Por Manuel Villalpando Villalpando, Director General de Techno Consulting
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Se habla mucho de la responsabilidad social; se ofrecen cursos, seminarios, conferencias, etcétera; pero, ¿cómo la puedo ejercer desde mi empresa? A continuación desarrollo algunas ideas.
Dado que en nuestras empresas laboran personas, tenemos como líderes empresariales que reconocer la responsabilidad y obligación que tenemos para con todos aquellos a los que directa o indirectamente influimos. Así pues, debemos considerar el llamado efecto mariposa, de tal suerte que el trato, beneficios, prestaciones, incentivos, reconocimientos, alicientes… no sólo repercutirán en nuestro personal directamente, sino de manera indirecta en el estado de las personas que lo rodean.
Veamos un ejemplo: Juan es un trabajador ejemplar, se esfuerza todos los días por llegar a tiempo, cumplir con sus responsabilidades y trabajar en equipo. Por ser humano, posee obviamente cierto grado de falibilidad, por lo que Juan un día se equivoca. El director inmediatamente frente a los demás saca a la luz el error de manera irascible, lo reprende y hace énfasis en que no deberá cometerse nuevamente algo similar. Por otro lado, no se reconoce el buen desempeño general del trabajador frente a los demás. Juan se va a casa devastado. Se siente frustrado y poco comprendido, se desahoga con su esposa e hijos y la situación familiar se torna tensa. Al poco tiempo, renuncia y busca una oportunidad en un lugar en donde se sienta más apreciado. El director se queda rascándose la cabeza pensando por qué se fue un elemento tan valioso de la empresa, si sólo estaba dándole una crítica constructiva en aras del bien común.
¿Qué fue lo que pasó aquí? No sólo no se reconoció el buen desempeño de Juan en la empresa, sino que se señaló su trabajo frente a los demás como algo deletéreo para la empresa en lugar de algo benéfico. Por otro lado, no se dio algún incentivo para premiar su buen desempeño.
En general podemos decir que los incentivos podrán ser materiales o intangibles. Me atrevería a decir que si la remuneración es justa, el incentivo intangible (motivación, retroalimentación positiva, reconocimiento frente a grupo, etcétera) tiene un valor de mayor impacto en la motivación del personal. Por otro lado, si la remuneración es injusta, aunque el intangible sea adecuado, es posible que por necesidad el empleado ser verá obligado a buscar otras opciones.
Así pues, si siempre tenemos presente la manera en que nuestro quehacer directivo incide en nuestro entorno social, podremos hacer de nuestra empresa un lugar mejor, incidiendo positivamente una persona a la vez.