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Calvillo, el pueblo que no deja de ser mágico

Calvillo contrasta con el resto de los municipios que constituyen a Aguascalientes: su clima, paisajes y su gente parecen de otro país. En sus calles se respira un ambiente pueblerino relajado y sus colores abrazan al visitante desde el primer momento. Indudablemente, Calvillo es un lugar mágico. 

Al llegar a la localidad, la primera parada que debes hacer es en la Parroquia del Señor del Salitre: su cúpula, la segunda más grande de América Latina, se impone en el paisaje calvillense. Después, te recomendamos pasear por las calles y recorrer el corredor cultural, mientras disfrutas de una nieve o un pan. O si ya es hora de comer, puedes visitar el restaurante Coruja, ubicado a unas cuadras de la plaza principal; su comida contemporánea te enamorará.

Pero la cabecera municipal no es el único sitio que hay que ver. Al tomar la salida a Jalpa, Zacatecas, a unos 20 kilómetros, llegarás a La Cueva, un espléndido balneario en el cual admirarás las cascadas que caen de la Sierra del Laurel y que nutren a la presa de los Serna.

  

Y si eres aficionado a los deportes extremos, en Los Huenchos puedes realizar ciclismo de montaña; pero si tu interés está en la escalada, Los Alamitos y el Salto del Tigre son una gran opción.

En la presa la Codorniz podrás pescar diversos peces de agua dulce, además de que es un excelente lugar para acampar y pasar la noche en contacto con la naturaleza.

Calvillo, esa tierra tan cercana pero tan diversa en comparación al resto del estado, se erige de entre las montañas y las presas para recibir a los visitantes con los brazos bien abiertos.

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