Consolidar y defender la Reforma Educativa es un mandato legal, objetivo político y convicción moral, para proteger el derecho de los niños a una educación incluyente y equitativa, incluso contra la demagogia y oportunismo de quienes quisieran hacer de este derecho una moneda de cambio, manifestó hoy el secretario de Educación Pública, Otto Granados Roldán.
En un homenaje a Jaime Torres Bodet, en el marco del 115 aniversario de su natalicio, comentó que se ha emprendido una ambiciosa transformación educativa, para tener mejores alumnos, mejores maestros, mejores escuelas y mejores modelos, planes y programas, pero también para algo tan simple y trascendente, como lo indica el artículo tercero constitucional, contribuir a la mejor convivencia humana y diversidad cultural.
En el salón Iberoamericano de la Secretaría de Educación Pública (SEP), donde se presentaron volúmenes de su obra y vida, editados por el Fondo de Cultura Económica; se canceló un timbre con la imagen de Torres Bodet, y se montó una exposición fotográfica, Granados Roldán expresó la importancia de recordar su obra, y reconocer su legado, con el compromiso gubernamental de custodiarlo y ampliarlo.
Dijo que el mensaje que el Estado mexicano quiere ofrecer al poner la imagen de Torres Bodet en un timbre, refrenda el compromiso de continuar la rica tradición educativa del país, y abundó que la Reforma Educativa, la más importante de todas, representa la apuesta de una formación más sólida y de mayor calidad del talento de los mexicanos del Siglo XXI, para los padres, maestros y educandos.
El secretario de Educación Pública manifestó que el reto hoy, más que la cobertura, es la calidad educativa, para formar capital humano del más alto nivel, que es una de las metas fundamentales de la Reforma y Modelo educativos, con la formación de niños no solamente mejor preparados desde el punto de vista académico, sino para la vida, para su bienestar y felicidad.
Asimismo, dijo que se fortalece el liderazgo pedagógico de los maestros, como actores clave, sobre una base en la que se privilegia su esfuerzo, capacidad y desempeño.
Manifestó que el sentido profundo de la educación es formar personas preparadas, competentes, seguras y exitosas, pero también ciudadanos con respeto a las diferencias, y aprecio a la convivencia civilizada entre culturas, etnias, ideas y credos políticos variados, así como para contribuir a una mejor convivencia humana, con diversidad cultural, ideales, fraternidad e igualdad.