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Calificadoras para dummies o Black Mirror financiero (Parte I)

Imagine que vive en un futuro distópico: Sus relaciones amorosas están orientadas por una red social la cual tiene la capacidad de recomendarle posibles parejas con las que se puede relacionar.

Todo “participante” tiene un puntaje asignado, el cual depende de un patrón único, mismo que pondera las características físicas, intelectuales y sociales de todos los “participantes”, sobra decir que esta información se actualiza de forma constante. Para bien o para mal las personas con un mejor atractivo físico, inteligencia o simpatía tienen un puntaje más alto que aquellas que no cuentan con dichos atractivos o que no los han desarrollado; además de lo anterior el puntaje refleja el comportamiento con sus parejas anteriores, de modo que si ha sido un compañero paciente, amoroso y comprensivo puede incluso superar a aquellas personas con un “atractivo superior” al suyo, y más aún “el sistema” guarda un historial de su desempeño, por lo que si en los últimos meses ha decidido ingresar a un programa de acondicionamiento físico y ha sido bueno con sus últimas parejas, es un hecho que el sistema lo premiará. Caso contrario si ha optado por una dieta poco sana y ser grosero e impaciente en sus anteriores relaciones, el sistema lo castigará degradando su calificación, situación que le complicará relacionarse con potenciales parejas.

Si lo anterior le parece una locura sacada de un capítulo de Black Mirror, la exitosa serie británica disponible en Netflix, esto debería de ser así; pero al mismo tiempo si conversa con un experimentado financiero, le dirá que esto ya sucede en el sistema financiero internacional desde hace bastante tiempo.

En el mundo real, las calificadoras de riesgo hacen las veces de la red social de nuestra distopía amorosa: por voluntad propia, empresas y países se someten al escrutinio de las calificadoras, con el objetivo de obtener una evaluación, mientras más atractiva resulta la calificación, más fácil les resulta relacionarse con inversionista y por lo tanto hacerse con su amor y atención, es decir con su dinero.

En la segunda parte de este articulo le describiré un ejemplo de desenlace de este tipo enredos amorosos-financieros.

 

Por:

Carlos Alberto Cruz Andrade

direccion@mfi.com.mx

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