La resiliencia empresarial es necesaria para enfrentar lo inesperado al dirigir una empresa moderna. Más allá de evitar riesgos, las organizaciones deben prepararse para responder y recuperarse rápidamente ante cualquier incidente. En este contexto, Marcela Arteaga, directora de Siempsa, ofrece estrategias prácticas para construir una infraestructura de seguridad empresarial sólida, adaptable y actualizada, capaz de proteger tanto la operación diaria como la continuidad del negocio en un entorno en constante transformación.
Respaldar la información: la base de una recuperación ágil
Toda empresa gestiona datos valiosos. Perderlos puede detener operaciones y generar daños irreversibles. Por ello, las copias de seguridad son un deber ineludible. Arteaga recomienda:
“Realiza copias de seguridad de datos críticos de manera regular. Almacena estas copias en un lugar seguro y asegúrate de que puedan recuperarse rápidamente en caso de pérdida de datos.”
Este enfoque garantiza que la empresa pueda volver a operar sin interrupciones largas ni pérdida de información sensible.
Anticipación y organización: claves ante un incidente
Un incidente mal gestionado puede escalar rápidamente. La diferencia entre una crisis contenida y una pérdida millonaria está en tener protocolos definidos y operativos.
Establecer roles, rutas de comunicación y respuestas estandarizadas permite actuar con rapidez y minimizar el impacto. Las empresas deben simular escenarios y probar sus planes regularmente.
Dispositivos móviles: pequeñas puertas a grandes riesgos
Hoy, el trabajo ya no se limita a las oficinas. Empleados utilizan sus móviles para acceder a datos corporativos. Eso abre nuevas superficies de ataque si no se gestionan con políticas claras.
Arteaga sugiere el uso de tecnologías de gestión de dispositivos móviles (MDM) para proteger la información y aplicar configuraciones de seguridad de forma remota. También es vital educar al personal sobre riesgos digitales cotidianos.
Seguridad como cultura, no como protocolo
Involucrar a toda la organización transforma la seguridad en una práctica cotidiana. Una cultura preventiva empodera a los colaboradores y reduce el margen de error humano. Arteaga destaca la importancia de fomentar confianza:
“Haz de la seguridad una parte integral de la cultura empresarial. Anima a los empleados a reportar incidentes o comportamientos sospechosos sin temor a represalias.”
Una cultura sólida actúa como la primera línea de defensa ante amenazas internas o externas.
Asesoría especializada: visión externa, impacto interno
La seguridad cambia a un ritmo que muchas veces supera la capacidad interna de actualización. Por ello, la resiliencia empresarial implica colaborar con especialistas externos, lo que puede marcar la diferencia.
Los expertos en seguridad no solo detectan brechas, también aportan soluciones personalizadas y ayudan a implementar estándares internacionales. Su visión complementa el trabajo interno.
Prevención de extorsiones y robos: Siempsa potencia seguridad con red informativa
Riesgos en la cadena: los proveedores también importan
Una organización es tan segura como su eslabón más débil. Los proveedores y aliados deben cumplir con los mismos estándares de seguridad exigidos internamente. Arteaga insiste en no asumir:
“Asegúrate de que tus proveedores y socios también sigan prácticas de seguridad adecuadas. Realiza auditorías de seguridad en sus sistemas y procesos.”
El monitoreo continuo evita que una falla externa se convierta en una vulnerabilidad propia.
Actualización constante: no te quedes atrás
Las amenazas evolucionan. Los métodos de protección también deben hacerlo. Por eso, informarse, capacitarse y adaptar estrategias es una inversión de supervivencia.
Las empresas deben seguir fuentes confiables, participar en foros especializados y ajustar sus medidas conforme emergen nuevas amenazas. La flexibilidad y el aprendizaje constante se vuelven parte de la estrategia.
Seguridad y resiliencia empresarial: impulso para el desarrollo de Aguascalientes
En Aguascalientes, el ecosistema empresarial crece y se diversifica. Este dinamismo exige organizaciones preparadas no solo para operar, sino para resistir y responder.
Las empresas que desarrollan resiliencia a través de la seguridad ganan en eficiencia, confianza y competitividad. Esta preparación reduce tiempos de inactividad, fortalece la reputación y genera valor sostenible.
Además, el fortalecimiento del sector de seguridad profesional impulsa empleos especializados, tecnología local y servicios de alto nivel. Así, la seguridad se convierte en motor del desarrollo económico regional.