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Chief Happiness Officer, el gerente de felicidad organizacional

Por: José Ángel García López, responsable de Capital Humano de Aceves Spirits

Pasamos una tercera parte de nuestra vida en el trabajo. Si restamos nuestras horas de sueño, los desplazamientos y el tiempo que dedicamos a comer, la parte de nuestra vida que dedicamos a trabajar es, sustancialmente, el centro de nuestra vida. Por ende, deberíamos convertirlo en uno de los focos de nuestro desarrollo emocional y el lugar en el que fomentar nuestra propia felicidad.

No en vano muchos de los últimos estudios científicos buscan las claves para conciliar el trabajo y el desempeño de nuestras profesiones con la felicidad personal (y mantenernos alejados del vacío existencial).

Todo eso pasa por convertir los entornos profesionales en mucho más amables y potenciadores de emociones positivas. La maquinaria empresarial suele construir espacios destinados a aumentar el nivel de estrés y se piensa que el aumento de la rentabilidad viene marcado por el aumento de la carga de trabajo (cuando eso nunca ha sido así).

Existe precisamente una relación directamente inversa en ese modelo: cuando reducimos drásticamente el nivel del estrés laboral de nuestros equipos es cuando conseguimos mejorar de manera exponencial nuestra rentabilidad.

Pero, si los últimos avances en psicología organizacional y neurociencias, nos dejan claro que el camino es otro, ¿a qué se debe nuestra incapacidad para cambiar nuestro modelo directivo y de liderazgo?

Chief Happiness Officer, rol en la empresa

En la última década se ha desarrollado con fuerza el nuevo rol de dirección de capital humano: el Chief Happiness Officer (CHO) o gerente de felicidad organizacional. Dado que las mediciones de estrés han incidido en una bajada de la productividad relevante, las empresas han comprendido que deben generar entornos amigables en sus espacios de trabajo. Estos deben fomentar las relaciones interpersonales, el desarrollo personal e incluso tiempos para la meditación

La reflexión en el trabajo nos ayuda a la mejora en el pensamiento estratégico. La alegría y el buen ambiente laboral son la maquinaria química que nos permite mantener una productividad elevada y un pensamiento lateral adecuado. Así se puede solucionar problemas complejos y consolidar la innovación continua como modelo de gestión. 

Las emociones y la felicidad ya no pueden ser un tema tabú en las empresas actuales; de hecho, si nuestras empresas no retoman esos temas de conversación, nuestros propios empleados ya lo hacen. Eso sí es un punto de inflexión. Los motivos de la rotación en las empresas se están reduciendo a uno muy simple: las personas no son felices en sus puestos de trabajo ni, en la mayoría de los casos, en sus relaciones con sus superiores o líderes. 

El Chief Happiness Officer no actúa como un jefe de área, ni como un líder, porque no busca ni necesita brillar. Se convierte en un facilitador de emociones positivas, un creador de sentimientos grupales de pertenencia y de fidelización interna. El CHO es un faro de expertise emocional, que promueve las buenas prácticas y la psicología positiva como nuevo modelo de relaciones.

Son tiempos convulsos, los mercados se construyen y deconstruyen a cada minuto. Únicamente podemos controlar y fomentar que nuestros colaboradores sientan que forman parte de algo superior, y que su desarrollo personal puede estar unido al crecimiento de la empresa (con ellos como parte integrada y activa de la misma). Es, por tanto, que el gerente de felicidad organizacional es un constructor de fidelización interna, una garantía para la rentabilidad corporativa. Nuestros empleados tratan a los clientes como ellos mismos son tratados por nuestras organizaciones.

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