Icono del sitio Líder Empresarial

Claroscuros de la liberalización de la gasolina ¿qué retos enfrenta el país?

Con la colaboración de Miguel Ángel Marmolejo Cervantes

‘Competencia’ ha sido uno de los términos más usados al hablar sobre la liberalización de los combustibles. Ahora, con el ingreso de algunas industrias petroquímicas extranjeras, el valor de las gasolinas en México se fijará dependiendo de la actividad en el mercado nacional. Este modelo ya ha sido utilizado internacionalmente como política financiera y ha beneficiado el desarrollo de distintos países.

Pero, ¿la liberalización está proyectada para una economía como la de México? Miguel Ángel Marmolejo Cervantes, miembro del Conacyt y especialista en derecho energético, realizó un análisis con Líder Empresarial sobre los pros y contras de este modelo; aunque para él, actualmente, no existe el blanco ni el negro, ya que su aplicación aún está en transición.

Uno de los principales cuestionamientos a este plan energético es el alto precio que podrían tener los combustibles. Instituciones de carácter público y privado han manifestado argumentos a favor y en contra de lo que provocará este proceso en la economía mexicana.

En un comunicado de prensa, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) manifestó que la liberalización traería inversiones al país por encima de los 10,000 millones de dólares, lo cual haría crecer la infraestructura energética y la actividad comercial.

Por su parte, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) explicó en su publicación “Transición hacia mercados competidos de gasolinas y diésel” que México no cuenta con las condiciones suficientes para implementar de manera óptima este modelo. Los altos precios del combustible son reflejo de carencias en varios aspectos: infraestructura, transporte, distribución, almacenamiento y comercialización.

«Lo mejor sería proteger el precio de la gasolina a través de una cobertura financiera, lo cual sería una mejor alternativa para superar la volatilidad de la moneda americana»

Una solución a la dependencia entre dólar y gasolina

La volatilidad del dólar es otra de las preocupaciones para el sector energético de la república mexicana. En el proceso de liberalización, la relación que existe entre el tipo de cambio y el costo de los combustibles en dólares podría generar una constante fluctuación en el precio de las gasolinas.

Para Miguel Ángel Marmolejo, esta es una de las principales desventajas, pues con un peso débil, la liberalización afectará directamente a los bolsillos de los mexicanos. El investigador sugiere que lo mejor sería proteger el precio de la gasolina a través de una cobertura financiera (auspiciada por un megabanco como los de Wall Street), lo cual sería una mejor alternativa para superar la volatilidad de la moneda americana.

La cobertura es un instrumento bursátil por el que se vende un activo a un precio y plazo determinados. Sin importar la variación de costos en un producto, el precio será el mismo y la diferencia la pagará la institución financiera con la cual se contrató este recurso.

Algo similar ocurre con las coberturas contratadas para la venta de la mezcla de petróleo mexicano; sin embargo, en la gasolina no se maneja de la misma forma. Según el especialista, si se conociera un tipo de cambio fijo para los precios de este producto, el vaivén en este no afectaría. “La inversión en la adquisición de la cobertura es costosa, pero lo es aún más, encontrar el dólar en 25 pesos un día y no estar preparados para ello”, comenta.

A pesar de este riesgo económico, Marmolejo argumenta que al ser un modelo técnico aprobado internacionalmente, la liberalización necesita tiempo para madurar. Esto, para generar un periodo de desarrollo de infraestructura, lo cual considera que es la herramienta que más le hace falta al país.

¿La infraestructura de México está preparada para la liberalización?

Las condiciones de México en infraestructura para producción y traslado de combustibles no son las más favorables para la liberalización. Según el informe de Cofece, prácticamente 40 por ciento de los combustibles no son distribuidos por un ducto. Esto da como resultado que el valor de traslado sea hasta seis veces mayor que el realizado por vía ductual, pues los costes de transporte y almacenamiento son mucho más costosos y tardados.

En el caso de las refinerías, la historia es similar. Por tanto, una infraestructura obsoleta propicia el desabasto de gasolina, lo cual es un problema que constantemente ataca al país. Para Miguel Marmolejo, esto se debe en gran parte a la falta de reservas energéticas.

“Veo propuestas para generar impacto, pero no para desarrollar a corto plazo la estructura suficiente”

“Cuando la infraestructura petrolífera falla, en México solo se cuenta con dos días para superar la pérdida y retomar actividad. Si la falla dura más días, no existe almacenamiento suficiente, por lo que se da la escasez del producto”, dice el investigador.

En países como Estados Unidos se cuenta hasta con noventa días de soporte en caso de que sus instalaciones fallen y tengan que parar. Según Marmolejo, uno de los principales proyectos de la Secretaría de Energía (Sener) sería que México cuente con cinco días de reserva para 2019 y busque alcanzar un almacenamiento de producto de quince días.

Sin embargo, la percepción del especialista es que esto suena aún como una meta muy lejana: “Veo propuestas para generar impacto, pero no para desarrollar a corto plazo la estructura suficiente”, menciona.

Precios altos, ¿mejor producto?

La demanda de Pemex en los últimos años superó en gran parte a su producción. Por ende, la importación de combustibles fue aumentando con el tiempo y provocó que la industria petroquímica nacional comenzara a perder más de lo que ganaba.

Miguel Marmolejo considera que con el ingreso de nuevas cadenas de suministro, Pemex buscará estar en el lugar que más le compete. “No será en las gasolineras, suministro ni prioritariamente logística, sino en la reconfiguración de las refinerías y en la exploración y extracción de hidrocarburos, que es en donde se genera la mayor rentabilidad”, explica.

Además, comenta que Pemex rentará parte de su infraestructura a las empresas que ingresen al mercado (temporada abierta). Terminales de almacenamiento y poliductos le podrían generar un beneficio a la petrolera mexicana, por medio del abastecimiento de las necesidades de la competencia.

Desde la perspectiva del consumidor, la liberalización podría significar algo más que un aumento en los costos. El investigador aclara que con la competencia en el mercado de combustibles, los precios no irán a la baja por lo pronto; sin embargo, en un futuro se pagaría más por un producto de mejor rendimiento, el cual generaría mayor eficiencia en la combustión.

Otro beneficio sería la cultura de consumo. Según Marmolejo, por medio de la competencia el ciudadano pedirá más. “Esa es la apuesta. Si funciona el modelo y el consumidor tiene mayor toma de decisión, las gasolineras se exigirán más y buscarán nuevas alternativas para ofertar mejores precios y productos”, expresa.

Salir de la versión móvil