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Catalina Pérez Correa, investigadora interesada por los efectos del sistema penal en México

Catalina Pérez ha tenido desde su infancia un fuerte interés por el estudio. Sus padres le apoyaron para tener acceso a escuelas de buen nivel, bibliotecas y otras herramientas que impulsaron su desarrollo profesional. El día de hoy, es doctora por la Escuela de Derecho de la Universidad de Stanford en California, columnista de opinión en el diario El Universal y profesora e investigadora del CIDE Región Centro.

Desde que terminó su licenciatura, Catalina se inclinó por analizar el accionar de la sociedad respecto a la ley. Por ello, comenzó a estudiar más a fondo las características del sistema penal y penitenciario en México, así como las políticas de drogas en el país.

Por medio de una investigación etnográfica, Catalina estudió las agencias de ministerio público en la Ciudad de México. A través de una observación vivencial, conoció diversas comunidades en conjunto con policías, peritos y otros miembros del ministerio para tratar de comprender a fondo la cultura jurídica nacional:

“Busqué percibir por qué las prácticas del ministerio público se separan de lo que está establecido en el Derecho. Existen muchas diferencias entre lo que se hace en la práctica y lo que se dicta en las normas”, comenta la investigadora.

La familia: el sector más vulnerado por la ley

Tras publicar sus resultados, Catalina se interesó por conocer otra vertiente en la seguridad pública: los procesos penitenciarios. Para ella, los castigos en los presos perjudican más de lo que benefician. Más allá de regresarlos a una vida de legalidad, se construye una cadena que perjudica directamente a la familia del inculpado. La falta de ingresos, la desatención familiar, así como los mismos gastos provocados por su estancia en la cárcel, son algunas de las afectaciones para estas familias mexicanas.  

“Principalmente las madres de familia son quienes se ven obligadas a trabajar el doble. Deben de lidiar con los sistemas de corrupción para que su pariente tenga una cama dónde dormir en la celda. En los hijos se encuentra mayor incidencia en el abuso de sustancias, problemas de conducta y deserción escolar”, expresa Catalina Pérez, quien culminó esta investigación en el CIDE Región Centro.

“Todas las mujeres tenemos realidades distintas”

A partir de lo observado, Catalina explica que las mujeres en todo el mundo comparten realidades muy distintas en su vida. Sin embargo, la idiosincrasia de muchos hace pensar que todas viven bajo las mismas problemáticas. En su caso, se considera afortunada por las oportunidades que ha tenido, aunque aclara que ha experimentado trabas profesionales debido a que las condiciones laborales no están hechas para que se permita dar espacio a la mujer.

“Es una realidad de las mujeres. Muchas decidimos tener familia y esa decisión tiene costos en tu vida profesional. Yo viví una experiencia similar cuando se me negó dar una cátedra en una universidad extranjera debido a que acababa de tener a mi segundo hijo”, relata Catalina.

La investigadora precisa que la forma más valiosa de atacar este tipo de diferencias a causa  del género es teniendo conciencia de que no es una problemática que corresponda a la mujer, sino que se atribuye a toda una forma de pensar impuesta en la sociedad: “Es necesario romper con muchos ideas erróneas sobre la inclusión, ¿por qué se invita a las mujeres para hablar sobre temas de su género y no de su especialidad profesional? Debemos olvidarnos de esos estigmas”.

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