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Cuéntame una de hidrovaqueros

Por Alejandro Basáñez Loyola, autor de las novelas históricas: México en llamas; México desgarrado; México cristero; Tiaztlán, el fin del Imperio azteca; Santa Anna y el México perdido; Ayatli, la rebelión chichimeca; Juárez ante la Iglesia y el Imperio. Facebook @alejandrobasanezloyola

Hace 60 años, en el verano de 1960, El Venadero, ejido de Ignacio Zaragoza, a un costado del Cerro del Muerto, se vistió de gala para la filmación del western del director Robert Aldrich, El último atardecer (The Last
Sunset
), basado en la novela Sundown at Crazy Horse, de Howard Rigsby, que fue adaptada por el guionista Dalton Trumbo.

La bella y apacible Aguascalientes sorpresivamente recibió la vista de actores famosos de Hollywood de la talla de Rock Hudson (1925-1985), Dorothy Malone (1925-1918), la jovencita de 18 años Carole Lynley (1942 1919) y el primer “Espartaco”, Kirk Douglas (1916-2020), quien murió este año a los 103 años, rebasando la quimérica barrera del centenario.

En unas cuantas semanas el pueblito de Zaragoza se transformó en un auténtico pueblo de vaqueros para llevar a la pantalla grande de Hollywood los paisajes más hermosos del Picacho y sus alrededores.

La siempre apacible capital del estado se vio alterada por la llegada de todo un equipo de filmación de Hollywood, la meca del cine mundial. Los actores y equipo de filmación se hospedaron en hoteles cerca de San Marcos, y varios negocios del centro se beneficiaron con la venta de zapatos, ropa, renta de autos, camiones, recuerditos y pertrechos necesarios para el rodaje.

Se comentaba en los periódicos que pronto daría inicio la filmación de El día del revólver, luego que no, que siempre se llamaría El Ojo Caliente del cielo, hasta finalmente ser conocida como El último atardecer.

El filme necesitó de varias locaciones de los alrededores de Aguascalientes y Jalisco, pero la mayoría se desarrolló en El Venadero, en el municipio de Jesús María. En los límites de El Venadero, cerca de unas pistas tubulares para caballos, se encuentran los restos de lo que fue un acueducto que fue especialmente construido para el filme.

Hoy en día sólo quedan unas cuantas columnas de adobe y piedra que poco a poco el viento, la lluvia y los curiosos han ido borrando con el inclemente paso del tiempo. La sola construcción del acueducto tomó todo un mes. Desde el acueducto, se contempla majestuosa, a lo mucho un kilómetro, la exhacienda de San Miguel de Venadero.

Mucha gente acudió al llamado en los periódicos para participar en el filme, ya fuera como extras o colaborando en la construcción del set, cargando el equipo de filmación, abriendo brechas, cocinando, cosiendo ropa, etcétera.

La paga era muy buena y la oportunidad única. Hay gente todavía que en ese entonces eran unos muchachitos, que cuentan orgullosos haber sido indios, pobladores y vaqueros en el set. La belleza de la jovencita Carole Lynley, quien se enamora perdidamente del cuarentón Kirk Douglas, cautivó a los lugareños, ya que gustaba de asolearse en bikini, ante el asombro de los lugareños que espiaban asombrados detrás de casas, nopales y peñas.

Es importante señalar que en ese México de los años sesenta, una mujer en bikini causaba el enojo de las señoras y el beneplácito de los señores, y mucho más, en unos pueblos de provincia como Palmillas y El Venadero.

Carole Lynley también es recordada como la bella actriz de 30 años del film La aventura del Poseidón (1972). En El último atardecer hay una escena memorable en la que la chica cabalga velozmente entre una tormenta de arena, y dos osados jinetes intentan en el galope pasarla de las ancas de su caballo al de ellos.

La tormenta de arena fue provocada con ventiladores especiales y vista como una escena memorable y peligrosa por muchos lugareños, quienes cada vez en menor número, por el paso del tiempo, al caer las tardes en el Picacho y en el fondo sus tonos multicolores, platican de esto en cómodas sillas afuera de sus casas.

Otro sitio de grabación fue a los pies del Picacho, en los Tecongos o Mesa de la Carreta. Allí se filmó otra escena peligrosa que requirió a 200 indios yaquis que fueron protagonizados por los extras que asistieron al lugar. La oferta era tentadora, ya que se pagaban 75 pesos por día.

Hoy en día, sobre una de las gigantescas rocas, hay unas ruedas de una carreta que no es la original del filme, pero que están ahí para recordar que ahí se filmó la batalla contra los indios. Se dice que la carreta original la compró un comerciante de Calvillo y se la llevó a Oklahoma.

Otro interesante sitio de grabación fue en Milpillas de Arriba, otro municipio de Jesús María, a diez kilómetros hacia el poniente rumbo a Calvillo. Ahí se filmó la escena del pantano, y la comunidad era tan pequeña y despoblada en ese entonces, que se requirió a casi todo el pueblo para filmarla. En dicha escena Rock Hudson queda atrapado en un pantano y logra salir de milagro. El delicado actor se negaba a ensuciarse y tuvo que ser doblado por un lugareño para sacar al caballo del lodazal.

El revolucionario villista Rodolfo Fierro, el famoso “Carnicero”, en la vida real no tuvo esa suerte y se hundió con todo y caballo en una de las lagunas de Nuevo Casas Grandes. Eran tanto el oro que cargaba que no hubo manera de sacarlo.

Otra locación que tuvo que ser construida especialmente es la “Casa del Bandido”, cuya localización entre ruinas es de muy difícil ubicación. La vivienda se utilizó como la casa del rancho en el filme y se ubicaba en la Mesa del Contadero, a un lado de donde hoy en día hay una antena de comunicaciones, como las que coronan el Picacho.

Un dato curioso es que los trabajadores que metieron máquina para la construcción de la casa, se cree que encontraron oro, ya que esa misma tarde desaparecieron sin volver a saber nada de ellos.

Kirk Douglas y extras durante el rodaje de El útlimo atardecer

Hay una escena memorable donde Douglas llega silbando feliz al rancho, y atrás se contemplan los cerros aledaños distintivos de la región. En otra escena, Joseph Cotten (1905-1995), llegando al rancho también por ese mismo camino, presume en la versión doblada al español el haber vendido su rancho en Calvillo para comprar 300 acres en California.

Este mes de junio se cumplen seis décadas de ese memorable evento y debemos sentirnos honrados de que Hollywood, rodeado de miles de lugares para filmar esta película, haya escogido a Aguascalientes para grabarla.

El jardín de San Marcos fue mudo testigo de la presencia del legendario «Espartaco» y alguna vez «Vincent van Gogh», quien rebasaría a todos sus compañeros actores al ser el último en morir, 60 años después, un año después de su enamorada Carole.

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