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Cinco etapas que marcaron la arquitectura y la historia de la ciudad

Si se quiere conocer la historia de una ciudad, hay que dar un paseo por sus calles y observar sus edificios. Desde siempre, la arquitectura ha sido considerada un arte de alto valor apreciativo y una disciplina imprescindible para la construcción.

En la antigüedad era utilizada, entre otras cosas, para difundir mensajes religiosos entre las personas que no sabían leer. Las fachadas de los templos y capillas estaban decoradas con esculturas de personajes divinos, y los interiores, ilustrados con representaciones gráficas de pasajes sagrados para que los creyentes las interpretaran. La frase «El libro acabará con la arquitectura», incluida en la obra El jorobado de Nuestra Señora de París, de Víctor Hugo, se debe precisamente a este hecho.

En ese entonces, la arquitectura era considerada un soporte para la pintura y la escultura; sin embargo, cuando más personas aprendieron a leer, esta disciplina empezó a hablar de sí misma: del volumen, escala, proporción, color, sombra, luz… Fue así como obtuvo el denominativo «arte de la construcción».

Pero el concepto no alude a la función sino al que la realiza, así piensa Ernesto Martínez Quezada, arquitecto aguascalentense, maestro en diseño urbano con estudios en administración de la construcción y profesor de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Él cree que la arquitectura ha perdido parte de su identidad.

«Los arquitectos nos decimos que lo que hacemos todos es muy similar, que puede ser una arquitectura de buena factura; pero no hay una verdadera revolución que es lo que tenía el movimiento moderno: era revolucionario y experimental cambiar todas las estructuras mentales de cómo habitar un espacio», reflexiona.

Para entender este fenómeno, Ernesto ofrece una mirada a la historia arquitectónica de Aguascalientes, la cual divide en cinco etapas que marcaron a los profesionales de este campo.

Tres siglos de arquitectura tradicional

Duración: 300 años 
Características: Tradicionalismo en todas las obras, influencia de España, edificaciones de corte mediterráneo. 
Edificio icónico: Templo de San Diego 

Los inicios de la arquitectura en el estado abarcan los siglos XVII, XVIII y XIX, según cuenta Ernesto. En este periodo, los constructores eran en su mayoría maestros albañiles o alarifes de formación empírica.

A finales de 1800, la copia de los modelos de construcción estadounidenses estaba muy presente en el país. Los modelos arquitectónicos involucraban estructuras de madera terciada, ladrillo cocido, y la utilización de acero y concreto.

Los ingenieros norteamericanos que venían a instalar los ferrocarriles se convirtieron en los maestros de los constructores de la región. Así, con un conocimiento más exacto del uso del acero, la estereotomía y el trazo de la piedra, se implementaron nuevas técnicas constructivas.

Y aunque todavía queda mucho de estos edificios, la mayoría de ellos ha sido modificada. Tanto la arquitectura religiosa (el Templo de San Diego, Templo de San Marcos y la Catedral de Aguascalientes) como las casas con zaguán y patio (el Palacio de Gobierno y Casa Jesús Terán), son grandes ejemplos de edificaciones tradicionales con mucho valor arquitectónico.

Esta etapa terminó con el movimiento moderno, un estilo que se popularizó en los años 40, con la industrialización y la construcción del Sindicato Ferrocarrilero a fines de 1930.

   

El movimiento moderno (1940-1970)

Duración: 4 décadas 
Características: Racionalismo funcionalista con tintes de neoplasticismo. Se eliminan los ornamentos. 
Edificio icónico: Sindicato Ferrocarrilero de Aguascalientes 

En Estados Unidos, la Gran Depresión fue precedida por el boom de los rascacielos. El repunte de la economía del país vecino del norte favoreció a México con la creación de nuevas vías para el comercio entre ambas naciones.

Aguascalientes fue una de las entidades que más se benefició de este desarrollo (iniciado a fines del siglo XIX con la industrialización siderúrgica y ferrocarrilera); su ubicación en el eje localizado entre la Ciudad de México y la frontera norte le originó un crecimiento exponencial.

Para esta época, el sentimiento de los mexicanos era el de pertenecer a una nueva era posrevolucionaria, moderna y con mayor capacidad adquisitiva.

El neoplasticismo holandés fue la principal influencia del movimiento moderno que apelaba al racionalismo arquitectónico, es decir, eliminar todo lo superfluo y mantener solo lo elemental. En el estado, se desarrolló un estilo influenciado por diferentes tendencias modernas, como las emanadas de la Escuela de la Bauhaus, Le Corbusier, etcétera.

En la década de los 40, llegó a Aguascalientes Francisco Aguayo Mora, el primer arquitecto titulado que se quedó en la ciudad. Trabajó para la iniciativa privada, el gobierno y la iglesia, siendo esta última su principal campo de experimentación arquitectónica.

Aguayo Mora fue el arquitecto que más contribuyó a implantar la arquitectura moderna en la entidad. Entre sus obras más importantes se encuentra el Seminario Diocesano, algunas restauraciones de las iglesias coloniales de la ciudad, la construcción de las escaleras de Palacio de Gobierno, entre otras.

Previo a la llegada de este profesional, se construyó un edificio muy icónico del modernismo: el Sindicato Ferrocarrilero, edificado en los años 30 bajo el estilo de uno de los exponentes más representativos de este estilo, Le Corbusier. El Sindicato tiene los pies derechos “desvestidos”, los vanos totalmente corridos y las columnas remetidas.

“Yo creo que a mucha gente no le gusta, pues puede parecerles un volumen simple, una caja de zapatos, podrían decir; pero en su momento era radical: Aguascalientes probaba querer ser moderno. Es cuando se empieza a usar el concreto armado y se abren los edificios al exterior. Las construcciones empiezan a ser más transparentes en sintonía con la idea de que el hombre moderno debe ser igualmente transparente, sin nada que ocultar, racional y sin atavismos de vicios antiguos”, explica Ernesto.

El posmodernismo (1980-1990)

Duración: 10 años 
Características: Reacción al modernismo, experimentación bajo la vuelta a escena de cánones y sistemas compositivos de la tradición. 
Edificio icónico: Ubicado en el cruce de la Avenida Universidad y la calle Sierra de Humo, en el fraccionamiento Bosques del Prado Sur. 

«Octavio Paz decía que Latinoamérica llegó tarde al banquete de occidente; llegó tarde y se quiso atragantar, no pudo digerir lo que se supone le debía nutrir, cita el arquitecto.

Mientras que el posmodernismo llegó a Europa en los años 60, a Aguascalientes entró hasta los 80. El movimiento emergió como una reacción a las normas estrictas del modernismo. Las formas y espacios funcionales se sustituyeron por estilos ornamentales y se fomentó la expresión del arquitecto con el uso de técnicas, formas y referencias de otras partes del mundo. El bombardeo de películas extranjeras y los viajes intercontinentales de las personas más adineradas inspiraron de manera importante a esta generación.

El posmodernismo ha sido criticado en diversas ocasiones. Algunos arquitectos modernos lo rechazan por considerarlo poco práctico y artificioso.

“En arquitectura, todos los elementos tienen una función estructural o constructiva, hasta los triglifos, que eran para tapar los cantos de las vigas de madera, o las estrías, para que el agua escurra sin detenerse. Todo tiene una razón, si le añades ornamento que no tiene esa función es gratuito y además necesita mantenimiento que a veces es caro”, opina Ernesto.

Frente a la entrada principal de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, se encuentra un edificio cuya construcción presenta tendencias decorativas propias del posmodernismo local de fines de los años ochenta y principios de los noventa. En él, se mezclan grandes lienzos acristalados y recubrimientos brillantes con cornisas elaboradas de piedra y una enorme columna de apariencia helenística en la esquina.

Derroche y austeridad repentina (1990-2000)

 

Duración: 10 años 
Características: Se mantienen algunas expresiones posmodernas durante la primera mitad de la década. En contraste, se observa un cambio drástico al minimalismo durante la segunda mitad del periodo. 
Edificio icónico: Torre Plaza Bosques

En los años noventa, ocurrió un fenómeno por demás interesante. La contrastante situación económica entre los primeros años de la década y la resaca de la crisis del 94 se vio reflejada en la arquitectura local.

Durante esta década, México se conectó al mundo y la brecha generacional se abrió significativamente. Las revistas, programas de televisión, radio y películas estimularon la creatividad de los arquitectos, a lo cual se sumó la expectativa de que México sería un país de primer mundo una vez terminado el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.

En los primeros años de este periodo, la expectativa de una nación en crecimiento motivó el derroche en el sector de la construcción. Para ese entonces, varios arquitectos mexicanos empezaron a tener renombre en la comunidad internacional; algunos de los más destacados fueron Enrique Norten, Isaac Broid y Mario Schjetnan.

Sin embargo, en 1994, la crisis dio un golpe a la arquitectura del país, que sufrió un cambio económico como nunca había visto en décadas. Los edificios pasaron de los adornos casi excesivos e innecesarios del posmodernismo a la sobriedad del minimalismo.

“Antes de la crisis era la pretensión del derroche, como aparentar algo nostálgico; luego, a mediados de los 90, viene otra generación que tiene una reacción hacia esto y empieza el minimalismo; no porque quisieran, sino porque los medios económicos al alcance y la influencia de modelos extranjeros así lo perfilaron, recuerda Ernesto.

Torre Plaza Bosques es el ejemplo perfecto de esta etapa en Aguascalientes. Su diseño es posmoderno, con sistemas constructivos tardo modernos. Por su tamaño y ubicación se ha vuelto un hito urbano y un emblema de la bonanza textil e inmobiliaria local de ese tiempo.

La arquitectura de fotografía y búsqueda de una identidad (del 2000 a la actualidad)

Duración: En proceso 
Características: Edificaciones de impacto, se abandona a la persona como centro de la arquitectura 
Edificio icónico: Macro Espacio para la Cultura y las Artes (MECA) 

La arquitectura actual se ha centrado en rechazar los estilos históricos que la precedieron, basándose en el empleo de nuevas técnicas y materiales; sin embargo, no se ha encontrado un principio estético definido.

De acuerdo con Ernesto, una de las características de este nuevo movimiento es el impacto visual de las obras, formas muy agresivas con un grado de perfeccionamiento técnico muy grande, pero integradas gratuitamente en los edificios.

“Sí hay muchas exquisiteces, pero no son espacios hechos para personas; son edificios creados para la lente de una cámara, no para que alguien los habite”, comenta.

En la entidad, existen varios proyectos arquitectónicos enfocados al rescate de viejas construcciones que tienen el potencial de generar nuevas maneras de encarar el diseño de espacios. Ejemplo de ello es el Macro Espacio para la Cultura y las Artes (MECA), uno de los proyectos culturales más grandes e interesantes del estado.

El MECA es un espacio acondicionado para la expresión artística y cultural. Al igual que el museo Dia:Beacon de Nueva York, nació gracias a la reutilización de un edificio en desuso: el complejo ocupó varias naves industriales de los ex talleres del ferrocarril, con cubiertas de dientes de sierra y columnas de concreto armado que pueden verse sobresalir de los paños ciegos de ladrillo. Para el museo, se acondicionaron espacios internos en comunicación directa con el exterior, por medio de cubiertas a manera de grandes marquesinas que sobresalen de una estructura pensada para brillar con luces led y destacarse por sobre el resto del conjunto.

Respecto a la definición de lo que presentará la nueva etapa de la arquitectura, Ernesto comenta que aún no hay certidumbre de cómo vaya a constituirse.

“Es algo común al finalizar y comenzar un siglo y en nuestro caso, un milenio; es una crisis que entraña todo aspecto de la vida en sociedad, no sabemos cómo van a desarrollarse los planteamientos que acompañan el fin y el inicio de una era. Hipersaturados de información, no tenemos tiempo para pensar, esa es la cuestión y eso es lo que está moldeando la arquitectura. Yo creo que hay mucha incertidumbre y los moldes heredados no son suficientes, pero hay búsqueda y eso es importante”, concluye.

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