A lo largo de sus más de 23 años en Aguascalientes, la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) ha seguido la estela del movimiento originado en 1918 con una premisa irrenunciable: defender los derechos humanos y constitucionales de los trabajadores (así como de sus familias), en busca de mejorar sus intereses sociales, económicos y culturales.
Actualmente, la CROM tiene más de 10 mil agremiados. Integra personas de diferentes sectores como taxistas, trabajadores de la industria de la construcción, comercial, seguridad privada, centros de desarrollo infantil, escuelas particulares, entre otros.
Uno de los grandes logros obtenidos por el sindicato, encabezado por el secretario general Jesús Ramírez Pérez, es la exitosa inserción en la industria automotriz, al impulsar mejoras del esquema laboral del estado y proveer otra alternativa sindical a la fuerza de trabajo:
“Recientemente alcanzamos la Toma de Nota del Sindicato Automotriz (otorgada por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social) con trabajadores de la armadora de autos en Aguascalientes (Nissan) y otras empresas del ramo. Ahora los trabajadores tienen otra opción sindical a la que antes le imponían”, señala Ramírez Pérez.
Motivado por el objetivo de implementar programas de bienestar social que ayuden a la economía de los trabajadores sociales -y en pro del desarrollo de los sectores más vulnerables en Aguascalientes-, el sindicato creó la “Fundación JERR”.
“La iniciativa constituye un esfuerzo, primero, para honrar la memoria de Jesús Enrique Ramírez Ramírez, fundador de la CROM en Aguascalientes; segundo, para abordar asuntos sociales que afectan a todos los trabajadores cromistas, pero haciéndolo extensivo a sus familias y a la población del estado”, refiere el secretario general.
A través de la fundación, la organización ha establecido convenios de colaboración con distintas instituciones como el Servicio Nacional de Empleo (SNE), Clínica Renace, Laboratorio San Telmo, Centro de Psicología y Psicoterapia “Seré Conciencia”, UNIDEP, Gimnasio Carbono, INEPJA, entre otros.
La colaboración con el SNE permitió a la CROM colocar rápidamente a los afiliados cromistas que salieron de sus respectivas empresas (por paros productivos ocasionados por la pandemia). En los casos en que los trabajadores permanecieron en sus organizaciones, el sindicato garantizó los ingresos de los trabajadores (aún cuando se detuvieron las actividades).
“Esto se logró por convenios y programas entre trabajadores, empresa y sindicato”, dice Jesús Ramírez, quien ha apostado exitosamente por una sinergia entre las tres partes desde que tomó las riendas del organismo en 2015.
Por último, el dirigente sindical refrenda las bondades que supone establecer un sindicato obrero para el crecimiento de las empresas: mejora la comunicación con los trabajadores, impulsa su bienestar y, naturalmente, detona una mayor productividad en la organización.