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Conoce la historia de Las Planchitas

La famosa cadena de establecimientos de barbacoa hidrocálida platicó a Líder Empresarial su historia, desde sus inicios como puesto ambulante hasta la consolidación de 5 sucursales en el estado con planes de expansión a otras ciudades del país.

Antes de siquiera imaginar el gran éxito que tendría Las Planchitas, José Leonel Oropeza Muñoz director general del negocio y oriundo de Teocaltiche Jalisco vivió muchos obstáculos que casi le hacen renunciar al sueño que hoy da sustento a 60 familias.

Desde muy joven, Leonel Oropeza afrontó a las responsabilidades de un adulto, pues su familia le enseñó a trabajar para salir adelante. Intentos frustrados por terminar la preparatoria (estudió hasta el quinto semestre del bachillerato) y el advenimiento de un hijo a sus 19 años de edad le obligaron a insertarse de lleno en el puesto de tacos de su madre donde trabajaba con su novia Lili desde los 16 años.

“Mi esposa quién es originaria de Aguascalientes y yo nos casamos muy jóvenes, yo tenía 19 años y ella tenía 18, poco después ella me dio la noticia de que estaba embarazada y nos fuimos a vivir juntos”, menciona.

 

 

 

Aunque el negocio no iba muy bien (se vendía sólo los fines de semana), el esfuerzo de Leonel y de su esposa le hicieron reunir el dinero suficiente para abrir una sucursal de Tacomiendo. En un intento fallido por aumentar sus ingresos la pareja optó por diversificar el menú a hamburguesas y otros alimentos de ocasión. En 2001 nace su primer hijo y casi inmediatamente su esposa queda en espera de su segundo bebé por lo que deciden renunciar al negocio y probar suerte en Estados Unidos.

“Todo se me cerró, así que decidí irme a buscar el sueño americano, intenté cruzar de ilegal en 3 ocasiones siempre en camión y sin dinero, pero me detuvieron, finalmente pasé por la frontera de Tijuana, y estuve en California trabajando como soldador, después me fui a Utah a laborar en la obra sin embargo era muy poca la retribución”.

“Ahí aprendí a valorar muchas cosas que había dejado en México, me pregunté ¿qué estoy haciendo? allá tenía mi negocio, lo que quería, mi familia sobre todo, dejé a mi hijo de 2 meses y a mi niña de 2 años, se extrañan mucho, sin embargo te abre mucho el panorama, te das cuenta de muchas cosas”, recuerda.

Luego de un año y medio de estar en el país vecino del norte, su esposa lo animó a regresar a México.

“Siempre tuve la espinita de volver a los tacos, pues me iba bien, así que decidí regresarme, me dije, si tengo la misma mentalidad con la que me vine acá a Estados Unidos puedo crecer también, no necesito estar aquí, y yo creo que es lo que les pasa a muchas de las personas que se van, su mente es lo que hace la diferencia, lo pueden hacer aquí y no lo hacen”, reflexiona.

 

Cuando Leonel se reencuentra con su familia en México se dispuso a abrir un negocio de comida, esta vez con una mentalidad de esfuerzo y dedicación, su idea, traer los famosos tacos de barbacoa de Guadalajara a Aguascalientes.

Su estancia lejos de la provincia le ayudó a entender mucho sobre el consumidor actual, el cual demanda además de un buen servicio y calidad en los alimentos, rapidez.

“Recuerdo que cuando nos íbamos a instalar alguien más nos había ganado la idea, yo me deprimí, esos tacos están precisamente en lugar donde yo había iniciado, era mi lugar y cuando lo abandoné se pusieron los tacos que yo había querido siempre”, menciona.

Las Planchitas

A su regreso de Estados Unidos, Leonel y su familia se mantenían vendiendo ropa en el tianguis de la colonia, por lo cual realizaban continuos viajes a Guadalajara para surtirse de nuevas prendas, en uno de sus recorridos pararon en Tonalá a comer en un restaurante que les llamó mucho la atención, el lugar tenía ambientado rústico y de las paredes colgaban objetos tradicionales entre los cuales se encontraba un montón de planchas antiguas.

Ahí fue cuando se les ocurrió utilizar las planchas en la preparación de los alimentos, logrando la identidad que tanto habían buscado.

Para cocinar más rápido, Leonel calentaba la plancha en el asador mientras preparaba la carne y las tortillas, posteriormente la colocaba encima de la tortilla para evitar girar el taco y calentar ambos lados al mismo tiempo. Leonel define este método como una alternativa artesanal a las loncheras eléctricas.

El puesto le costó 80 mil pesos los cuales consiguió después de vender algunos bienes personales y pedir préstamos, y el apoyo de sus familiares. Así inició Las Planchitas instalándose en el fraccionamiento El Dorado, donde aún continúan.

 

Leonel recuerda que poco después de instalarse, empezaron a surgir muchos negocios similares en el estado, sin embargo, una crisis que incrementó el precio de la carne a casi el 200 por ciento provocó que desaparecieran al no poder costear la materia prima sin subir el precio de los productos.

Las sucursales

“Cuando teníamos año y medio surgió la primer sucursal, un hermano se interesó por el negocio y buscó un lugar para vender tacos, lo encontró en Santa Anita. […] También teníamos muchos clientes que venían del norte, y mi esposa una vez más me animó y lanzamos nuestra tercer sucursal”, comenta.

En ese momento Leonel dejo el carrito y confió en la gente que tenía a su alrededor pues sabía que contaba con su apoyo para hacer crecer el negocio. El reconocimiento llegó a Las Planchitas cuando abrió su cuarta filial en Río San Pedro y finalmente una quinta frente al Instituto Tecnológico de Aguascalientes sobre la avenida Adolfo López Mateos al oriente de la ciudad.

“Cuando a la gente le gusta, empieza a hacer que te la creas y lo intentas, ahí fue cuando empezamos a crecer”, apunta.

El mejor sabor de la región.

De acuerdo con su director general, a futuro Las Planchitas buscará tener presencia, primero en la región, luego en el país y llegar a Estados Unidos.

Actualmente, la empresa se encuentra en una etapa de definición de procesos administrativos y operativos, la cual llevan de la mano de un grupo consultor.

“No volteas a ver que hiciste y cuando menos te das cuenta ya hiciste bastante porque lo haces por gusto, no por dinero, porque quieres que la gente esté contenta, no te importa si no ganas mucho, sólo quieres dar lo mejor, obvio necesitas ganar pero no es lo principal, se vuelve secundario”, concluye.

Leonel Oropeza comparte su filosofía de vida como el consejo que lo ha llevado a ser el empresario que es hoy: «no importa cuanto sepas, sino lo que haces con ello, aprovecharlo y sacarle frutos», reflexiona.

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