Por Xicoténcatl Morales Hurtado, CEO SELF México
Los estudiosos del clima confirman que su labor puede ser de lo más desconcertante debido a que las variaciones ambientales son impredecibles (incluso caóticas). Trabajar en el ámbito meteorológico, como se sabe, es una tarea cuyo sentido puede variar de un momento a otro.
A pesar de las alteraciones que comprometen un pronóstico en dicha materia, estos mismos estudiosos aprenden a medir las desviaciones y flujos del viento, fuerzas térmicas o tendencias estacionarias como parte de su trabajo para tratar de identificarlas, comprenderlas y usarlas a favor de las organizaciones que dependen de un correcto análisis atmosférico.
¿A pesar de lo dicho, tienen en verdad una función relevante que hacer? Los aeropuertos, centros de carga costeros u oficinas de logística que trasladan mercancías de un país a otro, se verían en graves problemas si no tuvieran un analista calificado en el tema, lo cual nos da la respuesta.
Lo mismo sucede en la empresa
Al igual que el clima, las tendencias empresariales, modelos de desarrollo corporativo o proyectos innovadores en macronegocios, son actividades que se han vuelto sumamente variables. Las empresas son entidades vivas que enfrentan problemas cuyas causas provienen de diversos lugares y factores (tangibles e intangibles).
El más reciente de todos, la pandemia mundial, ha desafiado instituciones sólidas, pequeñas empresas y grandes consorcios haciendo que abriéramos los ojos a nuevos escenarios.
Estar preparados para lo imprevisible, supervisando las oscilaciones económicas o atendiendo la mutación permanente en las estrategias de los mercados, no suena descabellado después de todo. La empresa tiene muchas facetas que necesitan expertos, consultores y equipadores capaces de responder a fenómenos imprevistos, lo mismo que a etapas de normalidad o regularización.
El modelo de Lewin
Kurt Lewin fue un experto en el tópico del cambio. Hasta cierto punto fue un “climatólogo” de las empresas que tuvo que estudiar psicología y filosofía para comprenderlas a fondo. Su modelo de cambio empresarial (que resumimos en el siguiente esquema) nos dice mucho de lo que estamos viviendo hoy en día a causa del COVID-19.
Aunque no es posible prever el desarrollo de las unidades de negocio de forma definitiva (similar a lo que pasa con el estado del tiempo), no por ello los consultores de empresa dejan de existir.
El cambio planeado es idealmente la manera más adecuada de propiciar una modificación en el comportamiento de una empresa. Pero también existen los cambios inesperados como los que ha provocado esta contingencia sanitaria.
El modelo de Lewin ilustra -a manera de un pequeño sistema- cómo podemos identificar una situación insatisfactoria o inicial, someterla a un proceso ascendente y finalmente lograr un “equilibrio alcanzado” que nos lleva a lo que el mismo autor denomina “situación deseada”.
La secuencia de un cambio
Usamos como referencia este sencillo modelo porque hoy más que nunca los empresarios, gerentes, emprendedores y dueños de negocio necesitan elaborar secuencias de cambio sustancial, diseñando y ejecutando fases concretas para salir adelante de este desafío global que muchos agentes de la iniciativa privada enfrentamos.
Trazar la secuencia de cambio de tu organización no debería resultarte difícil si comienzas a utilizar esta herramienta que puede permitirte aclarar en qué situación actual se encuentra tu negocio (financiera u operativamente), qué fuerzas restrictivas e impulsoras lo rodean y cuál es la situación deseada a la que aspiras llegar, digamos, en los siguientes tres o seis meses (dependiendo tu estilo de planificación).
Un cambio en la dimensión de tu estructura administrativa, en tu sistema de trabajo, rutas de envío o en las estrategias para cumplir tus metas no vendría mal en estos tiempos donde el clima laboral y la atmósfera económica son tan inestables.
Recuerda la lección que nos da la meteorología: pon a trabajar las señales de los tiempos a tu favor e innova en tiempo del COVID-19.