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COVID-19, levantarse en 2020: La salud de una industria que cura

Por: Ignacio García Téllez, Director del Sector Salud de KPMG en México

Para atender oportunamente la emergencia por Coronavirus (COVID-19) se requiere una gran capacidad y respuesta diagnóstica, básicamente por parte de laboratorios con tecnología para identificar la estructura molecular de los agentes infecciosos y su presencia en pacientes.[1]

También resulta fundamental contar con infraestructura hospitalaria, tanto de profesionales para la salud como de instalaciones con habitaciones para aislamiento y cuidados intensivos, así como tecnológica para apoyar cualquier deterioro de la función pulmonar, entre otras. Más importante aún es acatar las disposiciones y sugerencias preventivas,[2] pues de otra manera el sistema sanitario corre el riesgo de colapsar.

Resulta crucial cuidar los hospitales para que sigan siendo operativos, evitando el arribo de casos dudosos o con síntomas leves, velando por el personal médico y de primer contacto, proveyéndoles material suficiente para su protección y la atención de los pacientes. Sobre todo, es importante contar con un árbol de decisiones en cuanto a qué casos ameritan hospitalización, cuáles no y lograr que la resolución se respete.

Tecnología al servicio de la salud

La tecnología es un aliado en esta sencilla e importante acción. Más del 8% de los casos en Italia corresponden a personal médico y existen profesionales de la salud asintomáticos que representan una amenaza. El desgaste del personal de salud y la población en general, así como las pérdidas humanas y económicas, son aspectos a tener presentes y a los que debemos sobreponernos como sociedad.

En lo correspondiente a la industria de dispositivos médicos es prioritaria la protección del personal, que incluye a 130,000 personas en 40 plantas de manufactura de talla mundial en México,[3] así como potenciar la automatización de procesos para mantener la continuidad de la producción. Este es un tema relevante, ya que México ocupa el primer lugar en América Latina como exportador de tecnologías relacionadas con el sector salud. En lo correspondiente a la industria farmacéutica, que se encuentra al 74% de la capacidad de producción,[4] es fundamental agilizar la cadena de suministro para ingredientes farmacéuticos activos (API, por sus siglas en inglés), base para la fabricación nacional de tratamientos.

Asimismo, en situaciones como la actual, las inversiones en investigación y desarrollo de las farmacéuticas, así como las alianzas con el mundo académico y el sector público, ponen de manifiesto su valía.

La colaboración es clave

Las condiciones para transformar asertivamente las formas de colaboración entre sectores público y privado, start-ups y centros de investigación, así como entre participantes de la industria de la salud en general, están sobre la mesa y requieren planes de continuidad y estrategias de recuperación adecuados.

Lo anterior debe incluir una evaluación integral de la problemática, tanto del contexto como de la operación de las empresas, así como la priorización de elementos para la recuperación y definición del plan a futuro. También destaca la responsabilidad social de gobiernos, empresas, laboratorios, fabricantes de equipo médico, que han puesto a disposición de las áreas más afectadas los recursos necesarios.

También es importante garantizar la coherencia y la coordinación de mensajes entre los diferentes actores del sistema de salud a nivel regional, nacional y comunitario, para que sean precisos, claros y se actualicen regularmente. Los desafíos están acelerando la adopción de innovaciones en todo el mundo, incluido un mayor uso de canales digitales y aplicaciones para que el público se mantenga informado, se mitigue información errónea y se tomen las medidas pertinentes.

Además de la coordinación, en una etapa de regreso a una nueva normalidad se tiene que hacer frente a las implicaciones, tanto en términos humanos como sociales, institucionales y económicos. Por ejemplo, se calcula que la contingencia de influenza en 2009 impactó al producto interno bruto (PIB) alrededor de medio punto porcentual,[5] básicamente por la reducción de actividades turísticas y de espectáculos.

En cuanto a la COVID-19, al ser una pandemia, las implicaciones podrían abarcar muchas actividades más, junto con un reacomodo de las mismas, por ejemplo: detonar nuevos centros de manufactura y de servicios para tecnologías de información y comunicación. Por otro lado, las implicaciones en materia de comercio internacional aún están por presentarse en toda su magnitud, aunque diversas fuentes sugieren que habrá una reducción principalmente en los bienes que se intercambian, exportan o importan, de hasta cerca de la mitad del volumen global.[6]

Mientras tanto, los médicos y colaboradores en la industria de la salud, gobiernos, empresas y sociedad en general continuaremos haciendo un esfuerzo adicional para limitar el impacto de la pandemia mediante acciones colaborativas entre todos los sectores.

[1] https://www.paho.org/en/documents/laboratory-guidelines-detection-and-diagnosis-novel-coronavirus-2019-ncov-infectionhttps://www.paho.org/en/documents/laboratory-guidelines-detection-and-diagnosis-novel-coronavirus-2019-ncov-infection

[2] https://www.gob.mx/salud/documentos/nuevo-coronavirus-poblacion

[3] http://amid.org.mx/datos/

[4] https://codigof.mx/patricia-faci-asume-presidencia-de-la-canifarma/

[5] https://www.cefp.gob.mx/intr/edocumentos/pdf/cefp/2009/cefp0522009.pdf, https://expansion.mx/economia/2009/05/08/el-impacto-economico-de-la-influenza

[6] https://www.wto.org/english/news_e/news20_e/wtoi_11mar20_e.htm

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