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Bajío: La región que reactiva su riqueza vitivinícola

El consumo de vinos en México se ha incrementado con el paso del tiempo, a tal grado que de 2013 a 2018 registró un aumento del 8% anual en las ventas. Este ritmo llevó a la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) a reconocer al país como el segundo con mayor tasa de crecimiento mundial, según describe El mercado del vino en México, un estudio de mercado (publicado a mediados de 2020) que contó con la supervisión de la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en la Ciudad de México.

En cuanto a la producción nacional, hasta 2017 el 75% se concentraba en Baja California, dado que es atravesada por la Franja del Vino. Esta ubicación geográfica le brindó las características adecuadas para convertir al Valle de Guadalupe en la región vinícola más importante del país; no obstante, los estados de Coahuila, Querétaro y Guanajuato le han sabido hacer competencia.

Centrándonos en la región Bajío, la tradición vitivinícola ha adquirido mayor fuerza desde el inicio del milenio, atrayendo las miradas nacionales y extranjeras. De acuerdo con los datos recabados en la entrevista de Líder Empresarial con el Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV), actualmente la región suma más de 100 productores que cultivan cerca de 9 mil hectáreas.

De suelos arcillosos y climas áridos

Según mencionan los expertos, para lograr vinos de altura es necesario el balance entre los factores ambientales, minerales y procesos de elaboración; lo que lleva a preguntar, ¿qué distingue a los vinos del Bajío? Además de las condiciones mencionadas, el CMV reconoce: “la innovación, el empaquetado, la oferta enoturística y la gran pasión por el desarrollo de profesionales en el mundo del vino”.

Que los productores apostaran por acrecentar su conocimiento enológico durante décadas ha sido crucial para consolidar las ventajas competitivas del bloque. Cada estado ha puesto sus productos a disposición del mercado, haciendo gala de sus «diferenciadores». En este sentido, el CMV engloba las características en un par de palabras:

Las casas vitivinícolas han realizado un trabajo reconocible para impulsar el sector y llegar a un número más amplio de consumidores. Si bien existe una cartera amplia de productores en el Bajío, el CMV destaca a dieciocho como las principales. Aunque su distribución alcanza a los seis estados, existe una presencia mayoritaria en Querétaro.

La lista está compuesta por las siguientes etiquetas:

Las experiencias relacionadas al vino

Además de saber producir vinos aclamados por los consumidores, la región ha aprovechado la majestuosidad de sus viñedos al abrir sus puertas al público. Ejemplo de ello es la apertura de la Ruta del Vino Aguascalientes, “la cual reúne a productores y experiencias que representan una nueva etapa en el enoturismo y reforzará la presencia vitivinícola del estado”.  

Por su parte, Querétaro y Guanajuato tienen una larga trayectoria en esta categoría turística, pues son reconocidos por aprovechar sus zonas para la realización de eventos, como fiestas y convenciones. Los demás estados no se quedan atrás. Los amantes del vino mantienen el interés de visitar sus casas vitivinícolas, ya sea para el conocimiento de los procesos de elaboración o para dar un aire nuevo a sus celebraciones.

Más allá de la oferta enoturística convencional, Guanajuato cuenta con el Museo del Vino, ubicado en el municipio de Dolores Hidalgo. Está compuesto por cinco salas interactivas en las que ilustran la historia de la bebida y hacen un recorrido desde el trabajo en los viñedos, hasta la gama de etiquetas del estado. A la oferta se añade el Wine bar, donde los visitantes pueden catar algunos vinos. Según el CMV, hasta antes de la pandemia contabilizaba hasta 10 mil visitantes cada año.

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Ante las exigencias del mercado actual

Si bien la comercialización de los vinos del Bajío es exitosa en las estanterías, la adecuación a los nuevos métodos de consumo es esencial. Durante la pandemia los productores han sido conscientes de las necesidades del consumidor, por lo que se ha impulsado la venta digital a través de sus propias páginas web. En este sentido, el CMV considera que “es indispensable que los productores cuenten con servicios de entrega a domicilio o aliarse con las plataformas de venta en línea: Rappi, Amazon, Barriocampo, entre otras”.

La «inclusión» en el enoturismo es uno de los desafíos que la industria debe estar dispuesta a enfrentar, así como la producción de empaquetados que sean comprensibles por un público más diverso. Durante el 2020 se marcó un avance significativo en este propósito: el CMV realizó la Semana de la Inclusión en la Industria Vitivinícola, en la que impartieron capacitaciones en lengua de señas, expusieron etiquetas en braille y realizaron charlas para el público en general.

En los próximos años se espera que la industria vitivinícola continúe su evolución. Con respecto al Bajío, la combinación de experiencia y técnicas innovadoras augura vinos de alta gama, reconocibles en todo tipo de certámenes. Ante un futuro provechoso para la región, sólo basta destapar una botella y esperar los resultados del empeño de sus productores.

Algunos datos que no sabías del vino de la región

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