Quizá muchos nos imaginamos laborar bajo el esquema del home-office bajo circunstancias normales, no en medio de una pandemia que condicionó a las empresas a migrar hacia el teletrabajo a marchas forzadas.
Esta transición vertiginosa ha impactado en la salud mental de los trabajadores. El home office ya ha generado trastornos en algunas personas como ansiedad, depresión, irritabilidad, estrés crónico y adicción al trabajo.
Hasta hace un año México formaba parte de los países con mayor estrés laboral a nivel mundial, aproximadamente 75% de la población activa lo padece. La COVID-19 pudo haber incrementado estas cifras.
Asimismo, según datos de la Universidad de St. Gallen, la digitalización, reflejada en innumerables reuniones virtuales, aumentó el agotamiento emocional en un 15%.
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Ante este panorama, de acuerdo con Top Employers Institute, los líderes de las organizaciones deben modificar su esquema laboral, diseñar nuevas formas de interactuar con sus colaboradores y generar modelos de trabajo más humanos y empáticos.
“La pandemia aceleró los cambios en materia laboral. Hoy ya es una prioridad dar un enfoque de bienestar, de lo contrario, ninguna dinámica profesional perdurará”, destaca Gustavo Tavares, gerente regional para las Américas de Top Employers Institute, empresa líder a nivel mundial en evaluación de capital humano.
Derivado de lo anterior, Top Employers Institute comparte las siguientes recomendaciones que fomentan un ambiente funcional y más cómodo para los colaboradores:
Eliminar presiones
Una encuesta de LinkedIn señala que 20% de las personas se sienten más presionadas para responder correos al estar en casa, aun en horarios no laborales.
Algunas empresas ya diseñan puestos de trabajo relacionados con la gestión del tiempo y de personas bajo funciones que, más allá de generar estrés por el ritmo laboral, den soporte a los colaboradores en las necesidades y requerimientos para hacer funcional el home office.
“Si bien no todas las empresas pueden agregar más personal a su plantilla laboral, lo que sí pueden hacer es reducir el estrés laboral que supone el home office”, indica Gustavo Tavares.
Diseño de estrategias laborales
Otra recomendación es idear nuevas dinámicas y modelos de trabajo y que se ajusten a la diversidad de sus colaboradores. Prácticas como la capacitación emocional para que el trabajador conozca cómo manejar las relaciones sociales, aun estando “aislado” en su hogar representan efectos positivos en las organizaciones.
También se debe regular el modo en que se emplea el home office, ya que puede perderse de vista el balance entre la vida personal-laboral y solo ver la reducción de costos, así como la ampliación de rendimiento.
Asimismo, también es fundamental garantizar que los colaboradores cuenten con el equipo tecnológico para realizar sus actividades. Si el trabajador está enfocado, no solo en el cumplimiento de objetivos, sino también en la sustitución de las herramientas que no tiene, su estabilidad emocional y rendimiento no serán óptimos.
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Más charlas, menos juntas
Top Employers Institute señala que las juntas laborales orientadas a la retroalimentación tienen un tono demasiado formal, pocas veces genera resultados positivos por el acercamiento tan impersonal que se tiene entre empleador y colaborador.
En este caso, lo mejor es abordarlo a través de charlas distendidas, como “pláticas de amigos”.
“Otro ajuste que se puede hacer es que las charlas, más que ser grupales sean individuales, ya que no todas las personas cuentan con las mismas áreas de oportunidad y, por ende, no todas deben tener la misma retroalimentación. Además, al estar en contacto de forma individual, los colaboradores sienten un trato más personal y seguro para tratar los temas”, expresa la firma.
Curva de aprendizaje
Otro aspecto que deben tomar en cuenta las organizaciones es que el home office puede ser diferente para los colaboradores: o resulta muy sencillo para algunos, o realmente complicado para otras personas. Hay muchos factores que inciden en esto, ya sea el ambiente en el hogar, las condiciones técnicas y personales, así como la carga emocional y social que el teletrabajo supone para el trabajador.
Por ello, las empresas deben asumir que la adaptación y aprendizaje de los colaboradores no será a la par y requiere de estrategias adecuadas de capacitación para lograr los resultados esperados.
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