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Define el futuro de tu empresa a través de cuatro estrategias de planificación

Por Xicoténcatl Morales Hurtado, Director de Grupo Gavata

La forma como planificas define los límites de tu futuro empresarial. Este es un principio vital que debes recordar: la planificación es una fotografía de la realidad que estableces a través de tus decisiones.

Planificar no es hacer promesas, sino esquematizar tareas que conllevan un orden, responsabilidad, importancia y peso para darle a tu firma la solidez que requiere.

Muchas personas emprenden proyectos sin detenerse a evaluar adecuadamente los riesgos del entorno, prescinden de esquemas de monitoreo, desconfían de la utilización de reactivos y al final descubren que sus resultados fueron sumamente decepcionantes.

La planificación no tiene una sola forma, muchas compañías establecen modelos para jornadas trimestrales o semestrales, otras elaboran una planificación anual bastante consistente; lo importante es tener una planificación (la que dé resultados y permita evaluar metas con criterios demostrables). 

Atributos de la planificación

Una planificación eficaz utiliza objetivos SMART, trazando un camino de rúbricas que establezcan la profundidad, complejidad y satisfacción de cada tarea establecida. En relación con esto, varios conceptos interesantes y rediseños han sido desarrollados para entender el poder de la intervención de tal metodología. Recuerda que en su secuencia encontramos varios elementos relevantes: el primero es una variable de contenido; el segundo, de cuantificación; el tercero, de posición estratégica; el cuarto, de adecuación a la propuesta de valor, y el último, de tiempo.

Los asesores más tradicionales sugieren que no nos alejemos de los clásicos. De acuerdo con el principio de Pareto (Regla del 80/20), muy conocido en el mundo corporativo, aproximadamente el 80% de las consecuencias favorables y metas alcanzadas proviene del 20% de las causas u objetivos bien planificados. Recuperar la lectura de estos modelos tan útiles realizando una interpretación fresca y actualizada ayuda mucho al momento de establecer tus objetivos de planificación.

Cuatro estrategias de planificación para definir tu futuro

Nuestra cultura organizacional está sentada sobre las bases de la racionalidad occidental. Esa racionalidad es netamente instrumental (de herencia griega específicamente) y generalmente dialéctica (avanzamos, detectamos un obstáculo, encontramos una solución y volvemos a reiniciar actividades, encontramos otro, etcétera). Para crear una visión alternativa ante este modelo de progreso la primera estrategia es:

a) Establece un propósito para cada etapa de tu planificación, pero si la tarea se complica cambia el propósito para superar la tarea.

Alargar el propósito hará que detones en tus equipos de trabajo la habilidad para ajustarse a una meta más ambiciosa, en vez de ver la complejidad de la tarea como un problema.

Incluso en tiempos de economía sólida las cosas no siempre resultan como queremos. Trabajamos sobre un esquema muy lineal, a veces rígido, que nos impide ver nuevas y mejores oportunidades de negocio. Para modificar esto, la siguiente estrategia dicta:

b) Desarrolla un pensamiento fractal (no lineal) que te permita diversificar unidades de negocio en subproductos o subservicios que te ofrecen oportunidades de crecimiento.

La empresa es todo acerca de delegar tareas sobre áreas, cargos y perfiles. Estamos acostumbrados a ir con el encargado de cierto departamento para encontrar la respuesta a un problema concreto. Pero a veces la visión de una persona ajena a su área arroja una mirada fresca que sólo desde esa distancia es posible apreciar. Utiliza esta tercera estrategia:

c) Rompe con el modelo de esferas (cada encargado o gerente se hace cargo de un tipo de problemática en especial), e implementa el modelo de prismas (encargados de diversas áreas vierten sus apreciaciones sobre un mismo tema). Eso genera innovación y un espíritu de equipo que impulsa el trabajo incluyente.

Un directivo con un alto sentido de liderazgo determina los límites y el tiempo en el que deben hacerse las cosas pero respeta los métodos que sus colaboradores utilizan para lograr las metas planeadas.

Desde una perspectiva de intervención directa en los procesos productivos de tu empresa mantén tu plan inicial pero no te cierres a recibir una retroalimentación sobre nuevos estilos o maneras de hacer las cosas. La cuarta estrategia es:

d) No cierres los ojos a la innovación sólo porque no corresponde con tus paradigmas aprendidos: para ganar a veces tienes que transformar tu manera de entender la realidad o renunciar a lo que sabes.

Observa cómo reaccionaste a estas estrategias, de ser posible y si alguna no te agradó, pregúntate cuál es la causa. Este ejercicio de consultoría que resumo para el artículo de hoy es una parte de un gran esquema de cambio organizacional que puede ayudarte a observar con mayor claridad las circunstancias que están rodeando tu negocio para reaccionar a ellas de forma positiva. Al cambiar tú e implementar estrategias en tu empresa envías una muestra muy clara de motivación en tus equipos. Hasta pronto.

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