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Deflación y estanflación, las dos enfermedades más raras y peligrosas de la economía

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Cerrando con el tema de la inflación y retomando la analogía con un organismo viviente, si no cuidamos el aumento de la temperatura de nuestra economía -que se manifiesta en una inflación elevada- ésta puede convertirse en una enfermedad más grave. Es lo que los economistas conocen como estanflación, una palabra compuesta de estancamiento e hiperinflación.

Se requiere de mucho sacrificio y medidas extraordinarias para salir de esta enfermedad que es la estanflación.

La estanflación es la consecuencia más grave de una economía enferma y una pésima política monetaria de un gobierno, ya que implica una subida de precios generalizada y permanente que se conjunta con una recesión económica profunda, lo que produce desempleo y bajo consumo de los bienes y servicios.

Nuestra economía la padeció en la década de los años ochenta, del mismo modo que ahora la sufre Venezuela. Se requiere de mucho sacrificio y medidas extraordinarias para salir de esta enfermedad.

La deflación, otro indicador peligroso

Y para cerrar con este bloque de temas, veremos el único caso donde se da una baja generalizada de precios. Cuando este fenómeno prolonga por lo menos durante seis meses, se le llama deflación.

Esto se da porque la producción de bienes y servicios supera la oferta generando una espiral a la baja que se convierte en un círculo vicioso, pues si las empresas generan menos ventas recortan su presupuesto y plantilla debilitando aún más el consumom de modo tal que los precios bajan más y el circulante se alenta.

Si las empresas generan menos ventas recortan su presupuesto y plantilla debilitando aún más el consumo.

Es el equivalente a un cuerpo que se va enfriando hasta alcanzar niveles alarmantes, que no permitan detectar síntomas de actividad. Es de gravedad y requiere medidas extremas como la del banco central japonés, que tiene actualmente ¡una tasa negativa! Esto lo hace para obligar a los bancos a prestar y estimular el consumo de la población.

En México tenemos ya dos décadas con una inflación sana, moderada por debajo de los dos dígitos, con una buena disciplina fiscal y monetaria no exenta de algunos sustos. El último de ellos, que apenas empieza, proviene de las presiones devaluatorias de nuestra moneda por fenómenos como el Brexit, ya multicomentado en los medios financieros.

Esperemos podamos seguir así.

No te pierdas todos los martes los consejos sobre finanzas personales de Alejandro Martínez.

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