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Carlos Moreno y el arte de deconstruir la idea del vino

Carlos Moreno

Con una licenciatura en gastronomía y amplio conocimiento de la industria vitivinícola, Carlos Moreno ha presenciado el desarrollo de la profesión de sommelier en Guanajuato, la cual ha tenido un gran auge, ligado al crecimiento de la industria del vino. 

A pesar de que esta carrera no era su primera opción, Carlos ha sabido tanto incursionar en el área como formalizar su pasión en torno al vino y la gastronomía mexicana. Antes de concluir sus estudios, comienza a ejercer sus conocimientos en restaurantes de Los Cabos, como ayudante de barra y mesero. Posteriormente, vuelve a León para desenvolverse como jefe de barra. 

En 2009 comienza su experiencia en la docencia, dentro de la Universidad Tecnológica de León, con la materia de viticultura ​​—lo que lo llevó a prepararse a profundidad en este campo—. Después de estudiar un diplomado en Querétaro, se dio cuenta de que esa era la profesión que quería desempeñar. 

En 2015 participa en un congreso en Manzanillo, para hablar del maridaje guanajuatense. Cuenta que su estrategia fue incluir comida mexicana como quesadillas fritas, chile ancho relleno y más. Esto llamó la atención del público y causó muy buena respuesta. De ahí surgió Maridaje Urbano, un proyecto en que los participantes degustaron el vino acompañado de este tipo de gastronomía. 

“Cuando comencé a desempeñarme en la viticultura, me di cuenta de que se comienza a mezclar lo que se sabe de gastronomía con los conocimientos del vino. Tras varias experiencias con otros sommeliers, supe que yo no quería enseñar el vino como algo cuadrado y lejano, sino como algo relajado”, dice Carlos. 

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También participa en otros congresos en lugares como Comala, León y Celaya. En diversas ocasiones, lidera capacitaciones a personal de restaurantes, como en la Cocinoteca en 2020. Actualmente, trabaja en la Universidad de la Salle Bajío, impartiendo clases de mixología, vitivinicultura y destilados mexicanos; también en la UTL, como gestor de academia y con clases de operación de bar y coctelería, vitivinicultura, y  conformación de menús. 

“En el trayecto de hacer estas actividades, me topé con profesionales que no estaban acostumbrados a ver este tipo de maridajes; sin embargo, al final de la experiencia, les agradaba la sensación. Eso me ayudó a definir el camino que quería tomar”, comenta el sommelier. 

En cuanto al vino guanajuatense, apunta que el estado tiene mucho que ofrecer, ya que una de sus principales ventajas es que hay todo tipo de estilos —con lo que se puede cubrir cualquier gusto—. 

Agrega que algunas metas por cumplir, además de continuar en la docencia, son: realizar una maestría, enfocarse en la investigación y abrir su propio restaurante (con enfoque en cerveza artesanal y gastronomía relajada).

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