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Crowdfunding: La brecha entre la realidad y las expectativas 

No Money

Lyana Kahn 

Originalmente publicado por Editorial Hotbook

Durante la última década, el crowdfunding o fondeo colectivo se ha apoderado de la atención del público dentro del ecosistema emprendedor y se ha vuelto una tendencia en el territorio del financiamiento en etapas tempranas. Nuevas plataformas de esta herramienta han surgido rápidamente y se han convertido en un catalizador de inversión, integrando capital de masas a compañías sin barrera alguna. Esto ha dado pie a un espacio completamente nuevo, colocando al fondeo colectivo dentro del contexto general de inversiones. No cabe duda que este tipo de financiamiento trae una variedad de efectos positivos; sin embargo, también conlleva múltiples implicaciones desfavorables que es necesario conocer.

Empecemos por definir crowdfunding. Este término se deriva de ‘crowdsourcing’, que se refiere al proceso de conseguir servicios, ideas o hasta contenidos de un grupo extenso de personas, a través de comunidades online. El crowdfunding es el proceso de levantamiento de capital para un negocio o idea, en el cual se utiliza internet y redes sociales para llegar a una innumerable cantidad de individuos.

Típicamente, este modelo involucra tres partes: al emprendedor, los que apoyan el proyecto (inversionistas) y la plataforma donde se lleva a cabo el proceso de levantamiento de capital. Por lo general, el emprendedor publica su proyecto en la plataforma, los inversionistas otorgan su contribución por medio de la misma, y ésta es responsable de coordinar y administrar las actividades de fondeo.

Cuando pensamos en crowdfunding automáticamente nos viene a la mente Estados Unidos o países altamente desarrollados, por la popularidad de algunas de sus plataformas como Indiegogo y Kickstarter; sin embargo, este método empieza a ganar presencia en economías como México, donde está en desarrollo el ecosistema emprendedor que sigue sufriendo problemas de financiamiento. Existe un hueco indispensable que los bancos, gobiernos, fondos de capital de riesgo e inversionistas ángeles no han podido llenar, lo que le está otorgando mayor fuerza al fondeo colectivo. Incluso, en 2014, posterior a un estudio para comprobar la viabilidad de este tipo de financiamiento en México, FOMIN (Fondo Multilateral de Inversiones del BID) le otorgó al gobierno 1.5 millones de dólares para desarrollar el ecosistema de éste.

Existen cuatro modelos diferentes de crowdfunding:

Cada uno de los tipos de crowdfunding tiene diferentes implicaciones para el emprendedor, el inversionista y todo el ecosistema, las cuales son importantes considerar antes de invertir o levantar capital.

Conforme se ha popularizado este modelo de financiamiento, cada vez escuchamos más acerca de su efectividad e impacto positivo. La primera ventaja es que democratiza el proceso de levantamiento de capital. Pone al alcance de cualquier persona, con acceso a internet, la posibilidad de obtener dinero, siempre y cuando su oferta sea valiosa. Además, el proceso es completamente meritocrático, ya que está basado en la oferta y no en cualidades erróneas.

Adicionalmente, ahorra tiempo y dinero. La mayoría de las ocasiones, los emprendedores gastan mucho tiempo preparándose y haciendo varias rondas de levantamiento de capital con bancos e inversionistas; el crowdfunding permite centralizar todo ese trabajo, convirtiéndolo en una rápida estrategia de marketing para publicar en la plataforma y convocar a miles o millones de individuos en una sola ronda. El tiempo promedio que lleva una campaña es de nueve semanas.

También, puede ayudar a establecer una base inicial de clientes. Cuando un negocio está en etapa temprana, probablemente su mayor obstáculo sea agarrar tracción o conseguir consumidores interesados; no obstante, si esta empresa levantó fondos de manera colectiva, al menos tiene una base extensa de personas que conocen y apoyan el producto. Como resultado, muchos de quienes invierten acaban siendo no solo clientes, sino embajadores del producto. Esto siempre puede ser un arma de dos filos, si el proyecto no logra superar las expectativas de los inversionistas.

Asimismo, pone al alcance de los emprendedores una buena forma de validar el mercado y recibir retroalimentación. Pueden recibir comentarios e información valiosa de clientes potenciales o del mercado, que puede ser difícil o costosa de recibir en la etapa en la que se encuentran.

Pero como en todo, el crowdfunding tiene una cara inversa de la moneda que pocos ven o consideran al publicar un proyecto o invertir en él. No todo es impacto positivo y mucho menos una forma “maravilla” de obtener dinero.

Antes que nada, esta clase de financiamiento no es para todos. Las personas que invierten en este tipo de plataformas (específicamente las que son basadas en recompensas), lo hacen porque se identifican con el producto o su uso, por lo cual normalmente se consigue el éxito con productos físicos, innovadores y disruptivos. Por ejemplo, una de las campañas más exitosas es de Helix, una compañía que desarrolló la bicicleta que mejor se dobla para ser transportada o guardada, y que logró recabar 2.6 millones de dólares. Es muy difícil que negocios B2B, proyectos muy complejos y técnicos sean exitosos levantando capital a través de este método, ya que son difíciles de explicar o no pueden dar algo tangible a cambio de la inversión.

Tampoco es muy común que sirva para levantar montos elevados de capital aunque existen excepciones. Regularmente, funciona para ideas que requieren menos de 100,000 dólares para empezar. Si se requiere más de esa cantidad, es recomendable buscar otra fuente más tradicional de financiamiento. En la actualidad, el monto promedio que logra recabar una campaña exitosa de crowdfunding, según estadísticas de la industria, es de 7,000 dólares.

Además, la mayoría de las veces es todo o nada. Casi siempre, las plataformas de fondeo colectivo sólo le otorgan el capital correspondiente al emprendedor, una vez que se haya recopilado el 100 por ciento o más de la meta apuntada para la campaña. Así que si un proyecto no logra recopilar el total, pudo haber perdido tiempo y algo de dinero. En países como México donde no se toma bien el fracaso, el emprendedor también pudo haber pasado la pena de fracasar en público, aunque esto sea parte del proceso de empezar un negocio. Según un análisis sobre las principales plataformas, si una campaña logra recaudar el 30 por ciento de su objetivo durante la primera semana de haberla publicado, su probabilidad de éxito es 90 por ciento mayor que si no llegó a ese porcentaje. Actualmente, menos de un tercio de las ideas publicadas alcanza sus metas.

A parte de esto, muchas veces el proceso de levantamiento de capital está sesgado y da pie a información desacertada. Por lo general, cuando un emprendedor publica su proyecto, informa a su círculo de amigos y familia, quienes casi siempre invierten. Esto, por un lado, ayuda a que el emprendedor llegue más rápidamente a la meta, y por el otro, puede dar pie a malinterpretaciones sobre la demanda del producto. Dicha situación puede traer problemas más adelante, debido a un mal pronóstico y una retroalimentación equívoca.

Este método también puede crear falsas expectativas. Cuando se genera el fondeo colectivo (basado en recompensas), se está realizando prácticamente una preventa del producto, lo cual conlleva que el emprendedor tenga que surtir esas órdenes tras finalizar la campaña. Cuando se alcanzó el éxito, la empresa recibe miles de preórdenes. Típicamente existen errores y retrasos dentro de la producción y cadena de suministro, porque es difícil pronosticar cuántas personas apoyarán el proyecto. Según un estudio de Wharton School, solamente 25 por ciento de las órdenes son entregadas en la fecha prometida. Y es que en muchas ocasiones los inversionistas confunden una plataforma de crowdfunding con una tienda en línea, por lo cual esperan un producto listo al momento de invertir. Esto los lleva a tener una mala experiencia de compra o percepción negativa del producto.

Una de las peores historias de terror en el tema de los retrasos y entregas es la de Pebble. La empresa  desarrolló un smartwatch que fue inesperadamente exitoso. Recibió 69,000 órdenes y recabó 14 millones de dólares a través de Kickstarter. Antes de introducir el Pebble smartwatch, el emprendedor y su equipo no tenían mucha experiencia en producción, solamente habían vendido 1,500 piezas de su producto anterior y la mayoría la habían producido en el garaje. Cuando su campaña empezó a despegar, decidieron tercerizar la producción a una fábrica en China, sin haberlo hecho antes. Tuvieron una serie de imprevistos (por ejemplo, que su adhesivo no servía), lo cual provocó meses y meses de retrasos para entregar sus órdenes. Este tipo de obstáculos son normales para cualquier organización; pero son especialmente más problemáticos para negocios pequeños con presupuestos apretados, los típicos que utilizan el crowdfunding.

Otro de los graves efectos, específicamente del crowdfunding de capital, es que genera una burbuja de valuaciones ilusorias en el ecosistema emprendedor. Este financiamiento consiste en que el emprendedor valúe su empresa y ponga a disposición cierto porcentaje de la misma a cambio de capital. A veces, este proceso lo hace la plataforma; pero igual no lleva a cabo un due diligence intenso como lo haría cualquier fondo de inversión. Aquí es importante notar que el emprendedor y las plataformas normalmente no tienen mucha experiencia valuando, lo cual genera inexactitudes y sesga el valor de los negocios a nivel de todo el ecosistema. Esto eventualmente afecta a los fondos, otros emprendedores y al ecosistema en general.

Muchas plataformas se han adelantado, reconociendo el área gris que hoy existe y las necesidades dentro de este territorio. Por ejemplo, Indiegogo ha empezado un programa con mentores para evitar errores drásticos, y Crowdtilt ayuda a que los emprendedores puedan integrar los procesos de la campaña a los de sus empresas para poder tener mayor control, mejorando la relación con clientes e inversionistas. Este tipo de cambios, empieza a empujar mejoras y establecer nuevas reglas del juego, aunque todavía quedan vacíos en temas legislativos y en el marco regulatorio.

Es un hecho que la brecha entre la realidad y las expectativas ha demostrado ser una excelente herramienta para el crecimiento del crowdfunding y nuevas iniciativas en este espacio; sin embargo, para que se puedan obtener los mejores frutos de este modelo, es esencial que todos los jugadores de la industria cambien su mentalidad, actúen conscientemente y tomen en cuenta las dos caras de la moneda.

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