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De Beeple y de cómo vender una JPEG multimillonaria

Por: Walter Buchanan, CFA Socio Director en SaveNest

Si bien el bitcoin es un activo “nuevo” que ha llamado la atención de muchos inversionistas, lo que hoy tiene al mercado incluso más atento son los Tokens no Fungibles, o NFTs por sus siglas en inglés (Non Fungible Token).

Los NFT se han puesto en el ojo mediático ya que el 10 de marzo, un artista digital de pseudónimo Beeplevendió una obra por 69 millones de dólares.

Lo increíble es que se trata de una obra digital, un código que reproduce la imagen con que inicia este texto: Everydays: the First 5000 Days es un collage creado por Mike Winkelman (alias Beeple) que agrupa varias imágenes digitales.

¿Cómo alguien pudo pagar tanto por una imagen JPEG que cualquiera puede descargar de la red? El secreto está en los Non Fungible Tokens que, como las criptomonedas, utilizan la tecnología blockchain. Esta permite que el bitcoin sea descentralizado, pues existe un “Libro Mayor” (como los contables), que registra todas las transacciones realizadas con una criptomoneda, y que está distribuido entre usuarios quienes verifican las transacciones de manera conjunta.

Es “descentralizado” porque no depende de un ente central como un banco o un gobierno. Así se corrobora la propiedad de una criptomoneda y hace imposible que pueda ser gastada dos veces.

La facilidad de comprobar la propiedad original y la escasez de criptomonedas (existe sólo un número determinado) son dos posibilidades que no tardaron en ser aprovechadas por el mundo del arte.

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Una pieza puede ser valorada en millones de dólares. Aunque tenga mil réplicas, siempre será de mayor valor la original. Existen técnicas para corroborar si una pintura es auténtica o una copia. En el mundo digital no existía formas de saberlo hasta que llegó blockchain.

De ahí que surgieron los Tokens No Fungibles. Se diferencian de los Tokens Fungibles que son intercambiables e idénticos entre sí: un bitcoin siempre será igual a otro (y a un tipo de cambio en dólares u otra moneda).

Los Tokens No Fungibles son únicos y se pueden distinguir unos de otros. No importa cuántas veces se copie una obra, con la tecnología blockchain y un Token específico asociado al original, siempre sabremos cuál es la obra auténtica y quién es su dueño legítimo.

Impresiona que una obra digital valga más que cualquier obra de Kahlo o Dalí (y que con esto Beeple sea el tercer artista vivo más caro del mundo), pero la locura no termina aquí.

Para mostrar el arte digital necesitas un espacio, por lo que puedes comprar propiedades virtuales para hacerlo. El precio de la “tierra virtual” se ha cuadruplicado en un par de años. Incluso, un fondo de bienes inmuebles lanzó una invitación para “invertir en tierra virtual”. Decentraland es el mundo virtual basado en blockchain donde muchos poseedores de NFT acuden para mostrar sus obras digitales.

Sin duda, los NFT están aquí para quedarse. En el futuro, podrían reemplazar escrituras de propiedades reales. Sobre la gente que compra arte y tierras digitales, no cabe más que preguntarnos, ¿son unos genios o todo lo contrario?

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