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Bienvenido al Olimpo

Por Antonio Martin del Campo

Chairman 02X y Venture Studio

 

«Enfóquese en algunos objetivos clave… Solo tengo tres cosas que hacer. Tengo que elegir a las personas adecuadas, asignar el número correcto de dólares y transmitir ideas de una división a otra con la velocidad de la luz. Así que estoy realmente en el negocio de ser el guardián y el transmisor de ideas.”

Jack Welch

 

Uno de los grandes retos de cualquier emprendedor o empresario en su ámbito profesional es lograr el éxito de su empresa, un concepto bastante popular; pero en muchas ocasiones, totalmente subjetivo. Sin entrar en discusiones filosóficas, el éxito, en la mayoría de los casos globalmente aceptados, tiene que ver con crecimiento, el cual es generalmente asociado con una mayor facturación, un mayor número de clientes, más colaboradores y una mayor rentabilidad.

Sin entrar a fondo, si cada una de las variables anteriores son mutuamente excluyentes o si el conocimiento popular está lleno de falacias, el crecimiento entre más rápido se dé irá relacionado con el caos, que en mayor o menor medida es la palabra que muchos emprendedores usan para describir su periodo de hipercrecimiento.

El caos es inevitable cuando el equipo pasa de unos cuantos a cuarenta, ochenta, doscientos o incluso miles de colaboradores en cuestión de unos pocos años.

Los grandes emprendedores no evitan el caos, más bien aprenden a administrarlo y a crear eficiencias para que su producto y organización se adapten a cada etapa de crecimiento. Las cuatro herramientas más populares para lograr esto son:

  1. Pensar en sistemas, no en áreas funcionales. Por definición, el emprendedor es un pensador de sistemas, y uno de los principales retos a los que se enfrenta es el diseño de sistemas y procesos, los cuales le permitan escalar su proyecto y cumplir con la oferta de valor o la premisa que le ayudó a solucionar un problema en el mercado.
  2. Dejar de ser un hombre orquesta. El emprendedor nace como un hombre orquesta capaz de operar en todas las áreas del negocio; pero en la medida que la firma crezca, esto se volverá imposible. Por ello, sus sistemas serán la clave para sobrevivir en las siguientes etapas.
  3. Desarrollar al equipo. Para las empresas de alto crecimiento, esta es una de las grandes prioridades. Si son contratados nuevos elementos, sin duda estos inyectarán una gran energía y buenas ideas; pero siempre existirá una curva de aprendizaje y una adaptación cultural.

Es muy importante pensar no solo en los nuevos puestos que requerirá la organización, sino también en cómo se van a desarrollar y cómo van a ser integrados los colaboradores con más antigüedad. Las competencias y los perfiles de puestos se pueden adquirir; sin embargo, una vez más, estos tendrán que adecuarse a la cultura de la firma y pasar por una curva de aprendizaje, por lo cual hay que balancear el desarrollo del personal más viejo con la integración de los nuevos miembros.

  1. Delegar y empoderar al equipo. Centralizar la toma de decisiones es el método más seguro para acabar con el crecimiento del negocio. Hay que delegar y confiar en la gente. Es relevante descentralizar la toma de decisiones y evitar el microgerenciamiento. A menos que a los gerentes y directores se les dé margen para cometer sus propios errores, nunca aprenderán de ellos, nunca podrán desarrollar experiencia a través de la experiencia.

Para administrar el caos, el emprendedor necesita manos, pero empoderadas; si no, se convertirá en el cuello de botella y en la principal restricción del desarrollo.

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