Entre los límites de Aguascalientes y Jalisco, muy cerca de El Llano, se encuentra Betulia -una de las cinco localidades de Lagos de Moreno-, donde se erige el Centro Educativo El Salto, un lugar que se distingue por la armonía que brinda su diseño y cada uno de sus detalles.
Una parte fundamental de dicha institución es el Centro de Convenciones, pues ha estado transformando la realidad no solamente de quienes ahí laboran, sino también de los habitantes de la comunidad más pequeña del municipio jalisciense.
Se trata de un espacio creado hace casi diez años para la convivencia e impartición de cursos de formación humana y espiritual, que hoy se está convirtiendo en el eje de un proyecto social que cuenta con el respaldo de la Universidad Panamericana: el Bachillerato Técnico con Especialidad en Hospitalidad, el cual tiene como protagonistas a las mujeres y visualiza a la educación como un factor de unión para las familias.
La primera etapa de este proyecto estará poniéndose en marcha el próximo ciclo escolar y brindará a las jóvenes de bajos recursos, que habitan en comunidades aledañas, la oportunidad de prepararse profesionalmente.
“Es un plan de gran impacto que ha ido creciendo gradualmente a partir del funcionamiento del Centro de Convenciones. El Bachillerato Técnico, que próximamente iniciaremos, tiene el propósito de brindar a las mujeres la educación que requieren para transformar sus vidas: es un proyecto social que busca favorecerlas a ellas y a la comunidad”, explica Lorenza Larios Córdoba, directora del Centro Educativo El Salto.
La misión que han adoptado es la de formar integralmente a las mujeres a fin de que sean exitosas en la industria de la hospitalidad; les otorgarán las herramientas necesarias para el emprendimiento mediante un modelo educativo que combina las prácticas académicas con el conocimiento teórico.
“Al término de su preparación, las alumnas que ingresen al bachillerato podrán desempeñarse en hoteles, restaurantes, hospitales, comedores industriales e incluso como trabajadoras domésticas profesionales, dado que se les impartirán materias como elaboración de alimentos y bebidas, servicio de ropa y comedores, ama de llaves, relaciones públicas, recepción, entre otras”, agrega.
Para ingresar al bachillerato, las interesadas deberán tener concluida la secundaria y contar con una edad de entre los 15 y 23 años. Además, se contempla ofrecerles residencia estudiantil para que no tengan que trasladarse diariamente de su casa al lugar de estudios, pues muchas de ellas habitan en comunidades lejanas.
“Es un modelo para cerrar la pinza en la formación de las chicas. Es un proceso formativo muy importante. Creemos que tener a la alumna las 24 horas del día durante su estancia será muy favorecedor, porque no solamente aprenderán en las aulas, sino también en la convivencia diaria”, comenta Lorenza Larios.
Una vez que las instalaciones operen a toda su capacidad (contarán con aulas, biblioteca, laboratorios de alimentos y química, salas de estudio y para reuniones con los padres de familia), se espera contar con una plantilla de 50 personas, incluyendo a los profesores.
Y debido a la convicción de no escatimar recursos para cumplir el propósito de empoderar a las jóvenes, se tiene contemplado establecer un sistema de becas y que las alumnas paguen una cantidad mínima, por lo cual desde ahora están abiertas las puertas del centro a todos los interesados en contribuir a que una mujer transforme su proyecto de vida a partir de una educación de calidad.
“En las comunidades más pequeñas y alejadas de México, las mujeres asumen la jefatura de las familias, ya sea porque los hombres se van a trabajar a la ciudad o a los Estados Unidos; por eso estamos encaminados a ellas, porque siguen siendo el núcleo del hogar y factor de cohesión social”, subraya.
En el Centro Educativo El Salto también operan el Centro Integral para la Mujer y la Escuela para Padres, programas que se incorporarán al bachillerato, una vez que entre en funciones.