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Clústers automotrices: ante la regionalización y los retos de recuperación

Manuel Montoya Ortega

El sector automotriz es la principal industria de manufactura en México, ya que representa el   20% del PIB de esta actividad económica y genera alrededor de un millón de empleos. En la región Bajío, esta industria ha tenido un enorme auge durante los últimos años, gracias a sus múltiples fortalezas —como ubicación estratégica, infraestructura de espacios industriales y más—. Por todo esto, las principales armadoras (OEMS) han decidido instalarse en el territorio. 

La región Bajío, considerada “el paraíso automotriz”, es la única en el mundo con siete armadoras de carácter global, donde se conjuntan alrededor de 850 empresas dedicadas a los sectores manufacturero, automotriz y aeroespacial. Estas son las OEMS con presencia en la región: General Motors, BMW, Mazda, Nissan, Honda, Hino y Volkswagen. 

En este sentido, la labor de los clústers automotrices cobra relevancia, debido a su trabajo en conjunto para el desarrollo fructífero de la industria. En entrevista para Líder Empresarial, Manuel Montoya Ortega, presidente de la Red Nacional de Clústers de la Industria Automotriz (REDCAM), apuntó que once clústers del país forman parte de esta gran alianza, los que en conjunto suman más de 600 empresas.

“En cada clúster está el gobierno del estado, sus empresas OEMS, Tier 1, Tier 2, junto con sus universidades, centros de formación técnica y de investigación. Lo que hemos hecho en la red es un instrumento de colaboración; cuando vemos áreas donde podemos colaborar entre regiones, lo aprovechamos”, establece Manuel Montoya. 

Escasez de semiconductores vs industria automotriz 

El presidente de la red comenta que, en 2020, la pandemia golpeó a la industria, con efectos que abarcan desde el confinamiento de los trabajadores hasta los estragos en la economía global. Posteriormente, en 2021, la falta de materiales (especialmente de semiconductores) ocasionó una disminución en la producción de vehículos. 

Previo a la pandemia, en 2018, Norteamérica produjo más de 16 millones de vehículos, cifra que para el 2020 descendió a trece millones y que se mantuvo igual para el año siguiente. De tal forma, se estima que la recuperación de esta industria comenzará a verse paulatinamente después de 2023, según datos expuestos por el presidente de la REDCAM en el webinar “Integración Nacional de la Industria Automotriz a dos años del T-MEC”, organizado por Clúster Industrial

“Para este 2022 no vamos a llegar aún a los niveles de pre pandemia, vamos a tener poco arriba de los 15.2 millones. En este año, no seremos capaces de producir alrededor de ocho millones de coches en Norteamérica, lo que representa 329 billones de dólares de pérdidas para la industria”, dijo Manuel Montoya. 

En cuanto al panorama mexicano, en 2018 hubo una producción de 3.5 millones de coches en el país, cifra que disminuyó a tres millones en los dos años siguientes ante el auge del coronavirus. Para este año se espera una producción de 3.4 millones, con el pronóstico de aumentar a 4.3 en 2024.

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 T-MEC: ¿El paso que le faltaba a México? 

En medio de esta situación de crisis sanitaria y sus consecuencias, surgió el nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el cual, con las reglas de origen, orilla a los fabricantes de coches y autopartes a integrar más contenido regional. Para cumplir con dicha normativa, ha ocasionado la búsqueda de proveedores en el país. 

“El gran reto actual que tenemos como industria y país es tener suficientes empresas de Tier 2 que puedan soportar esta demanda de proveeduría y que sean suficientemente competitivas para capturar ese negocio. Tenemos que integrar proveedores nacionales, no sólo de material directo sino también de servicios y del entorno de cada uno; ser capaces de tener una base fuerte de proveeduría”, apunta el presidente.  

Bajo esta pauta, Manuel Montoya establece que durante estos próximos años se verán dos fenómenos distintos —que, a la vez, son complementarios—: la llegada de Inversión Extranjera Directa (IED) diferente a la habitual, y un potente desarrollo de proveedores locales, que es donde están mayormente involucrados los clústers. 

En cuanto a la IED, señala que México captará inversiones diferentes, ya que el proceso que se había visto anteriormente con el Tratado de Libre Comercio (TLC o NAFTA por sus siglas en inglés) hizo que las grandes armadoras trajeran por consecuencia sus empresas de Tier 1. No sucedió lo mismo con las Tier 2, por lo que esto comenzará a visualizarse con el T-MEC —el cual atraerá mayor cantidad de compañías, pero de menor tamaño—.  

Por otro lado, en lo referente al próximo desarrollo de proveedores locales, el presidente establece que serán estos quienes puedan dar fuerza a las regiones. Al hacer una base de proveedores muy buena, crearán simultáneamente una cadena de crecimiento económico (aspecto que la inversión extranjera no necesariamente genera). 

“El que los empresarios locales capturen negocios de las trasnacionales hace que esa ganancia se quede en la localidad y eso genera crecimiento. Esta es la gran oportunidad que hoy tenemos todos los mexicanos, aprovechar el T-MEC para potenciar la economía en nuestras regiones”, agregó Manuel Montoya. 

Conflicto en Ucrania: ¿Cómo afecta a la industria? 

Manuel Montoya apunta que el actual conflicto entre Ucrania y Rusia ha tenido efectos también en la industria automotriz y de autopartes. Para este y los siguientes dos años, han bajado las expectativas de producción de vehículos a nivel global: de estimarse en 84 millones de coches, disminuyó a 81. 

“Esto se verá reflejado principalmente en Europa; estimamos que cerrará con una producción disminuida a 17 millones de coches, en parte por la baja demanda y también por falta de suministros que eran fabricados en Ucrania, así como por paros en diferentes plantas”, puntualiza.

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