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De los fracasos a los aprendizajes: Lecciones que deja la pandemia

Miles de empresas, emprendimientos y startups se hallan en momento complicado por la crisis económica provocada por la pandemia, situando sus proyectos en el alambre de la supervivencia.

Por ello, en momentos de incertidumbre como el que atravesamos actualmente, es importante generar una cultura de resiliencia ante la adversidad y adquirir diferentes puntos de vista que nos permitan sortear el complejo escenario que vivimos.

Es algo que ha hecho muy bien Pepe Villatoro, fundador de las Fuckup Nights, charlas distendidas con las que speakers comparten sus mayores fracasos profesionales, y donde los espectadores pueden aprender a través de la experiencia de otros. Una iniciativa que cobra aún mayor relevancia en estos tiempos:

“Muchas empresas están fracasando y la gran mayoría está pasando por dificultades fuertes. Por esta razón, las historias, los espacios y el conocimiento generados por Fuckup Nights y El Instituto del Fracaso se han convertido en una referencia”, señala Villatoro.

Los beneficios para la comunidad de las Fuckup Nights van desde aprendizaje directo en los eventos sobre qué hacer en una situación o industria similar, hasta conexiones con personas clave, pasando por mucho impacto positivo en salud mental y motivación.

Por ello, Fuckup Nights nos comparte las experiencias de Alex Santana y Jorge Ferrer Castellanos, cuyos sueños que albergaban la pandemia los trastocó; la resiliencia mostrada para superar la adversidad y las lecciones que extrajeron de uno de los momentos más difíciles en sus vidas profesionales.

El caso de Alex Santana

Hace dos años, tras un largo recorrido impulsando y edificando comunidades e involucrando ecosistemas, Alex Santana llegó a Seedstars, una aceleradora que tiene su origen en Suiza y que busca impactar en los mercados emergentes a través de la tecnología y del emprendimiento.

“Todo este tiempo trabajamos fortísimo, consolidando alianzas, lanzando cinco espacios de coworking, todo siempre hacia nuestro fin último: ayudar a los emprendedores. Estábamos viviendo el sueño. Hasta que llegó el coronavirus”, menciona.

Alex menciona que la organización se consideró lo suficientemente robusta para hacer frente a la pandemia. Sin embargo, el virus fue menguando sus operaciones, cerrando el hub de Asia, luego África, después Latinoamérica. Se percataron de que no estaban listos.

Seedstars dejó ir a más del 20% del equipo global, de éste, el 30% de Latinoamérica. Todos los espacios de coworking fueron cerrados, las inauguraciones se cancelaron. De 100 eventos al año, sólo produjeron cuatro, antes de la crisis.

“Estaba emocionalmente afectado. No sabía qué hacer, no tomé decisiones rápidamente, lo que afectó a lo que la organización está haciendo hoy. ¿No que estaba preparado para esto? Mi equipo se desvaneció: les di las gracias a aquellos que estaban dispuestos a comerse Latinoamérica conmigo”, recuerda Alex.

Dice que aprendió que un líder lo es en todo momento: en los buenos y en los malos; cuando todos te aplauden o cuando la situación se pone color hormiga. “Aprendí que en las crisis, la comunicación es aún más determinante para librar bien las adversidades; que no estoy solo, que debo pensar como miembro de un equipo, que no todo recae en uno”, reconoce.

Finalmente, Alex aprendió que debemos ser buenos con nosotros mismos, valorarnos; que no somos impostores, que el fracaso no nos define.

“Hoy estamos un poco más tranquilos, estamos reestructurando todo, cambió un poco el ‘cómo’ pero jamás el ‘qué’. Nuestra misión es impactar a Latinoamérica a través del emprendimiento; para eso existimos. Hoy estamos mejor preparados que ayer”, sentencia.

El caso de Jorge Ferrer Castellanos

Bajo la idea de “nunca dar un mal regalo”, Jorge Ferrer Castellanos se preguntó hace más de tres años: si los estadounidenses tienen Amazon, los argentinos Mercado Libre y los chinos Alibaba, ¿dónde dice que México no puede tener un marketplace que pueda competir contra estos monstruos. Así, en 2017 nació el sueño de Xoppal.com

No obstante, Ferrer sostiene que fue aventurado concebir que Xoppal.com podría competir fácilmente contra los gigantes del e-commerce, pero eso no fue el mayor problema que enfrentó. El verdadero fuckup de la empresa fue no ser previsores ante tiempos de vacas flacas y crisis como la que el mundo atraviesa actualmente.

“Si no teníamos ningún plan de contingencia para épocas malas, mucho menos estábamos preparados ni contábamos con recursos para hacer frente a la COVID-19”. Esto derivó en la clausura de la XoppalTienda, después de un año y medio que tardó en llevarla a Break Even Point. “Lo invertido en ella se convirtió de un mes a otro en una pérdida enorme”.

Para Ferrer Castellanos, el tercer gran error fue no reaccionar a tiempo, la incapacidad de adaptarse a un nuevo mundo. “Es la obligación de todo emprendedor y empresario tener la mente abierta a estos cambios y reaccionar antes que sus competidores, clientes y proveedores. Nosotros
fallamos en eso”, se sincera.

Sin embargo, detrás de esta experiencia amarga, el fundador de Xoppal.com pudo extraer lecciones y aprendizajes. La primera, saber ser disruptivos en todo momento, no solamente cuando caen las crisis. La segunda es responder a los cambios, aún más cuando son inevitables, de manera proactiva y no reactiva. ¿La tercera? Que la soberbia es un pésimo consejero.

“La última lección es que la planeación para tiempos de crisis no es un ‘nice to have’ y no es un lujo que sólo puedan darse las grandes corporaciones; es un ‘must’ con el que toda startup debe contar”, concluye Jorge Ferrer Castellanos.

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