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Ciudad viva, jóvenes en riesgo

El significado del concepto ‘nini’ ha sido ampliamente debatido en México durante los últimos años. La OCDE y el Banco Mundial lo utilizan para referirse a jóvenes de 15 a 29 años que no estudian ni trabajan. Se ha estimado que en el país al menos uno de cada cinco está en esta condición, lo cual sugiere que hay el doble de ninis que en las naciones desarrolladas.

Sin embargo, para los investigadores Gerardo Leyva y Rodrigo Negrete (“Los ninis en México, una aproximación crítica a su medición” en Realidad, datos y espacio. Revista Internacional de Estadística y Geografía. Vol. 4, no. 1, enero-abril 2013), este término es inútil e irrelevante en la república mexicana porque en las estadísticas sobre ellos “no están todos los que son ni son todos los que están”.

Para sustentar esto, los investigadores argumentan que el concepto es aplicado a los jóvenes de países donde la condición de desempleo es de larga duración, algo que en México pocas veces sucede debido a la mayor facilidad que se tiene de entrar y salir del mercado laboral, circunstancia impulsada por la informalidad. Por esta razón, señalan dos errores sobre el uso de esta palabra y la realización de estadísticas a partir de ella: uno, contabilizar como ninis a las mujeres dedicadas al hogar, las cuales proporcionan calidad de vida a sus hijos y ahorro familiar (equivalente a más de 20 por ciento del PIB); y dos, excluir del conteo a los menores de edad (15 a 17 años) que trabajan y no estudian, lo cual viola su derecho constitucional a la educación.

Leyva y Negrete no solo ponen al descubierto la inutilidad de ‘nini’ en el contexto mexicano, sino también proponen construir políticas públicas para los jóvenes en riesgo a partir del enfoque de derecho y las definiciones de ‘trabajo’ de la OIT y ‘juventud’ de la ONU.

Esto, porque en México hay al menos tres millones de personas de 14 a 24 años en riesgo y según la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (Ecopred), 72 por ciento de quienes tienen entre 12 y 29 años cuentan con amigos involucrados en al menos un factor que puede ponerlos en esa situación (alcohol, drogas, narcomenudeo, pandillerismo, armas, acoso, violencia familiar…).

Así pues, no es sorprendente que el país se haya convertido en uno de los más letales para los jóvenes. De acuerdo con un estudio de FLACSO, el promedio de muertes de adolescentes de 15 a 19 años por causa violenta subió de 2,000 a 6,000 por año entre el sexenio de Fox y de Calderón, la peor tasa de América Latina.

Estos diagnósticos muestran que a los jóvenes les faltan oportunidades, no valores. Muchos de ellos sueñan igual que los de ayer; más de la mitad se mudaría de su colonia, si tuviera los medios para hacerlo; alrededor de 70 por ciento cifra sus expectativas de vida en su profesión y formar una familia; 60 por ciento aspira a comprar su casa y 50 por ciento a emprender su propio negocio.

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