Estamos acostumbrados a pensar que si una empresa está muy endeudada no es una buena señal, pero esto dependerá únicamente del grado de apalancamiento de la compañía. Sin embargo, en prácticamente todos los escenarios, el obtener una deuda es con el objetivo de lograr un crecimiento, y por lo tanto habla de una organización saludable.
El nivel de apalancamiento puede depender del sector al que pertenece la empresa; por ejemplo, algunas compañías pertenecientes a la industria relacionada con la energía o la construcción suelen tener altos volúmenes de deuda, debido a la duración de los proyectos que atienden.
Naturalmente, existen factores importantes a analizar al momento de adquirir una deuda, como puede ser la tasa de interés, o si la rentabilidad que se obtendrá de dicho adeudo estará por encima del costo financiero.
Existen otros factores para la adquisición de deuda, como lograr objetivos fiscales; o cuando el modelo de negocio tiene márgenes de rendimiento muy bajos, pero la obligación es crear valor para el accionista, por lo que la alternativa es aumentar dicha rentabilidad a través del apalancamiento para afrontar nuevas inversiones.
Gabriel Reyes, director de Grupo Financiero Monex, refiere que aproximadamente el 70 por ciento de las empresas en la región tienen algún grado de apalancamiento.
Una de las herramientas crediticias más utilizadas es el crédito simple, el cual casi siempre es requerido para compras de activos, en donde el objetivo es buscar plazos más largos así como un esquema de pago que se adapte a las necesidades de cada empresa.
Por otro lado, las compañías más sofisticadas utilizan líneas de crédito para innovar su producción y su planta productiva, aunque la gran mayoría de las organizaciones mexicanas piden crédito para capital de trabajo.
Finalmente, otro tipo de crédito muy solicitado es el revolvente, el cual su razón de ser es tener dinero disponible siempre.