A todos alguna vez nos ha tentado un infomercial televisivo, o nuestras madres han adquirido productos de belleza por catálogo; lo que no conocemos en profundidad es la historia de cómo nació esta modalidad de negocios -que es tan representativa de los tiempos que corren-.
Primero podríamos definir el concepto para luego situarnos históricamente. La venta por catálogos es un sistema de distribución comercial. Es un tipo de venta directa en donde el vendedor no requiere de un intermediario para culminar el canje o transferencia; sino que tan solo visitando al comprador se produce un ida y vuelta que desemboca en la compra del producto. Hoy en día este modelo ha evolucionado, se ha digitalizado y automatizazo.
Bloomingdale’s fue la primera tienda online de esta índole y cambió el paradigma del shopping para siempre, mediante el uso de los catálogos por internet. Uno de los más conocidos en nuestro país es sin duda el Catálogo Andrea, firma 100% mexicana que nació en 1973 como un pequeño taller de calzado, y se expandió nacionalmente a través de la venta a través de folletos.
Ya conocemos el estado actual de este marco de negocios. Pero, ¿cuáles fueron los inicios de la venta por catálogo?
Del Pararrayos a los catálogos
Así como cualquier otro invento que facilite transacciones monetarias o económicas, nació en Estados Unidos. Se dice que Benjamin Franklin en 1744 fue el inventor del concepto básico del catálogo, para promulgar la lectura de distintos libros científicos y académicos de su autoría o gusto. Así es, Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores, el que aparece en los billetes de 100 dólares. Parece mentira, ¡pero está lejos de serlo!
La idea original de Franklin evolucionó a medida que las tecnologías avanzaron. En 1872 Montgomery Ward se presentó como la primera empresa en vender sus productos a través de catálogo. Comenzó con una lista de precios de una sola hoja con 163 productos, dirigido a zonas rurales -cuyos habitaban deseaban obtener los bienes que se vendían en las ciudades-. En solo 10 años, el catálogo, creció con prisa y sin pausa, hasta alcanzar los 10.000 productos en 240 páginas. De ahí su nombre, que pasó a ser: “El Libro de los deseos”.
Como curiosidad, si eres un fanático de los recuerdos históricos, puedes adquirirlo hoy en Amazon España por 103 euros.
El éxito atrajo a sus competidores, y el primero de ellos fue…¡Sears! La popular cadena de tiendas departamentales que opera en nuestro país desde el año 1947.
Del papel a los bytes
Con el advenimiento de Internet, un joven Jeff Bezos se inspiró en la palabra Amazonas, el río más grande del mundo, para nombrar al sitio web que llevaría – empezando por los libros – los catálogos al más alto nivel.
Así fue cómo abrió su web en 1995 y logró en poco tiempo sumar más de 1.000.000 de títulos. Poco después se agregaron videojuegos, CDs, DVDs, y venta de software. Al día de hoy existen múltiples plataformas para armar tiendas online. Llevar un negocio físico hacia lo digital es cada vez más económico y rápido de implementar. Eso sí, no por tener un carrito de compras en línea será garantía de tener cientos de ventas, ya que habrá que acompañarlo por una inteligente estrategia de comunicación y publicidad digital.
El boom digital a causa de la pandemia
En la actualidad, por la situación pandémica, los catálogos y la venta por internet han guiado a los distintos mercados durante este último tiempo.
Las distintas cuarentenas o restricciones han democratizado el terreno del shopping. Las facilidades que ofrece el catálogo digitalizado hace entretenida su utilización hasta para los más chicos (o también para las personas que nunca fueron fanáticas del shopping).
El rango etario también se ha abierto de manera estrepitosa. Es súper útil y adictivo al mismo tiempo comprar ropa, o maquillaje, o lo que sea, con un solo click desde la cama. La industria textil y la industria de la moda han crecido exponencialmente los últimos años por esta herramienta -y por el estado actual del mundo que favorece dicha utilización-.
Según un informe de Forbes, el crecimiento del e-commerce en América Latina que se produjo en el 2020 es el que se estima que se lograría recién en 4 o 5 años.
Más allá de los distintos cambios que se pueden efectuar en esta modalidad para mejorar su uso, estamos tan solo viendo el horizonte de lo que será esta industria. La Inteligencia Artificial será tal vez la próxima tecnología que realice una nueva revolución en el mercado, cuando los algoritmos sean capaces de anticiparse a nosotros mismos acerca de qué queremos comprar.
Ni los más álgidos sueños de la brillante mente de Benjamin Franklin podrían haberse imaginado el devenir de la venta por catálogo. Ahora solo queda esperar, y disfrutar el camino.