzos”, los “aros” y los “perros”.

En este artículo hablaré solo de los “perros” ya que son de lo mas común y versátil que se maneja en la recuperación de señuelos (bait retriver), además de que se pueden elaborar fácilmente en casa; solo basta un poco de alambre acerado, plomo, cadenas y un poco de herramienta e ingenio.

Por principio de cuentas mencionaré el desarrollo de ésta técnica en la denominada “pesca a pies secos”, y que se refiere a la que efectuamos pie a tierra en la orilla de un lago, presa o río. Al efectuar nuestros lanzamientos con el curricán de nuestra elección, debemos discernir entre qué elementos bajo el agua está chocando o rozando nuestro señuelo, cuestión que solo la práctica constante puede dar, a fin de evitar que se atore el mismo. Si esto llegara a suceder, es momento de poner a trabajar nuestra herramienta de la siguiente manera: después de haber aparejado nuestro “perro” con un sedal de 30 metros y entre 50-70 libras, pasaremos nuestra línea por el ojillo de éste, para posteriormente elevar la punta de nuestra caña lo mas alto posible con la finalidad de que corra hasta la parte baja, es decir, donde estamos atorados.

Las cadenas de nuestra herramienta llegarán hasta donde se encuentran los anzuelos del curricán, lo cual detectaremos dando leves tirones a ambas líneas. Cuando estemos seguros de que ya lo tenemos enganchado, procedemos a jalar con firmeza la línea gruesa para recuperar el señuelo, aunque cabe señalar que en la pesca de orilla solo se recupera un 40 por ciento de señuelos.

En la pesca que se realiza en embarcación la situación cambia notablemente, ya que se llega a recuperar casi el 100 por ciento de los curricanes (cranck baits), solo que la técnica difiere bastante. Al tener un atorón, deberemos situar nuestra línea de pesca de manera vertical al punto de referencia y jalar en sentido contrario a la navegación del señuelo, si no logramos recuperarlo, introducimos nuestra herramienta, tal y como se explico líneas arriba, y efectuamos la misma operación.

Cabe señalar que para pesca en embarcación recomiendo usar en el bait retriever un cordón de 5-6 metros del tipo utilizado en los cortineros de nuestra casa, ya que nos dará mayor fuerza, debido a que no estamos a pie firme y que el oleaje y el peso de la lancha pueden ser factores importantes  en la ruptura de un sedal de 50-70 libras. Ahora, ¿Por qué el uso de sedal en el bait retriever en la pesca a pie? Cuestión sencilla: en embarcación se darán los atorones a 3-4 metros de profundidad, mientras en la pesca de orilla se pueden dar desde que cae nuestro señuelo (30 mts. aprox.), hasta casi llegar a la orilla, dependiendo de la profundidad de la parte en que pescamos; de esta manera, el sedal “pesado” correrá mas ligeramente por nuestra línea de pesca.

Espero que este tip les sirva en sus salidas, y sobre todo, que sigan disfrutando de sus experiencias… ¡al aire libre!

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