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Decir «no» en tu trabajo, ¿en qué ayuda? y ¿cómo afecta?

De niños todos pasamos por una etapa en la que, a cualquier pregunta, la respuesta parece ser siempre la misma: “no”. Con el tiempo, en vez de aprender a modular el uso de esta palabra mágica, parece que nos olvidemos de la misma. Tanto que acabamos asumiendo más cargas de las que deberíamos.

“No decir ‘no’ por supuesto que tiene consecuencias, nos afecta. Organizamos nuestros días dependiendo de nuestro trabajo, de nuestros objetivos y metas. Cualquier responsabilidad externa nos va a resultar, aunque sea mínimamente, molesto”

Entonces, ¿por qué nos sigue costando tanto decir “no”?

“Hay muchas causas que marcan nuestra capacidad para poner límites o a negarnos a peticiones de los demás”, , en busca de una posible explicación», comentó el psicólogo Salom.

Asímismo comenta que normalmente, hay algunas creencias erróneas que mantienen el problema y hacen que nos resulte más complicado. Una de ellas es el sentirnos culpables. También, por baja autoestima, o miedo a la reacción de la otra persona.

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Este miedo se aplica especialmente al entorno laboral, donde pensamos que decir no puede acarrear consecuencias negativas, pero también en nuestro día a día.

“Muchas veces nos ponemos en lo peor pensando que por el hecho de decir que no nos pueden despedir. Y puede que en algunas ocasiones llegue a ser así, pero normalmente un trabajador con altas capacidades de inteligencia emocional y asertividad (como para saber cuándo y cómo decir no) es muy bien valorado”, comentó el experto.

Un problema de equilibrio

El problema de no aprender a decir no, es que supone algo así como un estrés acumulativo. No nos relajamos nunca, porque volvemos a caer en el mismo error, y volvemos a sentirnos saturados de nuevo. Así entramos en un ciclo al que no sabemos cómo poner fin.

La cuestión es que no se trata de decir a todo que sí, pero tampoco a todo que no, sino de saber encontrar el justo equilibrio.

En este sentido, antes de empezar a lanzar “no” a todo, se tiene que detectar aquellas situaciones en las que no se están poniendo límites y evaluar qué ocurriría si se comenzará a hacerlo”. Y quien dice situaciones, también puede aludir a personas o a clientes, en el caso del trabajo.

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Herramientas para aprender a decir no

Teniendo claro por qué nos cuesta, lo que nos supone y que la clave está en saber discernir los encargos, personas u ocasiones, la siguiente pregunta del millón es saber cuáles son las mejores herramientas para aprender a decir “no”.

A la hora de decir ‘no’, la clave no solo es decirlo, sino encontrar la mejor forma de comunicarlo. Se debe de ser respetuosos, sin generar violencia ni malestar a los demás, y ser claros en la decisión que se tome. Una de las claves es la regulación emocional, cómo entendemos y gestionamos nuestras emociones ante este tipo de situaciones.

Pese a que comuniquemos de forma asertiva y nos tomemos nuestro tiempo, debemos asumir que no siempre vamos a encontrar una cara sonriente al otro lado. Aún más, si no están acostumbrados a nuestras negativas.

Para ello, algo que debemos trabajar por adelantado es nuestra autoestima. “La realidad es que cuando decimos que no, los demás ven que nos respetamos a nosotros mismos y por tanto nos respetan más. Normalmente ser capaces de decir que no implica un buen nivel de autoestima”.

Con información de S MODA

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