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¿Convienen las plataformas de reserva de hospedaje en línea?

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La tecnología ha cambiado cada aspecto de nuestra vida; la forma en que viajamos no es la excepción. Nuevos medios para buscar hospedaje se han convertido en un excelente negocio y, sobre todo, en una herramienta indispensable para los empresarios que ofertan habitaciones o lugares donde pueden alojarse los viajeros.

Antes, buscar un hotel u hostal requería echarse un clavado a la sección amarilla, a un folleto, o acudir, de plano, a una agencia de viajes. Pero los alcances de la web hicieron que en pocos años las búsquedas fueran más fáciles. Así, nacieron plataformas como Booking, TripAdvisor, Expedia, Hostelworld y Airbnb.

Unas iniciaron antes que otras. Booking, por ejemplo, comenzó como una startup holandesa de reservas de hospedaje en línea, en 1996. Nueve años después, en 2005, fue comprada por la empresa estadunidense Priceline. Su oferta abarca hoteles, hostales, casas y apartamentos.

Airbnb, tal vez la propuesta más joven de este giro, comenzó en 2008, en la ciudad de San Francisco, California, EUA. Se define como un “mercado comunitario basado en la confianza en el que la gente publica, descubre y reserva alojamientos únicos”.

Aunque hay variaciones entre los servicios que oferta cada una, podríamos decir que estas compañías atacan un mismo mercado: personas que buscan hospedaje.

Basta teclear en el buscador de nuestra preferencia la palabra hotel, hostal o habitaciones y el sitio que visitaremos. Las primeras opciones serán, seguramente, algunas de estas empresas. Para los usuarios el proceso es práctico, pues aseguran tener un lugar donde alojarse antes de viajar, pero ¿qué pasa con los anfitriones? ¿qué tan funcionales son, desde el punto de vista del empresario, estas plataformas?

La mayoría de estos sistemas no representan un costo para quienes los emplean. Algunas, como Booking, tienen la posibilidad de reservar gratis, lo cual supone una desventaja para el anfitrión en caso de que el huésped cancele a último momento o, peor, no llegue. Otras como TripAdvisor o Expedia cobran un porcentaje para hacer la reservación.

Para Carlos Ávila Cabrera, estas herramientas son indispensables. Su negocio, Cantabria Suites, definido como arrendamiento de inmuebles equipados para corto, mediano y largo plazo, comenzó hace cuatro meses y ya tiene una buena reputación en algunas plataformas de reserva de alojamiento en línea.

Al principio, cuenta, casi el 90 por ciento de sus clientes llegaban a través de sitios como Airbnb, Expedia y Booking. Aunque manejan otros tipos de publicidad, internet fue el medio por el cual se dieron a conocer.

“En este tiempo, te tienes que adaptar a las circunstancias modernas. Quien no está dentro de las plataformas está fuera de la posibilidad de crear un gran negocio o acercarse al gran público. Internet es un medio extraordinario para darte a conocer”.

El caso de Claudio Juárez Landeros y su hostel, Ágora Traveler House (que hospeda en su mayoría a viajeros europeos, más acostumbrados a este tipo de alojamiento), es similar.

Aunque el hostel aparece en Airbnb, le sirve más Hostelworld, el cual funciona de manera similar a Booking o TripAdvisor. Para Claudio, estos sistemas reducen casi al máximo la necesidad de hacer otra clase de publicidad.

Pero los negocios pequeños o medianos no son los únicos que se anuncian por medio de estas herramientas, también las grandes cadenas hoteleras las utilizan.

Mucho se ha hablado, en artículos web y foros de discusión, sobre la comisión que se cobra a los anfitriones. Algunas posturas sostienen que son un abuso, pues los porcentajes pueden ir, dependiendo de si se quiere aparecer entre las primeras opciones de búsqueda, desde el 20 por ciento al 60 por ciento de comisión. Sin embargo, Carlos Cantabria opina que es un precio justo.

“Nosotros tenemos agentes inmobiliarios a quienes hay que pagarles comisión. Es parte del costo, todas tienen una comisión, es natural. ¿Quién te hace el trabajo y más, cuando funciona gratis para los usuarios?”.

También sucede, comenta Claudio, que algunas personas buscan hospedaje por medio de estos sistemas y después contactan a los establecimientos a través de redes sociales para hacer la reservación directamente. A pesar de que es algo prohibido, muchas veces los hospedadores no pueden evitarlo porque la iniciativa viene de quienes serán sus clientes.

Otra ventaja de estas empresas en línea es que se tiene la posibilidad de calificar los sitios de hospedaje. Esto las convierte en un foro de retroalimentación para los anfitriones y en una guía para quienes buscan alojamiento.

“En términos generales, la gente opina honestamente, quienes somos usuarios de las plataformas hablamos realmente sobre lo que nos pasó”, dice Carlos. Sin embargo, él recomienda aprender a interpretar los comentarios y fijarse si el lugar cumplió con lo que prometió, tiene un buen servicio de limpieza y si dio una buena asistencia en caso de que el huésped necesitara algo.

Un negocio con buena reputación entre los usuarios asegura su clientela. En el caso de Cantabria y Ágora Traveler House, las recomendaciones de sus huéspedes les han llevado más clientes, quienes acuden a ellos directamente, sin intermediarios.

Ambos empresarios coinciden en que las condiciones de seguridad de estos sistemas son confiables. Airbnb, por ejemplo, pone varios filtros para hacer las reservaciones. Si el anfitrión no se siente confiado de aceptar a la persona, el proceso no concluye. Además, ofrecen un seguro en caso de robo.

“Para nosotros ha sido muy enriquecedor estar en estas plataformas. Utilizar la tecnología nos ha permitido tener clientes de muchos lugares, gente que viene de Japón, Estados Unidos, Alemania (…) la verdad, no le encuentro desventajas”, asegura Carlos.

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