La industria automotriz atraviesa por una transformación imposible de detener; el mercado global ha dado entrada a los vehículos eléctricos, que hoy ya son una realidad, para disminuir el impacto ambiental de los automóviles de combustión. Con este cambio de paradigma y bajo los diversos factores del contexto actual, se presentan nuevos escenarios que deberán enfrentar las empresas automotoras de nuestro país.
En este sentido, Líder Empresarial conversa con presidentes de clústeres y organizaciones empresariales del sector automotriz de Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, San Luis Potosí y Querétaro, con el objetivo de conocer su perspectiva acerca de esta transformación que vive la industria, los retos en puerta para las compañías y el avance de México hacia la electrificación vehicular.
Hace una década, pensar en automóviles eléctricos era inconcebible; ahora, algunas de las más grandes firmas de la industria automotriz del mundo han dado pasos para que esta evolución tome más fuerza. No obstante, los expertos señalan que esta inmersión tendrá una mayor presencia a partir del 2030 o 2035.
Marek Meister, presidente del clúster automotriz de San Luis Potosí, establece que el camino de la electrificación es muy claro para la gran mayoría de las armadoras; tan sólo Toyota y Volkswagen esperan tener más de 70 modelos de diferentes coches electrificados en 2025. Comenta que, tras hitos como este, las empresas deben tomar en cuenta que, en los próximos años, no habrá mucha inversión para la industria de combustión —lo que significa un cambio tecnológico radical—.
“La parte eléctrica va a complementar la parte de combustión, aunque en Europa hay países que apuestan 100% a la electrificación, porque ya tienen la infraestructura. En otros, como México y Estados Unidos, habrá una mezcla de pequeña participación de vehículos eléctricos”, agrega Marek Meister.
Estos cambios tendrán grandes implicaciones para las compañías, sumados a las adversidades actuales. Rolando Alaniz, presidente del clúster automotriz de Guanajuato, indica que, para pensar en una industria futurista, se deben considerar estas áreas de oportunidad al día de hoy: disponibilidad de mano de obra para solventar el crecimiento, cambios en la ley tributaria, transición hacia una paz laboral, seguridad, y todo lo relacionado con el restablecimiento de la parte logística.
“El reto más importante es entender qué papel juega México en este reacomodo político, geopolítico e industrial, una guerra comercial en que indiscutiblemente faltan los suministros. La solución está en restablecer esas cadenas a través de lo que se suele llamar relocalización”, puntualiza el presidente.
Lo anterior converge con fenómenos derivados de la pandemia de COVID-19, como la escasez de chips semiconductores, entre otros. Cuitláhuac Pérez, presidente de Grupo MAEN en Aguascalientes, señala que, ante esta nueva realidad, otro de los principales desafíos recae en que las empresas logren adaptarse.
“Todos tenemos que entender que la infraestructura, las capacidades, los sistemas, las herramientas y la tecnología que estamos utilizando actualmente van a cambiar. Si queremos seguir en el mismo sector, existen muchas opciones, como diversificar los productos; pero, si queremos tener presencia y liderazgo en la industria automotriz, forzosamente tenemos que adaptarnos”, dice Cuitláhuac Pérez.
Te puede interesar…
México, ¿listo para la electrificación?
Renato Villaseñor, presidente del clúster automotriz de Querétaro, fundamenta que otra transformación interesante por la que pasará el país sucederá dentro del sector educativo. Ahora, los egresados de universidades deben introducirse en nuevas áreas y graduarse con el entendimiento del dinamismo que se vive en la industria. En este aspecto, las organizaciones empresariales deben fungir como agentes para lograr una vinculación.
“En el país hay varios aspectos que deberán ocurrir, como inversión pública de mayor valor. Necesitamos detonar la infraestructura de carga y llegar, en algún momento, a que haya incentivos gubernamentales para potenciar el consumo de vehículos económicamente ambientales, también que se generen proyectos de economías circulares”, comenta Renato Villaseñor.
Por su parte, Rubén Reséndiz Pérez, presidente del clúster automotriz de Jalisco, formula que una de las mayores cuestiones ante esta evolución se basa en qué tanta energía limpia puede ofrecer México. Esto puede afectar en la posición actual del país dentro del mercado global y, sobre todo, en las exportaciones a Estados Unidos.
“No podemos esperar más tiempo, tenemos que actuar de manera fuerte. También en los clústeres tenemos que preparar a las empresas para este cambio que no es el futuro, sino una realidad. Los clústeres estamos trabajando de manera conjunta para que México no pierda ese lugar como país productor en la industria de autopartes”, señala Rubén Reséndiz.
Por su parte, Rolando Alaniz menciona que es importante destacar todo el esfuerzo y los logros del empresariado mexicano. Con el tiempo, este ha sabido posicionarse a nivel global dentro del sector automotriz, ante países que cuentan con mayor infraestructura, inversión pública, privada y más aspectos.
“Cuando hablamos de auto eléctrico tenemos que comprender cuál es la función de México en los principales componentes, donde no tiene ese grado de integración laboral. De ahí surgen estrategias como planes de atracción de inversiones, transformación de la industria y el involucramiento de la industria local”, agrega.
¿Empresas rumbo a la obsolescencia?
Los presidentes coinciden en que los vehículos eléctricos no reemplazarán totalmente a los tradicionales. Aun así, las empresas no deben quedarse atrás ante los cambios, ya que aspectos como el tecnológico y de proveeduría se reconfigurarán en mayor proporción.
“Tiene que haber una transición, la proporción depende mucho de la inversión que haga cada una de las armadoras y va a tomar, con el paso de los años, más presencia. Tenemos que buscar otras alternativas, otro tipo de oportunidades en diferentes segmentos y mercados, para complementar esa pérdida”, plantea Cuitláhuac Pérez.
Marek Meister destaca que es importante considerar la diversificación que trae consigo la industria eléctrica, la cual dará origen a muchas innovaciones; no obstante, en los vehículos de combustión ya no habrá mayores revoluciones, sino que se enfocará la consolidación de producción.
“Va a haber empresas que ya se dedicaban al sector automotriz y se sumarán a los cambios de electrificación; sin embargo, habrá empresas que no se dedicaban al sector automotriz y entrarán por las partes eléctricas. Vamos a tener una industria automotriz muy diferente a la que estamos acostumbrados”, explica Marek Meister.
En cuanto al papel de los clústeres en esta transición, los líderes concuerdan en la necesidad de comunicar las necesidades al gobierno y potenciar la colaboración entre la triple hélice. Además, destacan la gran responsabilidad de brindar información a los agremiados, con el fin de crear planes y estrategias en conjunto.
“Tenemos sentados en la misma mesa, en el consejo directivo, a la academia y el gobierno; nuestro gran reto es hacer que los tres hablemos el mismo lenguaje. Al final, como clústeres, tenemos la capacidad de ser los agentes que provean la información en tiempo oportuno y real a todos los actores”, puntualiza Renato Villaseñor.
Los líderes establecen que todos los organismos empresariales — y en particular los clústeres del sector automotriz — están enfocados en fortalecer en todos los sentidos a cada uno de los miembros. Por ello, es necesario tener una planeación estratégica bien armada, estructurada y enfocada en las condiciones actuales, para entender hacia dónde va el sector, leer esta tendencia y estar debidamente preparados.