El artículo de la presente edición corresponde a la Generosidad, virtud que ejercitamos con mayor énfasis los días previos a la Navidad.
Educar a nuestros hijos en la virtud de la generosidad no es una tarea sencilla, se requiere para ello constancia y sacrificio, además del testimonio de los padres de familia, para que llegado el momento práctico de ejercitarla, no se opongan a las acciones que brotan del corazón generoso de sus hijos.
En el presente artículo les proporcionaré algunos ejemplos prácticos y concretos para vivir la generosidad, de tal forma que no sea un espejismo propio de la época navideña, el objetivo es que se convierta en un estilo de vida que nos dejará muchas satisfacciones.
Semáforo de la generosidad
Antes de iniciar con las recomendaciones prácticas que realizaré, es conveniente que pongas atención a lo siguiente:
- Luz verde. El primero de tus hijos puede que sea desprendido y no ponga objeción, incluso como padres de familia tal vez hasta tengan que poner un límite a su desenfrenado y abierto corazón.
- Luz amarilla. Podría suceder que otro de tus hijos se desprenda de lo que no necesita, condicionándote a comprarle algo “nuevo” a cambio de la “generosa”, entrega que realizará. En el fondo no es un acto propio de generosidad, es un intercambio de conveniencia, por ello habrá que platicar con tu hijo la importancia del desprendimiento y apego a los elementos materiales.
- Luz roja. Es la más peligrosa, ya que puedes encontrar en ella la negación total y completa de parte de tu hijo a desapegarse de algo “material” que además no utiliza y puede incluso generar un grave conflicto familiar. Habrá que proceder con prudencia, reflexionar que hemos dejado de hacer en la formación de nuestros hijos para que llegue a ese nivel su egoísmo y poner los medios concretos para formarle su generosidad, ya que ahora sólo implica desprenderse de ropa o un juguete, el día de mañana se vuelven problemas y pleitos incluso de herencias entre hermanos que suelen acabar con el buen ambiente que debería vivirse al interior de una familia.
Ejercicios concretos para experimentar la generosidad
- ¿Hace cuánto que no revisas el armario de tus hijos? Podría asegurarte que existe ropa o juguetes casi nuevos. Siéntate con tu hijo o hija y selecciona ropa y juguetes en buen estado, posteriormente suban al auto y den la vuelta por la ciudad, que ellos identifiquen las necesidades que ven en la calle, vuelvan a casa y platiquen de ello. Al día siguiente ya con la cajuela cargada de regalos, visiten aquellos lugares que han elegido en la charla del día anterior para hacer la entrega. Podrás observar en la sonrisa de tus hijos la satisfacción por el acto bueno y generoso que han realizado, platiquen la experiencia en familia, que cuenten lo que sintieron y pídanles que sea un secreto de familia, de tal forma que formemos también en ellos la prudencia, a semejanza de aquella frase que dice “que no se entere tu mano izquierda lo que hace la derecha”.
- Para que la euforia de la Navidad no desaparezca, plantea en tu calendario las siguientes actividades que podrás desarrollar durante todo el año:
- Visita en familia una vez cada tres meses, un asilo de ancianos, que tus hijos platiquen con ellos, pasen un rato agradable con un juego de mesa, leyendo un cuento o simplemente escuchándoles.
- Visita una vez al año a un enfermo, claro que con las medidas de seguridad que ello implica, a esa persona le confortará y a tus hijos les ayudará a comprender que no son dueños de su propia vida, con ello la apreciarán mejor.
- Es importante que por lo menos 2 veces al año los hijos acompañen a su papá o mamá durante una jornada completa de trabajo, ello les permitirá valorar lo que tienen y apreciar el esfuerzo con el que se consiguen las cosas.
Podemos apreciar en lo anterior algunas actividades que implican 10 días al año (de 365), en los que se puede formar a los hijos de una forma extraordinaria en la generosidad, ya sea tanto en la donación de cosas materiales como la entrega de su tiempo. Lo anterior aplica a papá y mamá, ya que son actividades que se hacen en familia, los padres de familia no pueden excusarse en el trabajo, ya que son sólo 10 de 365 días, si como papá pones pretextos para una meta tan baja, pero enriquecedora, ¿qué mensaje estas enviando a tus hijos?, como dice la frase: ¡Con todo o nada!
Hacer el bien a los demás (desinteresadamente), propicia un sentimiento de felicidad indescriptible, te hace sentir pleno…, te invito a vivirlo, experimentarlo y compartirlo. ¿Te atreves?…, puedes enviar tu historia de éxito a mi correo electrónico; [email protected]
Te deseo una Feliz Navidad en compañía de tu familia, amigos y seres queridos.