Por Antonio Martín del Campo, Chairman 02X y Venture Studio
“Tienes el poder de cambiar tus pensamientos y tus pensamientos tienen
el poder de cambiar tu vida”.
Ron Willingham
El Producto Interno Bruto (PIB) de México volvería al nivel del 2018 hasta el 2025, según un estudio del grupo financiero Citi, que recortó su proyección para el PIB de México este año a un -11.2% desde un -9.0% previo, citando decisiones políticas inadecuadas para responder a la pandemia de coronavirus.
Lo peor, además de la crisis que desencadenarán estos resultados económicos, es que esos encabezados en los medios que vemos a diario ya están dejando de ser noticia ante la llegada de la nueva nota que viene en la sección de deportes, o peor, la nueva noticia de la pandemia… nos estamos moviendo entre la indiferencia y la costumbre cual cangrejos cocinándose a fuego lento.
Durante años se habló en las escuelas de negocios de todo el mundo que lo único constante en la empresa es el cambio y todos los empresarios aplaudían y celebraban la rapidez en cómo éste llegaba. Con ímpetu modernizadores audaces fueron transformadores de empresas e industrias completas, pero si la velocidad del cambio en los últimos cincuenta años se contaba en décadas (el Ipad ya tiene diez años), ahora lo contamos por meses y en algunos casos por semanas. Los empresarios de antaño en materia de tiempo, contaban con la ventaja del mundo predigital para hacer las cosas.
La nueva normalidad en el mundo de los negocios en tiempos de COVID-19 es que las organizaciones necesitan cambiar para sobrevivir, y muy rápido, aun si éstas están creciendo en su mercado. La necesidad de cambio existe en cada organización, sea la que sea y haga lo que haga.
El “reseteo está siendo global y no hay industria que no esté o vaya a sentir sus efectos con toda su fuerza”. Si su organización no innova de acuerdo con las necesidades y demandas impulsadas por un mercado que cambia casi por minuto, su empresa no lo logrará y será cuestión de tiempo para que forme parte de la historia.
Y el cambio comienza desde los fundadores, el escalamiento no sólo para sobrevivir sino para salir de esta crisis depende más que nunca de escalarnos a nosotros mismos como emprendedores y empresarios. Con esa idea en mente, enunciamos los primeros tres elementos (de los siete) que, según la experiencia de 02X México, pueden permitirte escalarte a ti mismo antes de escalar a tu empresa.
1. Las empresas no escalan antes de que escale la mentalidad de los fundadores
Cambiar a la gente es difícil, pero cambiar uno mismo lo es más, el problema viene cuando sabemos que lo que nos ha hecho triunfar como empresarios en el pasado, en el mundo de hoy no es ni por lejos una garantía que nos va a sacar adelante esta vez. Hay que entenderlo ya: las experiencias anteriores, si no somos receptivos, no nos van a ayudar en esta situación porque no hay referentes ni en intensidad ni en duración.
La mentalidad que ayudará a crear una visión de escalamiento en lugar de una visión de víctima, la encontramos en no tener una mentalidad fija casada con nuestras ideas y con el pasado. Este concepto proviene de la brillantez de Carol Dweck y su libro Mindset: The New Psychology of Success. Con una mentalidad fija, evitamos los retos y desafíos, buscamos constantemente el status quo, no vemos ningún punto en hacer un gran cambio, ignoramos los comentarios útiles y nos sentimos amenazados por el éxito de otras personas.
Con una mentalidad de escalamiento hay un deseo de aprender, aceptamos los desafíos y los transformamos en oportunidades, perseveramos en los contratiempos, vemos el esfuerzo como la clave del éxito, buscamos críticas constructivas y nos sentimos inspirados por el éxito de los demás.
En estos tiempos de crisis existe un espíritu de cambio que contagia a la empresa y es que el emprendedor siempre se ha sentido cómodo con el cambio porque ahí es donde encuentra mayor posibilidad de crecimiento.
2. Exponencial, no cambio incremental. El viaje de cada héroe comienza con una crisis o un llamado a la acción
Esa crisis puede ser interna o externa, pero la mayoría de las personas se sienten tan cómodas que el cambio nunca ocurre en sus vidas. Las recesiones crean destrucción, caos y pérdidas pero también conducen a oportunidades, innovación y avances.
En esta lógica, el cambio que se ya se tiene se debe llevar más lejos, se tiene que hacer exponencial, un cambio que jamás regrese al empresario y, por ende, a la empresa al 27 de febrero del 2020.
Para ello hay que pensar no en varios cambios sino en uno solo, un cambio que como fichas de dominó pueda impactar en varias actitudes, se trata de pensar en ese cambio en Xs, es decir en escalamientos de triple dígito, una acción de grande calado que nos permita salir del status quo, que nos permita comenzar nuestro viaje personal hacia caminos que no hemos transitado, que se vea reflejada en acciones rápidas, contundentes y persistentes.
3. Redefine tu concepto de éxito antes de redefinir el de la empresa
Para Millennials y Gen Z el éxito se parece mucho más a un sólido equilibrio entre la vida laboral y personal, excelentes comodidades laborales, vacaciones ilimitadas, casas pequeñas y frecuentes viajes de placer. Conforme vamos caminando hacia otras generaciones observaremos que el éxito se define de una manera completamente diferente.
Partir de esas generaciones nos permite dejar de pensar en el éxito de una manera monocromática, nos permite reflexionar sobre nuestro propio sistema de creencias, sobre nuestros propios paradigmas. Y es que antes de que ocurra el despertar, ya existe una relación entre las cosas que hacemos conscientemente y las que hacemos inconscientemente.
Inclusive, cuando queremos hacer consciente lo inconsciente para modificar los procesamientos inconscientes integramos algunos mecanismos del cambio a nivel terapéutico. Esta es la evidencia principal que nos dice que somos seres conscientes.
Según el doctor Deepak Chopra, “el prejuicio ciego, el condicionamiento social, la negación, la ignorancia, la mala fe, los hábitos y el drama del placer y el dolor ocupan el dominio de la vida inconsciente. El amor, la compasión, la curiosidad, la creatividad, la comprensión, la empatía y el crecimiento interno ocupan el dominio de la vida consciente”.
Al igual que una empresa, a menos de que nos interrumpamos, nos quedamos atrapados en el mismo ritmo de la vida y nos olvidamos de cambiar: nos olvidamos de innovar en nosotros mismos y cuestionar el significado de nuestra vida. Antes de comenzar cualquier gran cambio, hay que darle un tiempo generoso al replanteamiento de lo que queremos lograr, y lo más importante: para qué y hasta dónde.