Los lugares de apreciación histórica abundan en Zacatecas. Si uno se adentra más allá de lo conocido, puede encontrarse con grandes sorpresas. Tal es el caso de Altavista, un lugar descubierto en 1908 por Manuel Gamio, que ha guardado sus raíces prehispánicas y exhala un total misticismo y atracción.
El municipio de Chalchihuites resguarda uno de los sitios con gran valor arqueológico en el estado y de la región centro-norte del país: el observatorio Altavista, un lugar que se encuentra sobre el Trópico de Cáncer, un dato que impresiona y ha sido motivo de investigación de los antropólogos.
En un principio los investigadores creyeron que se trataba de una casualidad, pero fue hasta que las indagaciones se llevaron a fondo, que se descubrió la razón de su ubicación. El antropólogo Arturo Montero indica que el Trópico de Cáncer no es un punto fijo, por eso mismo, lo que llama la atención de este espacio es que se sitúa en un punto clave en el que el sol juega un papel importante: “hasta donde el sol da la vuelta”.
Este observatorio fue creado por teotihuacanos y forma parte de tres sitios arqueológicos que tenían el propósito de crear un efecto alucinante: todos apuntan al cerro de El Pelón, que es donde “el sol sale”. Dando a entender que este pueblo conocía el Trópico de Cáncer, lo que les brindó conocimiento de la latitud geográfica.
El equinoccio puede vislumbrarse desde este observatorio sobre el Cerro El Pelón. El espectáculo visual que se ofrece es único y muy revelador sobre los conocimientos de nuestros antepasados. En este espacio también puede encontrarse una arquitectura enfocada en el conteo de los días.
Si bien la forma de sus pequeñas columnas resulta extraña y poco conocida, su orientación es lo que atrae la mirada de investigadores en la materia. Cabe aclarar que se le atribuyen estas construcciones a los astrónomos teotihuacanos, puesto que las tribus indígenas que se asentaban en el lugar, recibían fuerte influencia del centro de México.
