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De semiconductores y otros retos a sortear por la industria automotriz mexicana

En nuestro país, la industria automotriz fue una de las más afectadas por la pandemia de COVID-19. Cifras divulgadas por el INEGI refieren que en 2020:

No obstante, esta industria se encuentra en franca recuperación en 2021, aún cuando en este proceso se han presentado otras adversidades, como la escasez de semiconductores. De acuerdo con IHS Markit, esto podría afectar la producción de más de 200 mil unidades a lo largo del año. 

¿Cómo han hecho los principales actores de la industria automotriz para superar una de las crisis más severas que hayan enfrentado en su historia? Estas son las perspectivas de la Industria Nacional Automotriz (INA), de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), y de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA).

Mercado interno con tendencia positiva

El presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), José Zozaya Délano, apuntó que la industria automotriz de nuestro país está en un proceso de recuperación gradual: el mercado interno muestra una tendencia positiva, que estima se mantendrá durante el resto del año.  

“Esperamos que las ventas de vehículos ligeros al cierre de 2021 sean de entre 1 millón 50 mil y 1 millón 70 mil unidades, esto es, entre 10.6% y 11.7% por arriba de la venta total de 2020 (pero por debajo de lo logrado en 2019 en cerca de un 20%)”, puntualiza.

En lo referente a la producción de vehículos ligeros, después de un segundo semestre de reactivación acelerada el año pasado, señala que a principios del 2021 enfrentaron diversas situaciones inesperadas -la prolongación de la pandemia e, incluso, fenómenos meteorológicos-. 

“Debido al confinamiento obligado por la pandemia del COVID 19, se incrementó la demanda de aparatos electrónicos que utilizan microchips (semiconductores) como teléfonos celulares, consolas de videojuegos, computadoras, televisores y demás equipos similares. Los fabricantes de dichos microchips vieron superada su capacidad de producción y, hacia finales del año pasado, empezó a darse una creciente escasez global de semiconductores para los vehículos. Esto ha afectado la producción de vehículos ligeros a nivel mundial”, explica. 

Aunado a lo anterior, comenta, a finales de febrero una fuerte helada en el estado de Texas provocó la falta de gas natural, y con ello perjuicios en la generación de energía eléctrica por parte de la CFE

La combinación de estos elementos derivó en una serie de paros técnicos de los fabricantes establecidos en nuestro país, lo que afectó a la producción de casi todas las plantas (aunque en tiempos diferentes): los paros, a finales de febrero y principios de marzo, dependieron tanto de los inventarios de semiconductores de cada empresa como de la afectación resultante de los cortes de energía eléctrica.

“Nuestra estimación es de un incremento en los volúmenes de producción para el presente año de aproximadamente 12% con respecto a 2020, para cerrar el año con un volumen de producción cercano a los 3.4 millones de vehículos -cifra inferior en 11%, comparada con lo alcanzado en 2019. Cabe aclarar que este resultado dependerá de la evolución del problema de los semiconductores, que esperamos se resuelva hacia el tercer trimestre del año”, estima.

En este contexto, subraya que la reactivación de la producción durante el segundo semestre de 2020 se dio de manera acelerada (y mejor de lo pronosticado): fue impulsada por la creciente demanda de vehículos en Estados Unidos, nuestro principal destino de exportación, y se logró un volumen de producción de tres millones de vehículos ligeros durante todo el año -20.2% menos que en 2019-. 

Sin embargo, aclara que es difícil estimar la afectación que tendrá el desabasto de semiconductores en la producción de vehículos. Recalca que no es un problema que impacte al mismo tiempo a todas las empresas, sino que depende de los diferentes ritmos de producción y de los inventarios que cada marca tenga (así como de la mezcla de productos que esto les permita).

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Demanda de autopartes mexicanas en crecimiento

Alberto Bustamante, director de Comercio Exterior y Normalización de la Industria Nacional de Autopartes (INA) señala que en nuestro país la reactivación de la industria pudo haber llevado más tiempo. Sin embargo, la asociación colaboró arduamente con las Secretarías de Economía, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) y con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), a fin de establecer protocolos sanitarios para un retorno seguro de los trabajadores, logrando resultados positivos.

“Los protocolos en México son los mismos que en las regiones de Europa y Asia; así fue cómo la industria automotriz mexicana fue declarada como actividad esencial. A partir de ese momento, mediados del año pasado, echamos a andar nuevamente las máquinas para recuperar las operaciones que habíamos dejado pendientes”, refiere.

Menciona que, a pesar de los pronósticos adversos, lograron cerrar el 2020 con una producción de autopartes equivalente a los 78 mil millones de dólares. En 2019 el monto fabricado alcanzó un valor de casi 98 mil millones de dólares -por tanto, el impacto fue solamente de 20%-. Para 2021, la expectativa es cerrar con una producción que supere los 93 mil millones de dólares. De tal modo, se recuperarían las cifras pre-pandemia, lo cual considera muy importante. 

“La forma en la que nos hemos recuperado deriva no solamente del comportamiento que se tiene en el mercado mexicano, sino en conjunto con el norteamericano. El sector de autopartes mexicano fabrica para todos los vehículos que se arman en Estados Unidos, Canadá y México, que son alrededor de 17 millones de vehículos. Entonces, las ventas han aumentado y, por ende, la demanda de autopartes mexicanas ha crecido”, puntualiza.

En torno a la problemática enfrentada por la escasez de semiconductores (misma que en el caso de Norteamérica ha dejado una afectación de 7% en la producción de vehículos), confia en que a partir de agosto comenzará a restablecerse la distribución que realizan las empresas asiáticas. Así, para el mes de diciembre la situación estaría normalizada al 100%. 

Este pronóstico dependerá de que también baje la demanda de dispositivos electrónicos. Los avances en la vacunación también representan un aspecto importante, dado que el rango de población que mayormente compra vehículos va de los 30 a los 49 años de edad. Por todo lo anterior, vaticinó que la industria tendrá un buen cierre de año.

“En el caso de las autopartes se va a tener un cierre muy bueno, diferente a como lo estábamos proyectando a principios de este año -y justamente mes con mes lo estamos modificando-. Estaremos casi llegando a las cifras de 2019, y eso es buenísimo”, remarca. 

Adicionalmente, reiteró que para 2023 se proyecta que México se ubique como el cuarto productor de autopartes a nivel mundial, con lo que desplazaría a Alemania. Varios factores incidirán para que esto ocurra: 

Cuidado al echar las campanas al vuelo

Para el director general adjunto de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Guillermo Rosales Zárate, hay una perspectiva positiva en cuanto a la venta de vehículos nuevos. Todo parece indicar que, al cabo de cuatro años de una disminución constante, nos encontramos en el inicio de la recuperación. 

“A partir de junio de 2017 empezó un descenso continuo que se agravó con la llegada de la pandemia de COVID en 2020. Ese año tuvimos una disminución de 28%. Con lo que ha transcurrido de este 2021, de enero a mayo, tenemos un incremento del 14.6% en comparación con el mismo periodo del año pasado”, explica.

Subraya que este aumento no representa de ninguna forma un momento para “echar las campanas al vuelo”: “Si consideramos la comparación con el mismo periodo de enero a mayo de 2019, un año antes de la llegada del COVID, nos encontramos 19.8% por debajo de lo que habíamos tenido en el 2019. Y, cómo comentaba, justo en junio de 2017 empezamos a caer. En esta comparación de las ventas de enero a mayo de 2021 respecto a 2017, en el punto más alto en la historia del país, estamos abajo 30.6%. Es decir, en estos cuatro años hemos perdido casi un tercio de nuestro mercado”.

Añade que, si bien hay visos de recuperación, esta será lenta. Hacia el último cuatrimestre de 2023, o el primero de 2024, se volverán a tener niveles de venta similares a los de 2019 (arriba de 1 millón 300 mil unidades anuales), muy lejos de las cifras del 2016 y los primeros meses de 2017 -que llegaron a ser de 1 millón 630 mil unidades-.

En este escenario, considera que esta tendencia de recuperación se mantendrá en el segundo semestre. De ahí que, al final del año, se colocarán aproximadamente 1 millón 070 mil unidades nuevas -lo que equivaldría a un incremento de 12.7% respecto al año pasado, si todo avanza conforme a lo previsto-.

Rosales Zárate añade que las empresas distribuidoras hicieron grandes esfuerzos y sacrificios para no llegar a la quiebra, e implementaron todas las herramientas disponibles, con tal de mantener la actividad comercial. Sin embargo, se cancelaron alrededor de siete mil puestos de trabajo.

“En este periodo de crisis se ha fortalecido la comunicación con las propias plantas armadoras, con el objetivo de mantener, a través de las corporaciones financieras ligadas a la industria, el crédito abierto. Si bien ha habido una natural disminución en las operaciones autorizadas por el deterioro crediticio, se ha mantenido una oferta en las tasas de interés (menores a las del año pasado), con un plazo cómodo para los interesados”, refiere. Además, subraya que en México la mayor parte de las colocaciones crediticias son a 48 o 60 meses.

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