A lo largo de los años, la carencia de infraestructura accesible en la ciudad ha afectado a un importante sector de la población. Cada día, las personas con discapacidad se enfrentan a obstáculos que no les permiten ir de un lugar a otro y realizar sus actividades.
Como lo certifica la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, la accesibilidad es un derecho que implica la posibilidad de un individuo de ingresar, transitar y permanecer en un sitio de manera segura, confortable y autónoma; lo cual conlleva la desaparición de las barreras del entorno.
Actualmente, el urbanismo enfrenta un gran reto: hacer inclusivos los espacios públicos para que los discapacitados puedan moverse con la mayor eficiencia posible. Aunque todavía queda un largo camino por recorrer, este tema ya está contemplado en la agenda pública.
“Nos falta mucho. Evidentemente, transporte público adaptado no hay; nos falta la parte de accesibilidad en diferentes centros, sobre todo en escuelas y empresas. Yo creo que es parcial, sí se está haciendo, sí se está logrando, y creo que el problema va por la parte de los recursos”, comenta Eduardo Gama, director del Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT) en Aguascalientes.
La discapacidad engloba muchos escenarios, aunque se considera a la de tipo motriz como la más común, con 65 por ciento de prevalencia. En Aguascalientes, se estima que hay alrededor de 60,000 discapacitados que viven en un ambiente poco acorde a sus condiciones, y basta dar un recorrido por la ciudad para constatar este hecho.
Movilidad
El problema más popular o que más se escucha es el de la mala costumbre de ocupar cajones de estacionamiento reservados para la población con discapacidad; pero eso solo es la punta del iceberg.
A decir de Eduardo Gama, el principal desafío para hacer más accesible a Aguascalientes es obtener el capital necesario para realizar dicha transformación. Por ejemplo, a pesar de que ya se ha puesto sobre la mesa el proyecto de adaptabilidad del transporte público, el costo para llevarlo a cabo es elevado.
“Me imagino ya con un transporte adaptado en diez años, donde uno esté esperando el camión y justo a ese nivel salga la rampa sin mayores dificultades. Yo creo que va a ir bien, pero hay que trabajar con conciencia, esfuerzo y recursos”, afirma.
Espacios públicos y edificios inclusivos
Es importante adaptar y rehabilitar espacios públicos con rampas y accesos para los individuos con discapacidad, bajo los lineamientos adecuados, pues de ello depende la utilidad de la obra (por ejemplo, las rampas deben tener una inclinación de entre 6 y 12 grados dependiendo de la acotación del sitio). Por supuesto, también las nuevas construcciones deben ser inclusivas.
“Ese es el inconveniente, que ya vinieron muchas cosas de atrás y ya es muy difícil corregirlo. Se necesitan recursos para hacerlo. ¿Cómo pones un baño más amplio?, ¿cómo entra mi silla de ruedas en un lugar convencional? Aquí, se tiene que hacer que las nuevas escuelas, los nuevos edificios y parques contemplen la accesibilidad”, reflexiona Gama.
Hacia una cultura de la sensibilización
Desde el CRIT, Eduardo Gama invita a crear conciencia y forjar una cultura de sensibilización respecto a la discapacidad.
En la medida en que la población conozca más sobre el tema, el apoyo hacia las personas con discapacidad se volverá más efectivo. Según Gama, esta concientización debe comenzar en el sector educativo, por medio de programas con una metodología clara y ordenada, para que las futuras generaciones ayuden a construir un entorno más incluyente.
“Yo tengo fe en que sigamos avanzando, que mejoremos las cosas que deban mejorarse en accesibilidad y en inclusión, y que los nuevos proyectos se detonen con esta parte legal con leyes que lo soporten. Yo creo que vamos a estar mejor porque así ha sido en estas dos décadas. ¡Qué padre que podamos platicar de esto, hace veinte años ni siquiera se tomaría en cuenta!”.