Para Daniela Saraí Ramírez Ruteaga, representa un honor haber recibido el Premio Estatal de la Juventud 2018, en la categoría de Discapacidad e Inclusión, por su trayectoria como multimedallista en disciplinas paradeportivas y, sobre todo, por su compromiso de poner en alto a los jóvenes de Aguascalientes.
“Cuando me nominaron estaba muy nerviosa, porque sabía que había otras personas con grandes capacidades y talentos; pero también decía: yo sé lo que soy y si no gano, será para otra ocasión”, confiesa; además de que reconoce haberse sentido muy feliz al recibir dicho reconocimiento, pues para ella no fue uno cualquiera, sino uno muy valioso.
Dany comenzó su carrera deportiva a los 11 años en el Centro de Rehabilitación e Inclusión Infantil Teletón, ya que practicar deporte era parte de sus terapias de rehabilitación.
Su primera competencia fue la Paralimpiada Nacional 2008, celebrada en Tamaulipas, donde participó en las disciplinas de lanzamiento de disco, bala y jabalina. Recuerda que estando en la pista, sintió una energía especial y lanzó el disco a una distancia de 10.6 metros, cuando regularmente solo alcanzaba poco más de 5 metros. Su esfuerzo le valió su primera medalla de oro, así inició su trayectoria en el atletismo. Logró ser campeona nacional durante ocho años de manera ininterrumpida.
Luego de haber quedado ubicada en el primer lugar de América y tercera a nivel mundial en lanzamiento de disco, en un abierto mexicano que reunió a varios países, decidió poner pausa a las justas atléticas sin imaginar que su asistencia como espectadora al Mundial de Paraciclismo de 2014, celebrado en Aguascalientes, la encauzaría nuevamente al deporte. En ese evento, quedó impactada con el desempeño de Juanjo Méndez, de España, quien a pesar de no tener ni el brazo ni la pierna izquierdas, estaba pedaleando.
“Había competidores que no tenían alguno de sus brazos o alguna de sus piernas, igual que yo, y dije: si ellos pueden, yo también. Nunca me había subido a una bici, pero me dije a mí misma: todo se puede y lo voy a lograr”.
Y Dany lo logró. Con plena convicción del rumbo que quería tomar, les comunicó a sus padres, Luz del Rosario Ruteaga y Jesús Ramírez, que deseaba convertirse en paraciclista y, como ella misma dice, todo se fue acomodando, pues en forma circunstancial apareció en la vida de la familia la que se convertiría en su primera entrenadora.
“Fue muy chistoso porque a mi entrenadora como que se le olvidó que le dijimos que no tenía pierna; entonces, el primer día que me citó, me ve llegar en muletas… nunca me dijo nada, así se aventó. Ella fue la que me enseñó a andar en bici”, rememora Dany mientras su rostro se ilumina de alegría, la misma que le produjo la sensación de manipular la bicicleta por ella misma y que se tradujo en lágrimas de emoción al conquistar esa primera gran meta de su incursión a esta disciplina.
Pero no todo ha sido fácil, las caídas han sido muchas y algunas con serias consecuencias. “Una vez tuve un accidente muy fuerte. Terminé con conmoción cerebral, me raspé todo el brazo y la cara. Mi mamá pensó que iba a abandonar; pero yo dije que no lo iba a hacer, porque era lo que a mí me gustaba”. Y fue entonces que sus papás se dieron cuenta de la pasión que Dany tenía por la bici y su deseo de trascender, por lo que no es de extrañar que se haya convertido en campeona nacional de ruta y contrarreloj.
¿Qué es lo que te gusta del ciclismo?
“Me gustan los constantes retos que hay: el hecho de ir contra ti mismo, de disminuir los tiempos, de recorrer más en menos tiempo. Experimentar el aire en mi cara es de las satisfacciones más bonitas, porque nunca lo había podido sentir así”.
Su sueño es competir en unos juegos paralímpicos, representar a México, ganar medalla de oro y ver ondear la bandera mexicana en lo más alto, por lo que sigue entrenando para conseguirlo y al mismo tiempo luchando para que este deporte tenga un mayor apoyo; además de que diariamente se esfuerza para conseguir a los patrocinadores que necesita para cristalizar su anhelo. Semana a semana recorre hasta 100 kilómetros en la pista y 90 kilómetros en la carretera.
Y mientras llega la oportunidad de contender para subir a un podio olímpico, Dany estudia el séptimo semestre de Kinesiología en la Universidad Cuauhtémoc, carrera con la cual pretende regresarle a la sociedad el respaldo que ha recibido, carrera que eligió porque le encanta ver la sonrisa de los pacientes.