Pasado el COVID-19 como la principal amenaza para México, la inflación es ahora el riesgo más acuciante para el poder adquisitivo de las familias y la estabilidad económica del país.
De acuerdo con las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), México cerraría el año con una inflación de 6.8% anual. Este nivel es inferior al de países de América Latina como Argentina, Brasil, Colombia, Chile o Paraguay, pero superior al de Panamá, Bolivia, Ecuador, Guatemala y Costa Rica.
Este fenómeno consiste en el aumento desordenado de los precios de la mayor parte de los bienes y servicios en el mercado por un periodo de tiempo prolongado.
De acuerdo con el Banco de México, una inflación alta y volátil propicia que se reduzcan los horizontes de planeación de los agentes económicos, lo que impacta en sus decisiones de inversión y ahorro de largo plazo. Igualmente, puede desincentivar la generación de proyectos de alto rendimiento social y reducir el crecimiento potencial de la economía.
El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) —indicador que mide la evolución de los precios de los bienes y servicios que se consumen— reveló que hasta el mes de mayo la inflación alcanzó una variación de 7.65% respecto al mismo mes de 2021.
Asimismo, desde marzo de 2021, la inflación ha rebasado el límite establecido por el Banco de México (4%). El ramo de alimentos y bebidas no alcohólicas es el que más presión ejerce; en el quinto mes de 2022, contribuyó en 3.4 puntos a la inflación general.
El aumento generalizado de la inflación arreció en 2021, debido a la prolongación de los cuellos de botella que ocasionó la pandemia en las cadenas mundiales de valor. Aunque algunos analistas consideraron que la inflación sería transitoria tras la pandemia, la guerra en Ucrania ha acelerado los efectos negativos en los precios tanto de energéticos como de alimentos.
Para diversos analistas, la elevada inflación sigue al acecho y el dato de mayo muestra que será difícil hablar de un punto de inflexión en el corto plazo. Si no se presentan grandes eventos disruptivos en los próximos meses, las tasas más altas se registrarán hacia finales del tercer trimestre del año (cuando podría acercarse a niveles de 8%).
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Los bienes se encarecen más en el Bajío
La inflación no es homogénea en el país, pues ciertos estados superaron por mucho el nivel general de mayo, como Oaxaca (9.8%), Campeche (9.6%) y Morelos (9.1%).
En la región Centro-Bajío, la inflación de Zacatecas superó al promedio nacional con una variación de 9.1%. Por ello, se ubicó como la cuarta entidad del país con mayor alza de precios.
En Guanajuato, la inflación alcanzó una variación anual de 8.4%, mientras que en San Luis Potosí y Aguascalientes el nivel también fue superior al promedio general (ambos con 7.7%). Jalisco registró 7.8%.
En contraste, Querétaro reportó el segundo nivel más bajo de México: 6.4% a tasa anual, cifra solo mejorada por la de Ciudad de México (que alcanzó 6.1%).
Paquete contra la inflación y carestía, ¿una solución?
Con tendencia inflacionaria agudizada en los últimos meses, el Gobierno Federal presentó el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) que busca garantizar precios fijos para 24 de los 40 productos que conforman la canasta de consumo básico.
Los puntos principales de esta medida son:
- Aumento de producción de granos.
- Entrega de fertilizantes en nueve estados del país.
- Suspensión de la cuota compensatoria de sulfato de amonio por un año.
- Reserva estratégica de maíz; precios de garantía en maíz, frijol, arroz y leche; así como fortalecimiento del Programa de Abasto Diconsa y Liconsa.
No obstante, los analistas consultados por México, ¿Cómo Vamos? consideran que este paquete tiene varias omisiones y su efecto para contrarrestar el panorama será limitado.
Destacan que el programa pretende ayudar a que algunos artículos de consumo básico no suban de precio, si bien estos son sólo una parte muy pequeña de los considerados para el cálculo del INPC.
Señalan que el PACIC carece de medidas en pro de las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES). Tampoco incluye medidas de emergencia para quienes, a partir de la crisis inflacionaria y de alimentos, pasan hambre.
Al paquete también le faltó un plan para atraer inversiones, desarrollar empleos mejor pagados e incentivar nuevos modelos de negocio (como el nearshoring). El plan debería tener consistencia interna y enfocarse en alentar la oferta de bienes y servicios.
Concluyen que el gobierno requiere hacer un esfuerzo creíble con vistas a eliminar los obstáculos institucionales, de seguridad y de costos hundidos en la producción. Mientras estas condiciones no se cumplan, el efecto del PACIC será muy limitado.