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Cancelar Texcoco, ¿sabemos lo que hacemos?

Por: Lic. Joaquín Cruz Lamas

Algunos especialistas, como David Páramo, afirman que, si bien la decisión de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto afectará a inversionistas y las afores tendrán una fuerte minusvalía, no hay motivo real para alarmarse ya que éstas pueden ser recuperadas en los siguientes meses. Lo que es verdad, sin embargo, es que vivimos en un mundo humano, donde los mercados cambiarios dependen, entre otras cosas, de los estados psicológicos y la percepción que ciertos sectores de la población tienen de la realidad. Todo esto va más allá de la razón económica ya que es terreno también de la razón política.

En términos económicos es plausible decir que la decisión de cancelar el proyecto del aeropuerto tiene más contras que pros. Sin embargo, en términos políticos la cosa cambia y hace falta analizar la situación con cabeza fría para dilucidar cuáles son las implicaciones que ésta tiene.

Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de la población, así como la inmensa mayoría de los participantes en la encuesta, no posee los conocimientos especializados en aeronáutica o finanzas públicas para percibir un panorama amplio de lo que ésta decisión implica. Los cual nos lleva a argumentar que se trata de un voto emitido con desconocimiento parcial (casi total) de la materia en cuestión. ¿Cuál es entonces la razón por la cual los votantes votaron de la manera en qué lo hicieron? Una vez que hemos descartado el conocimiento de la materia nos queda aludir al argumento de autoridad, en este caso concreto de una autoridad que se identifica a sí misma como autoridad moral: López Obrador.

La consulta, más allá de su legitimidad, puede ser interpretada como una clara declaración: no importa la decisión que se tome, el electorado que apoya a López Obrador la respaldará. Es decir que el peso de la decisión radica más en quién la toma que en qué decide.

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