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¿Cómo crear una primera versión de un producto digital?

Por Tomás Sarmiento Armendáriz, Head de Productos y Procesos en Uniclick by UNIFIN

Antes de comenzar, vale la pena poder diferenciar un producto digital de un producto físico. Los productos digitales son aquellos que utilizan algún software, y a veces hardware, para su funcionamiento.  En la mayoría de las ocasiones requieren el uso de una red informática (internet) para la transmisión de información, mientras que un producto físico es aquel que no requiere de ningún tipo de hardware o software para su comercialización. Algunos ejemplos de productos digitales son: sitios web, aplicaciones móviles, e-books, etcétera.

Una de las ventajas de un producto digital es que su comercialización puede iniciar inmediatamente después de la conceptualización y creación, pero permite que exista una evolución y perfección de dicho producto al obtener la información de lo que el mercado va sugiriendo en cambios hasta lograr un producto mucho más robusto de lo que se tenía inicialmente para el mercado objetivo.

Para esto existe un concepto muy utilizado en la industria tecnológica llamado “MVP” (Minimum Viable Product), lo que en pocas palabras quiere decir que es una primera versión funcional del producto y que atiende a un problema en específico.

Para entender un poco más sobre este concepto, me gustaría ejemplificarlo de la siguiente forma:

Imaginemos que hemos encontrado la necesidad de las personas (clientes potenciales) de poder moverse de forma rápida, segura y sin tener que preocuparse por el clima en la ciudad. ¿Qué producto necesitaría este mercado potencial? Para ello, debemos generar una hipótesis que posteriormente validaríamos con datos contundentes.

En este caso, nuestra hipótesis es que los clientes potenciales necesitan un tipo de transporte, por lo que tendríamos que construir y fabricar automóviles, para lo cual comenzamos a dibujar y realizar prototipos del automóvil que, desde su primera versión, va a generar valor hacia nuestro consumidor. Es importante que esta primera versión podamos hacerla en el menor tiempo al mejor costo posible, por lo que ésta quedaría así:

Algo importante es tener siempre la posibilidad de recibir feedback constante del usuario, para lo cual existen múltiples herramientas digitales que nos permiten analizar el comportamiento de ciertos indicadores establecidos.

Una vez recibida la retroalimentación de los clientes nos damos cuenta de que, además de sus necesidades principales (moverse de forma rápida, segura y sin tener que preocuparse por el clima), necesitan espacio de almacenamiento, entonces posiblemente construiríamos una segunda versión que atendiera esta nueva necesidad recién encontrada:

Continuando con la recolección de información y retroalimentación sobre el uso del producto, en esta ocasión identificamos que los clientes, además de lo que ya se tiene, requieren de que el espacio de almacenamiento esté cerrado y pueda llevar consigo a tres pasajeros adicionales, por lo que nuestra siguiente versión probablemente quedaría de esta forma:

Por último, nos damos cuenta de que los clientes están solicitando una mejora estética en color, neumáticos, entre otras cosas, y nuestro producto “final” pudiera quedar más o menos así:

Los productos digitales funcionan exactamente igual, siempre podemos comenzar con una primera versión de nuestra “Aplicación móvil” que nos permita salir de forma rápida al mercado, validar la hipótesis y posteriormente iterar sobre lo ya construido con base en lo que los clientes vayan necesitando.

Uno de los grandes errores de muchos emprendedores es que se esperan a tener una aplicación cien por ciento terminada y afinada, para lo cual ya se habrá invertido una gran cantidad de dinero y tiempo. Lo recomendable es siempre comenzar con alguna hipótesis. Me gustaría utilizar como ejemplo la aplicación tan conocida en el mercado de entrega a domicilio: Rappi.

Rappi comenzó como un experimento en Colombia con la hipótesis de que sus clientes potenciales tenían la necesidad de contar con un “asistente” que hiciera las compras por ellos de forma rápida y efectiva y así fue como en su primera versión (que aún existe) contemplaba poder dar al consumidor la posibilidad de pedir cualquier cosa de cualquier comercio de la ciudad y que se le llevara directamente al domicilio en el que se ubicaba el cliente.

De esta forma, el cliente podría pedir flores, comida, ropa, artículos tecnológicos, etcétera, de cualquier establecimiento dentro de la ciudad. Así fue como Rappi pudo “escuchar al usuario” y entender mejor qué tipo de artículos eran los que necesitaban mayormente sus clientes.

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